Jazmín Flores

A Flormira y Mircalla no solo las une el especial lazo de madre e hija, sino también la misma pasión: la . Esa pasión se convirtió en un sueño, por lo que decidieron tomarse de la mano y emprender en el negocio del diseño, fabricación y venta de . Hoy, juntas dirigen Calla Joyería, una de las firmas más buscadas por los diseñadores peruanos y los amantes de la joyería. En el , te contamos su historia.

Mircalla Cerna siempre fue una niña curiosa. Se sentaba al pie de la cama de su abuela, sacaba su joyero y se pasaba el tiempo analizando y preguntando por qué las piedras se llamaban así, de dónde venían, por qué eran de tal color, por qué tenían tal forma. Su madre, Flormira Bazán, está segura que el gusto por las joyas lo heredó de ella.

“Desde muy chiquitita se vestía de bailarina de ballet y se enjoyaba. En eso creo que ha salido a mí. Ella ha crecido admirando joyas, siempre le llamaron la atención desde pequeña”, recuerda Flormira con nostalgia.
(Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)
“Desde muy chiquitita se vestía de bailarina de ballet y se enjoyaba. En eso creo que ha salido a mí. Ella ha crecido admirando joyas, siempre le llamaron la atención desde pequeña”, recuerda Flormira con nostalgia. (Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)

Los primeros pasos: el carrito joyero

Fue el gusto por la joyas de Flormira justamente el que inició todo. Flormira notó que cada vez que se reunía con amigas, siempre le preguntaban por sus joyas. Por eso, aunque no había estudiado nada sobre negocios ni joyería (pues se dedicaba a la docencia), no la pensó dos veces cuando descubrió una oportunidad de negocio en la venta de joyas.Un día, una amiga le dice ‘Flor, qué lindas tus joyas’ y mi mamá le dice ‘¿te gustan? te las vendo’”, pues teníamos un joyero que ocasionalmente hacía joyas para la familia. Así fue como comenzó todo”, recuerda Mircalla.

Mircalla, se siente orgullosa de compartir el mismo espíritu emprendedor de su madre, quien empezó el negocio con un pequeño y modesto joyerito que con el tiempo, se convirtió en una vitrina sobre un carrito con rueditas que Flormira sacaba a la sala de la casa cada vez que sus amigas o familiares se interesaban por sus joyas. “Le decíamos el carrito sanguchero”, dice Mircalla entre risas.

Flormira nunca tuvo desacuerdos con Mircalla sobre el camino o el futuro de la empresa, confiaba plenamente en las capacidades de su adorada hija única. Con orgullo, afirma que los valores y la actitud positiva que le inculcó se ven reflejados en la mujer emprendedora que es hoy.
(Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)
Flormira nunca tuvo desacuerdos con Mircalla sobre el camino o el futuro de la empresa, confiaba plenamente en las capacidades de su adorada hija única. Con orgullo, afirma que los valores y la actitud positiva que le inculcó se ven reflejados en la mujer emprendedora que es hoy. (Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)

Mamá e hija, la dupla dinámica de empresarias

Al igual que su madre, Mircalla también tenía otra profesión (abogada), pero lo dejó todo para perseguir el sueño que compartían desde hace algún tiempo y su madre estaba más que dispuesta a apoyarla. En el 2005, finalmente deciden fundar Calla Joyería, una empresa que vende joyería en base a materiales 100% peruanos como el oro, plata y cobre. Además, cuentan con una amplia variedad de productos como anillos, aretes, brazaletes, cadenas, collares y dijes. Con el paso del tiempo, madre e hija se volvieron una dupla dinámica imparable para los negocios. La tenacidad y determinación de ambas las llevó a lanzar su primera colección pública en el 2011, “Alumbra”, la cual les abrió las puertas al exquisito mundo de la joyería.

Los elaborados y creativos diseños de sus joyas provienen de una combinación de los estilos de ambas: Mircalla aporta una visión moderna y contemporánea, mientras que Flormira una sobria y tradicional.
(Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)
Los elaborados y creativos diseños de sus joyas provienen de una combinación de los estilos de ambas: Mircalla aporta una visión moderna y contemporánea, mientras que Flormira una sobria y tradicional. (Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)

Siempre con sed de conocimiento para mejorar sus habilidades en el negocio, ambas dedicaron cuerpo y alma a la empresa. Juntas, asistieron a numerosas conferencias, talleres y especializaciones en gemología y joyería. “Yo no me canso, siempre estoy ahí, activa”, afirma Flormira. “Sí, ¡mi mamá tiene más vitalidad que yo!”, concuerda su hija.

Al día de hoy, Calla Joyería se ha convertido en una reconocida empresa con más de 13 años de historia. Además de las colecciones propias, trabajaron junto a diseñadores de renombre en la industria de la moda peruana, como (quien fue curadora de su primera colección), (iqueño como ellas), (en colecciones de novias), entre otros.

Tras la llegada de la pandemia, a pesar de que parecía ser una catástrofe para el negocio de la joyería, Flormira y Mircalla nunca se dieron por vencidas. Al contrario, lo tomaron como una oportunidad para expandir sus horizontes y migrar hacia el comercio digital. Resultó todo un éxito. “Fue muy triste que gente muy querida se fuera, nos golpeó, pero no nos íbamos a dejar. Fue una cuestión de actitud. Nos fuimos por otros lados, buscamos otras opciones y le dimos la vuelta a la tortilla. Logramos triplicar en ventas”, afirma Mircalla.

Sin importar el tipo de dificultad que se presente, siempre lo afrontan juntas; pues el lazo entre madre e hija es tan fuerte y especial que no solo se han convertido en socias, sino también en mejores amigas, cómplices y el soporte de la otra. “Yo quizás hubiera dicho para cerrarla, hasta que se vea que pasará. Pero veo el empuje de Mircalla, las pilas y siento ganas de seguir adelante”, revela Flormira.

Para Mircalla, su madre siempre se caracterizó por ser una mujer emprendedora, lo cual la llena de orgullo. “Es mi madre, mi mejor amiga, mi socia. Ella es todo para mí”, agrega.
(Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)
Para Mircalla, su madre siempre se caracterizó por ser una mujer emprendedora, lo cual la llena de orgullo. “Es mi madre, mi mejor amiga, mi socia. Ella es todo para mí”, agrega. (Foto: Violeta Ayasta / El Comercio)

El futuro que ambas anhelan

Madre e hija comparten el mismo deseo: adquirir nuevos conocimientos, hacer crecer la empresa y crear cultura a través del uso de joyería peruana. Poco a poco lo están logrando; pues a inicios del 2022, tuvieron la oportunidad de representar al Perú en la Expo Dubai 2020, una feria cultural internacional que reunió los mejores proyectos empresariales de cada país. Para ellas, este es solo el primero de los muchos logros que esperan alcanzar en el futuro. Y aunque lamentan que no exista una red de joyeros netamente peruanos en los que apoyarse para expandir la cultura de la joyería (como sí hay a nivel global), Mircalla y Flormira se tienen la una a la otra: ellas son su propia red de apoyo.

El Dato

Calla Joyería brinda atención al público en su atelier ubicado en el #360 de Miraflores, previa cita al +51998347016. Puedes encontrarla en sus redes sociales (Instagram y Facebook) como Calla Joyas Perú o a través de su página web .

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