Para Fiorella Vargas, la vida no fue un camino de rosas. A los 15 años, perdió a su madre. A los 17, quedó embarazada. Y aunque su tía materna se convirtió en su apoyo incondicional, la cruda realidad de la maternidad en solitario y la apremiante necesidad de cubrir los gastos de su hogar la llevaron a enfrentarse a una dura lucha contra las adversidades que una sociedad como la nuestra pone en el camino de miles de mujeres a diario. Hoy, con más metas que obstáculos, Fiorella Vargas se ha convertido en una mujer que no está dispuesta a ceder ante los sueños que más anhela cumplir. A puertas del Día Internacional de la Mujer, te contamos su historia.
Residiendo en el distrito de Villa El Salvador y con tres hermanos mayores, Fiorella María Vargas Rivera creció bajo la tutela de su tía materna en un hogar con un padre ausente y una madre trabajadora. Cuando apenas era una adolescente, su madre falleció y su tía se convirtió en su único apoyo incondicional. Gracias a ella, logró terminar la secundaria y estudiar ensamblaje de computadoras, pero poco después salió embarazada.
A los 17 años se convirtió en madre contra su voluntad, pero cuando su hija apenas tenía pocos años, la falta de apoyo económico del abusivo padre la llevó a enfrentarse a una nueva, injusta y dura realidad: ser madre soltera. Desde entonces, comenzó a trabajar. El dinero que percibía no alcanzaba para cubrir las necesidades de su hija que cada vez aumentaban a medida que la pequeña iba creciendo.
“Él siempre me minimizaba para que yo hiciera lo que él quería a través de amenazas y yo tenía que hacer lo que él decía. Tenía que disimular con mi familia para que ellos no se enteraran. Me sentía mal, era una persona muy absorbente, manipuladora, me golpeaba. Le puse varias denuncias”, revela Fiorella. “Minimizaba mis sueños, el que pueda emprender. Quería entrar a la policía y estudiar abogacía. Ser una suboficial abogada. Pero cuando le comentaba y le decía que mis tíos me iban a llevar, él me llevaba a su casa y me encerraba por horas para que no pueda salir”, agrega.
A pesar de todo el dolor, abuso e injusticias que Fiorella aguantó de su pareja, decidió luchar por su hija. Fiorella acudió a instancias jurídicas locales para que el padre también se hiciera responsable. Pero la compensación económica que logró a partir de liquidaciones que empezaron en el 2014, poco a poco empezaron a desvanecerse hasta que 5 años después, ambos desaparecieron por completo: el apoyo económico del padre y del Estado.
“Un abogado me ayudó a hacer el juicio de alimentos de mi hija además de una denuncia para que se quede quieto. No le pedía nada porque él siempre decía ‘tú vendrás a mí a llorarme y rogarme para pedir un sol para tu hija”, recuerda.
Fiorella, una mujer de mil oficios
A la edad que Fiorella se convirtió en madre, su hija se quedó sin padre (sí, se desentendió totalmente). A pesar de la irónica injusticia de la vida, ella no perdió el rumbo ni la motivación de su día a día, su pequeña. Como su único sustento, empezó a trabajar en cualquier oportunidad que se le presentara. Reponedora, promotora y especialista de ventas en Samsung, supervisora en Panasonic, consultora y supervisora en Nextel, entre otros oficios que le brinden el ingreso económico necesario para su hija.
El anhelo por superarse y anteponerse ante las adversidades la llevó a volver a estudiar. En el 2018, a los 32 años, cursó Gestión Empresarial en la escuela EIGER, pero no pudo culminar por la llegada de la pandemia. Lejos de desmoralizarla, Fiorella se enfocó aún más en su trabajo. Sin embargo, en el 2021, se topó con un nuevo obstáculo: el desempleo. La empresa para la que trabajaba redujo el personal, dejando a Fiorella en la calle. La última ganancia, su liquidación, la utilizó sin dudar para pagar el colegio de su hija, logrando que culmine la secundaria.
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Una nueva oportunidad: el CETPRO PROMAE
6 meses Fiorella se la pasó buscando trabajo y nada. Nuevamente, como la mujer perseverante que siempre fue, no se dejó amedrentar. Al contrario, vio en el infortunio una nueva oportunidad para retomar su sueño de estudiar. Es así como llegó al CETPRO PROMAE, donde empezó estudiando Mecánica de Motos, ya que ella tenía una moto en casa y pensó que el curso le podría ser utilitario.
“Como no conseguí trabajo, me fui a PROMAE a estudiar. Jamás pude estudiar lo que he querido, entonces creí que era el momento de hacerlo”, señala.
Una necesidad dio a luz un sueño. El curso le terminó agradando tanto que ahora asiste de lunes a viernes a un taller donde, aunque no cuenta con prácticas remuneradas, tiene la oportunidad de aprender y recibir ganancias de los esporádicos servicios de fines de semana. Es así como Fiorella, la única mujer en el curso, poco a poco se fue abriendo paso en el mundo de la mecánica.
La buena suerte que Fiorella misma se forjó también se proyectó en el amor. Su actual pareja, quien en sus propias palabras le brinda estabilidad emocional y apoyo para crecer, fue quien la animó a estudiar a la par Estética Personal. Gracias al apoyo del Programa de L’Oréal, Fiorella tendrá la oportunidad de continuar sus estudios este 2023. La empresa de cosmética le brinda la plataforma de L’OREAL ACCESS, donde Fiorella tiene a su disposición cursos virtuales certificados para seguir preparándose, los talleres de empleabilidad y plan de negocios; además de productos para tratamientos capilares, peinados, corte y teñido de cabello, entre otros materiales necesarios para culminar sus estudios y lograr el ansiado Certificado del Ministerio de Educación para que pueda encontrar un empleo digno y rentable.
Su espíritu tenaz y emprendedor también llevó a Fiorella a obtener ingresos diarios para su hogar a través de servicios personales de corte y tinte de cabello, además de la venta de gaseosas, queques, agua, dulces y más dentro de su institución y como personal de apoyo en ventas en la vidriería de motos de su pareja.
El sueño de Fiorella: nunca depender de nadie
Aunque todo iba viento en popa, la vida nuevamente le lanzó adversidades. En abril del 2021, la tía a quien amó como su propia madre falleció por COVID-19. “Ser la mujer que ella siempre quiso que sea. Emprendedora. Que no se deja manipular por nadie y puede lograr el objetivo y juntar el dinero para cumplir las metas que quiera sin tener que endeudarme. Y poder llevarla a ella de viaje”, ese era el sueño que, entre lágrimas, Fiorella deseaba cumplir al lado de su tía.
Sin embargo, fuerte y perseverante como siempre ha sido y es, Fiorella logró sobreponerse gracias a su más grande motivación: su hija, quien ahora tiene 18 años. Esperando ser un ejemplo digno para ella, Fiorella ahora sueña en grande: tener su propio taller de motos y un salón de belleza de acá a 5 años. Ciertamente, un sueño que está dispuesta a cumplir por su propio mérito, esfuerzo y mucha fe.
“He superado retos y dificultades y eso me ha hecho fuerte. Soy capaz de salir adelante”, afirma Fiorella con orgullo. “Quiero tener un salón de belleza, una tienda de repuestos, que mi hija termine sus estudios y lograr ser solvente para nunca depender de nadie. Y que ella también aprenda eso porque sabe lo mucho que yo me esfuerzo”, agrega.
Sobre el Programa “Belleza por un futuro” de L’Oréal
En alianza con Ayuda en Acción, la reconocida marca de belleza, L’Oréal, brindó materiales, capacitaciones y seguimiento a las mujeres beneficiarias del Programa “Belleza por un futuro” realizado en el CETPRO PROMAE.
Así como Fiorella, diversas mujeres peruanas que lucharon contra las adversidades lograron adquirir la capacidad para empoderarse, tomar las riendas de su propio futuro y atreverse a soñar en grande. De acuerdo a datos de L’Oréal, con los materiales de aprendizaje entregados y la asesoría continua, la deserción de estudiantes en el centro disminuyó, se generaron más iniciativas de emprendimientos entre las estudiantes, les brindó seguridad en las habilidades adquiridas, les brindó el sentido de identidad y el fortalecimiento de su propia autoestima a pesar de las adversidades.
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