El mejor amigo del hombre más grande en la industria de la moda no fue precisamente un perro. Karl Lagerfeld -recordado diseñador alemán detrás de las casas de moda Fendi y Chanel- se enamoró, más bien, de una gata. Para ser más específicos, de una minina bautizada como “Choupette” (nombre empleado en Francia para referirse a las chicas lindas), de raza Sagrado de Birmania con ojos color azul zafiro.
Corría el año 2011 cuando la minina llegó de manera inesperada a la vida del káiser. En un principio, Choupette pertenecía al modelo francés Baptiste Giabiconi (amigo íntimo del diseñador), quien la había recibido como regalo de cumpleaños cuando solo tenía 10 semanas de edad. A fines de ese año, el modelo viajaría a Marsella para visitar a su madre, y no tuvo mejor idea que dejar a la gata bajo la tutela de Lagerfeld. El modisto dudó. Giabiconi presionó diciéndole que “los gatos se cuidaban solos y que no habría problema” (según una entrevista del mismo al portal web de The New York Times), hasta que Karl aceptó.
-EL REGALO MÁS HERMOSO-
Después de pasar la Navidad del 2011 junto a su madre, Giabiconi retornó a casa con Choupette, dejando Lagerfeld solo de nuevo. “Él estaba molesto. Ni siquiera me dirigía la palabra”, indicó el modelo a The New York Times. Era un hecho. El modisto se había enamorado de la gata, ella se había convertido en su mejor amiga. Luego de una semana de reflexión, el modelo francés tenía claro que Choupette alegraba la vida del diseñador de Chanel, pensamiento que lo llevó a retornar a la gata a manos del káiser.
Según la monografía ‘Choupette: The Private Life of High-Flying Fashion Cat’, el reencuentro fue emotivo. Giabiconi se dirigió al lujoso apartamento de Lagerfeld en el muelle Voltaire y tocó la puerta. Cuando el diseñador abrió, solo apuntó a poner una de sus manos sobre el lomo de Choupette, y segundos después exclamó “nadie podría darme un regalo más hermoso que este”.
Años más tarde el modisto continuó elogiando a la criatura cada vez que podía, tanto en sus redes sociales como en entrevistas con distintos medios: “Ella es un ser divino, ojalá pudiera casarme con ella”, expresó en una conversación con la revista Vanity Fair.
-VIDA DE LUJOS-
No es para menos suponer que Choupette lleva una vida llena de lujos y excentricidades, después de todo no cualquier mascota disfruta de tener como dueño al enigmático Karl Lagerfeld. La gata -aún luego del fallecimiento del diseñador en febrero del año pasado- tiene a su disposición un equipo de cuatro personas, conformado por dos niñeras de lujo, una de las veterinarias más importantes de París y su propio guardaespaldas. Sí, como lo leíste, Choupette cuenta con su propio VIP.
En cuanto a sus gustos, Lagerfeld declaró a Vanity Fair que la minina gusta de oír música sudafricana, y detesta las voces agudas. Además, adora comer caviar y ‘pollo en gelée’ como aperitivo. “Se preguntarán cuál es su cama... por supuesto que una almohada de Chanel. En ella, aparece grabada la frase ‘Ici la place de Choupette’ (‘Este es el sitio de Choupette’)”, señaló también a VF.
La gata de Birmania no solo era mejor amiga del káiser en la comodidad de su hogar, pues el modisto se aseguraba de que lo acompañara a donde fuese, desde reuniones y eventos formales hasta desfiles en importantes Semanas de la Moda. Viajaba con él en avión privado y comía -junto a él- en bandeja de plata.
El cuidado que se le da a su apariencia también es glamoroso, pues se sabe que sus niñeras peinan su melena nívea al menos dos veces al día y se le aplican tratamientos exclusivos para cuidar sus ojos y uñas. Más o menos a la altura de una top model.
-LA HEREDERA-
Fue en el 2015 cuando Karl Lagerfeld declaró abiertamente que la principal heredera de su fortuna sería su amada Choupette, mediante una entrevista en televisión francesa. “Si no consigo que ella herede mi fortuna, les aseguro que la persona que cuide de ella no vivirá en la miseria”, acotó. Además, sumó que el día en que su mascota fallezca, él deseaba que la llevaran a su misma tumba, para “descansar juntos toda la eternidad”.
Sin embargo, la fortuna de la gata empezó a amasarse mucho antes de que el káiser falleciera en febrero del año pasado debido al cáncer de páncreas que lo aquejaba, pues Choupette se lanzó a la fama participando en portadas de revistas como Vogue, V Magazine e I-D, cuando él aún estaba vivo. Además, Lagerfeld diseñó un bolso en su honor y una línea con ilustraciones inspiradas en ella, negocios cuyas ganancias iban directo a la cuenta personal de la mascota y bordeaban los 3 millones de dólares.
A ello se suma el ‘emprendimiento’ que inició Choupette en agosto del año pasado, de la mano con la empresaria estadounidense Ashley Tschudin, con una boutique online que ofrece productos de lujo para gatos y amantes de estos felinos, con propuestas tan extravagantes como vino y sushi especialmente para mininos.
“Anoche, mientras permanecía despierta, me preguntaba qué querría mi papá que hiciera ahora. Sabía que su consejo sería que pusiera una pata (perfectamente cuidada) frente a la otra. Él querría que me convirtiera en una mujer de provecho y me centrase en mi carrera. Pero, ¿hacia dónde está yendo mi carrera?”, esas fueron las palabras del inicio de Choupette en el mundo empresarial, que parece tener aún un largo trecho por recorrer. //