Cuando tenemos una entrevista de trabajo, lo normal es que los nervios invadan tu cuerpo, sudes y empieces a pensar en aquello que podría salir mal. Tranquila: si sigues determinados consejos, navegarás con éxito la experiencia.
Duerme bien. Sin dudas, debes dormirte temprano el día anterior para que tu cuerpo funcione mejor. El cerebro tendrá un óptimo rendimiento si ha descansado lo suficiente. Además, dormirte tarde puede hacer que no te levantes a tiempo.
Llega temprano. Si tienes una entrevista a las 9 de la mañana, trata de llegar a las 8:30. Es importante salir con anticipación, pues una nunca sabe qué se encontrará en el camino. El tráfico o algún accidente te puede jugar una mala pasada, y salir antes te puede salvar de una incómoda tardanza.
Apaga tu celular. Elimina distracciones y concéntrate en causar una buena impresión ante el entrevistador. Si suena tu teléfono, causarás un momento incómodo, y si vibra en tu bolsillo o cartera, te distraerá del momento. Evítate estos malos momentos y apágalo mientras dure la cita.
Relájate antes de entrar. Si es necesario, ingresa al baño y realiza algunos estiramientos, o respira profundo para lograr un buen ritmo cardíaco. Poco a poco verás cómo los nervios van desapareciendo.
Cuida tu apretón de manos. El modo que tienes de saludar a la otra persona es importante. Estrecha la mano de la otra persona de manera breve pero firme. Una mano débil transmite inseguridad y falta de personalidad.
Habla fuerte y claro. Así no estés muy segura de la respuesta que vayas a dar, hazlo con voz fuerte y buena pronunciación. Murmurar o hablar bajo hará que los entrevistadores duden de ti. Eso demostrará seguridad y personalidad.
Haz contacto visual. Aunque seas tímida, intenta mirar a los ojos a tu entrevistador al responder sus preguntas. Este gesto de comunicación no-verbal suele ser positivo para la empatía.
Sé sincera. Si desconoces la respuesta a alguna pregunta o te incomoda alguna de ellas, exprésalo de manera amable y honesta.