A los 15 años Gianella Neyra se imaginaba su futuro como bióloga marina. Con ese objetivo ahorraba el dinero que le pagaban por modelar. No era consciente de que las pasarelas armaban el camino para la carrera que le ha dado todo: la actuación. En #Dilo con Jannina Bejarano, la talentosa actriz recuerda su primer encuentro con la arrolladora fama cuando apenas tenía 17 años y las importantes decisiones que tomó para mostrar su talento al público internacional.
La actuación llegó a su vida como jugando. Luego de aparecer en algunos comerciales, Gianella Neyra decidió probar suerte en el casting que le permitió protagonizar la telenovela Malicia. Con solo 17 años hacía su primera actuación en televisión. Junto a Renato Rossini, Daniela Sarfati y Christian Meier, cautivaba al público que se reunía diariamente a las 8 de la noche, el horario estelar, para conocer el desarrollo de la cautivadora historia.
“Para nosotros era como ir a jugar con tus patas. Nunca fui consciente de si me iba a generar éxito o fama”, recuerda. Lo cierto es que la fama no se haría esperar. Durante una de las transmisiones de la telenovela, se anunció una firma de autógrafos. La convocatoria invitaba a la teleaudiencia a la casa Dasso en Barranco, lugar donde se grababa el programa, a las 11 de la mañana.
Gianella acostumbraba llegar a las 8 de la mañana para grabar sus escenas. Como de costumbre, su mamá y su hermanito menor -en ese entonces un Jesús Neyra de solo tres años- la llevaban al estudio. Pero ese día fue diferente. Al ver el mar de gente afuera de la casa Dasso, llamó a la productora del programa para ver cómo podía entrar ya que la puerta principal estaba abarrotada de gente.
“Cuando estoy por bajar del carro veo que todo ese mundanal de gente se venía hacia mí. Cierro la puerta y empiezan a sacudir el auto a los lados. No sabes el pánico que nos agarró. Mi hermanito chiquito estaba llorando”, recuerda todavía con impresión. “Me tiraron una escalera de pintor por el lado del malecón para subir y he trepado como ‘choro’. Te juro que con las justas me han agarrado”, agrega expresiva.
Dentro de la casa no se vivía un mejor escenario. Tanto la producción, como el reparto de actores se quedaron dentro del lugar sin saber qué hacer. “Hemos estado sitiados todo el día. No pudimos firmar los autógrafos, no pudimos grabar, no podíamos hacer nada. Sin entender qué estaba pasando”. Fue la primera vez que se hizo consciente del alcance de su trabajo como actriz. Después de Malicia, su participación en las telenovelas Obsesión y Torbellino serían clave para protagonizar la novela que consiguió su internacionalización como actriz.
Girasoles para Lucía, el trampolín para Argentina
Gianella Neyra tenía 22 años cuando encarnaba a la desenfadada ‘Lucía Trevi’. La muchacha que tenía el sueño de ser una famosa actriz de Hollywood y que anhela conocer a su amor platónico, ‘José Simón Landaeta’ (Pablo Martin); sin embargo, el destino la llevaría a adueñarse del amor de su hermano, ‘Roberto Landaeta’ (Jorge Aravena).
La actriz reconoce que la historia era diferente a la que estaban acostumbrados los peruanos. “Fue, creo yo, una de las primeras novelas que fue en tono de comedia. Donde la protagonista, además, era una especie de antagonista. Hacía 40 millones de cochinadas, mentía, metía la pata…”, refiere. A diferencia de las protagonistas que solían ser ejemplos de comportamiento. “Hasta el día de hoy me sigo cruzando con gente que me dice: ¡Ay, Lucía! Soy como la mamá de Lucía, pero me siguen diciendo lo mismo”, se ríe.
Y aunque su carrera iba a pasos acelerados, ella quería más. “La chamba siempre ha sido como una posibilidad de aprendizaje. De ir encontrando nuevos retos, personajes que me hagan crecer”, señala. Así, se abrió paso en el terreno internacional, empezó a tocar puertas mostrando su notable trabajo en pocos años.
La llamaron de Colombia para hacer un casting para una serie policial. Se iba por solo cuatro días, pero le nació pedirles a las personas más cercanas que la despidan en el aeropuerto. “Obviamente nadie me paró bola, pero yo tenía como esa intuición que ya no regresaba. Me fui solita como el chavo en Acapulco”, bromea. Lo que inicialmente serían cuatro días se extendieron a 15 por las audiciones.
Aún en Colombia y por firmar un contrato, recibió una llamada desde Argentina. “Me dicen: ¿quieres venirte una semana a participar en ‘Buenos vecinos’? Era una especie de Al Fondo hay sitio allá”, recuerda. Su plan era hacer una breve participación en Telefé, firmar contrato en Colombia y regresar a Perú. Pero la televisora tenía otros planes para ella. La invitaron a almorzar en su último día en Buenos Aires y le ofrecieron participar en Yago, pasión morena, junto a Facundo Arana. Emocionada y sin entender bien lo que estaba pasando, Gianella aceptó la propuesta sin imaginar que se quedaría 10 años en Argentina logrando el reconocimiento internacional.
En otro momento de la entrevista, participó en el divertido juego Impro en ABC donde recreó el papel de una intensa mamá que tiene los consejos precisos para su amiga que es madre primeriza. Además, compartió con todos sus seguidores que, como madre, vive un difícil momento por la pubertad de su hijo mayor.