La pluma de Isabel Córdova Rosas es tan poderosa como los personajes que crea, en sus historias los niños son capaces de plantarle cara a las grandes empresas que deforestan y contaminan nuestra Amazonía, como lo hacen Tinko y Gabi en dos de sus más celebrados libros. Pero también posee la delicadeza de la poesía, aquella con la que concibió a Pirulí, el inocente y entrañable zorrito cuyas historias se pueden leer hoy hasta en coreano.
Humor, aventura y contenido son los tres elementos que conforman la obra de la escritora nacida en Huancayo, ciudad de la que es Hija Ilustre y a donde llega cada cierto tiempo para recorrer colegios y universidades llevando su obra. Desde 1986, Isabel Córdova Rosas reside en Madrid, ciudad a la que llegó becada por el Instituto de Cooperación Iberoamericana y estudió los doctorados de Filología Hispánica y Antropología Social e Historia de América en la Universidad Complutense.
En su extensa producción, la escritora ha difundido largamente la cultura peruana ya sea a través de sus personajes, escenarios y tradiciones locales que enriquecen sus relatos. “Los temas de casi todos mis libros son ambientados en nuestro país, lo importante es universalizar los hechos, las situaciones y el comportamiento de los protagonistas”, comenta la autora. Sin duda, una extraordinaria forma de llevar nuestra cultura al mundo.
- ¿Cómo era Isabel Córdova Rosas de niña, en qué ambiente creció?
Como toda niña era traviesa, de repente un poco más que otras, pero cuando mi madre me decía basta, le obedecía, al igual que a mis profesoras. Mi madre era profesora y le encantaba leer novelas, cuentos, poesía y los diarios. Mi padre era veterinario. Estudié la primaria en el colegio María Auxiliadora donde tenía mis amigas y en vacaciones me encantaba ir a la finca de mis abuelos, a Marcavalle, donde tenía también a mis amiguitas y amiguitos, que eran los hijos de los campesinos que trabajaban para mis abuelos. Los niños y niñas me contaban fabulosos relatos orales que habían oído de sus padres y abuelos. De ellos aprendí que no había diferencias entre los niños del mundo, solo una, que habían niños y niñas que tenían posibilidades económicas de seguir estudiando y desarrollándose, y otros que no tenían esas posibilidades.
- ¿Quién te inculcó el hábito a la lectura y que libros recuerdas que te gustaron más durante tu infancia?
Mi madre me hizo saborear la lectura desde muy pequeña. Ella, con esa ternura y dulzura en su voz me introducía en mundos maravillosos. El regalo más preciado era cuando me decía, “si te portas bien, te voy a leer un precioso cuento”. Mis primeros libros me los regaló mi madre, Hansel y Gretel, Pinocho, El Mago de Oz, y Paco Yunque, del inmortal poeta César Vallejo.
Con la ayuda de mi madre a los 10 años leí Yawar Fiesta y ese año me dijo que en vacaciones iríamos a Lima para el cumpleaños de una tía y como vivía cerca al Museo de Antropología me dijo que llevara el libro que habíamos leído juntas, para que el escritor don José María Arguedas me firmara el libro. Ese día, además, él iba a dar una conferencia. No pude dormir de pura emoción: pensar que el autor me firme el libro era increíble. No me perdí nada, aunque no comprendía muchas cosas, sabía que después mi madre me iba a explicar. Lo más fabuloso fue cuando al final dijo unas palabras increíbles, que anoté en una pequeña agenda que mi madre me enseñó a llevar siempre. Esas palabras fueron decisivas para inclinarme a la lectura para siempre: “No se olviden, que un hombre y una mujer cuando niños y niñas deben inclinarse a los libros, para cuando adultos, no se arrodillen ante los hombres”.
- ¿Y cómo fue tu primer acercamiento a la escritura, cuándo te diste cuenta que eso era tuyo?
A los seis años ya sabía leer y escribir como toda niña y niño del mundo, un día mi madre me dijo que tenía que corregir unos exámenes y para que se duerma mi hermana Luz le cuente los relatos que ella me había contado o alguno de los que habíamos leído. Me sentí importante y le dije, “Luz, te voy a contar un cuento”. Le comencé a contar y seguramente lo hice tan mal que se puso a llorar y a voces decía: “No quiero que me cuentes tú, quiero a mamá”. Mi madre la consoló y también a mí que me sentía fatal y me dijo, “por qué no escribes un pequeño cuento poniendo las cosas que más te ha gustado de alguno de ellos y si quieres le agregas algunas cosas tuyas”. A los tres días en media hoja escribí un pequeño cuento y le dije a mi hermana que le iba a leer, la niña aceptó y cuando estaba a medio cuento la mire y se había cubierto la cabeza con las sábanas y se había dormido de aburrimiento. Le dije a mi madre que jamás escribiría un cuento y ella me dijo: “¿si no lees, cómo vas a escribir cuentos?”, y me regaló otros libros más, generalmente se daba tiempo para leerlos conmigo. Pasaron muchos días, no me rendía y me decía, “un día le va a gustar un cuento que escriba”. Una tarde había terminado de escribir un pequeño cuento y le dije que se lo leería: El gato sin botas y Pinocho sin nariz. Luz dio una risotada de principio a final del cuento. A partir de entonces me convertí en la cuenta cuentos de mi casa, en los juegos con mis primas ellas recitaban, o cantaban y hacían teatro, yo les narraba cuentos muchas veces inventados por mí.
- ¿Cómo nace tu interés por la literatura infantil?
Cuando llegué a España becada por el Instituto de Cooperación Iberoamericana, fuimos a ver La Feria Internacional del Libro de Madrid, en El Retiro, en uno de los stand había una serie de libros de escritores que habían aplicado para niños, obras de famosos autores: Alberti para niños, García Lorca para niños y de otros escritores. Me acerqué y hablé con el responsable del stand y tuve la suerte que era el director de la editorial, le dije que tenía un trabajo sobre Neruda y que podía aplicarlo a los niños, me dio su tarjeta y me dijo que lo llevara cuando lo tenga listo. A los seis meses se lo entregué y a la semana me llamó y me dijo que le había encantado. El libro Pablo Neruda para niños salió y al siguiente año estaba en la FILM, en El Retiro, firmando mis libros. El Banco del Libro de Venezuela lo premió como el mejor libro para niños escrito en lengua española. En 1991 sale mi primera novela para niños, Pirulí, en la Editorial SM de Madrid. Libro que llegó a la 49 edición, está traducido al griego, coreano y otras lenguas. Actualmente he publicado 30 libros, la mayoría novelas para niños y niñas, todas ellas ambientadas en Perú.
- ¿Conversas a menudo con niños? ¿Te escriben o te abordan en las presentaciones para comentarte sobre tu obra?
Gracias a mis libros conozco toda España, las diferentes editoriales donde escribo como SM, Edebé, Dylar, Espasa Calpe, La Torre me enviaron a los diferentes colegios de las ciudades españolas, al igual que en nuestro país, la Editorial SM en Lima, Huancayo y Piura me enviaron para tener encuentros con los niños, jovencitos y reuniones con los maestros y maestras de los colegios para dialogar sobre la importancia de la lectura. También son frecuentes los encuentros con los alumnos en mi tierra, la Incontrastable ciudad de Huancayo, donde no solo voy a los colegios, también a las zonas rurales donde hablamos con los niños y niñas. Además de algunas conferencias en la Universidad Continental y en la Universidad Nacional del Centro del Perú donde estudié mis licenciaturas.
- La cultura peruana y el amor a la naturaleza son temas que aparecen en tus libros. ¿Consideras que la literatura infantil debe ser didáctica?
Son varias las constantes que aparecen en mis obras, dando prioridad a nuestra cultura. Desde muy niña me ha fascinado el paisaje, los montes y quebradas llenos de árboles, la inmensidad del mar y los ríos de agua cristalina, la hermosa vegetación de la selva amazónica, la diversidad de plantas, aves y animales y que la mano del hombre lo esté destruyendo es indignante.
La literatura infantil debe tener tres elementos muy importantes, muchas aventuras para que el niño se la pase bien, mucho humor para que se rían, y bastante contenido para que les haga pensar, sin llegar a ser didáctico. No estoy de acuerdo en que la literatura infantil sea didáctica. Otra cosa es que a través de las aventuras, de los diálogos de los protagonistas, de los acontecimientos y del comportamiento se sugieran valores que vayan involucrados a lo largo de toda la novela.
- En tiempos de Internet, ¿cómo percibes a los niños y niñas de hoy?
Uno de los grandes inventos del siglo anterior es sin lugar a dudas Internet, que sabiéndolo utilizar es una de las herramientas que engrandecen tus conocimientos, te traslada a culturas diferentes y conoces la historia de cada una de ellas, sus costumbres, su idioma, su folklore. Conoces las grandes bibliotecas del mundo, la historia de cada uno de los países, todo lo que concierne al hombre y al universo. Estos adelantos técnicos como Internet, televisión por cable, maquinitas de juego, juegos en ordenador y otros más, sabiéndolos utilizar sirven para la formación integral de los niños y jóvenes, pero lamentablemente los padres y profesores no están en casa de los alumnos y alumnas para orientarles adecuadamente.
Un estudio que se hizo hace unos años en España sobre la mala utilización de estos adelantos técnicos en casi todos los países del mundo, llegó a una conclusión: que un niño y una niña desde que va al colegio hasta que termina secundaria o bachillerato, ha estado frente a la TV, maquinitas de juego, juegos en ordenador y otros, 14 mil horas. Esos mismos niños y niñas desde que van al colegio hasta que terminan secundaria o bachillerato han estado en el colegio 11 mil horas. Nos hacemos una pregunta, producto de qué serán estas futuras generaciones. Debemos ganarles la partida a estos adelantos técnicos, enseñando a los niños y niñas a utilizarlos adecuadamente.
- ¿Cómo crees que pueden hacer los padres para que sus hijos se sientan atraídos por la lectura?
La lectura, que es la base fundamental del conocimiento, debe ser el regalo más preciado que se hace a los niños y niñas. Es tan importante la lectura que hace que los niños que leen desarrollen su imaginación y su inteligencia. A través de la lectura se trasladan a culturas diferentes, amplían sus conocimientos, el niño y niña que lee tiene buena ortografía, puede hablar en público y, sobre todo, entiende lo que ha leído, le será muy fácil aprender todas las asignaturas.
Para que sus hijos se sientan atraídos por la lectura, desde pequeños deben leerles los relatos, con ese tono que solo los padres y maestros dan a la lectura. El padre debe de leer el libro que va a recomendar a su hijo. Para que luego haya un diálogo sobre lo leído. Los hijos siguen el ejemplo de los padres, si no leen los padres ellos leerán poco. Leer un libro debe ser un regalo, no un castigo. Los niños y niñas son muy listos y listas, ya no eligen libros ñoños, desde muy pequeños quieren aventuras, reírse y que les diga algo el libro.
- En qué trabaja ahora Isabel Córdova Rosas. ¿Se viene una nueva aventura de Pirulí o de Tinko y Gabi?
Actualmente estoy escribiendo la tercera parte de Tinko y Gabi, han crecido un poco más y se vienen con nuevas aventuras y no te cuento más para que lo leas.
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