En el marco del Día del Maestro, reconocemos la labor de dos profesores que dedican su profesión a adaptar enseñanzas para niños con habilidades diferentes. (Foto: Fundación Telefónica)
En el marco del Día del Maestro, reconocemos la labor de dos profesores que dedican su profesión a adaptar enseñanzas para niños con habilidades diferentes. (Foto: Fundación Telefónica)
Celeste Pérez

Helmer del Pozo y Silvia Yancapallo tienen 13 años de casados. Ambos, coincidieron en el tiempo mientras dedicaban su labor como en las aulas hospitalarias de Cusco, profesión que surgió de resultado luego de años de educación, coincidencias de la vida y legado de familia. Aquí su historia.

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Silvia es oriunda de Arequipa. Ella, se enamoró de la profesión gracias a su padre, quien era maestro. A tempranas edades lo ayudaba sacando promedios y ordenando clases, mientras admiraba su incondicional entrega. A los 15 años decidió que quería ser maestra y para ello se formó en el Instituto Superior Pedagógico Jean Piaget.

A kilómetros de ella, en Cusco, Helmer tenía sus primeros contactos con la enseñanza en diferentes circunstancias. Su padre falleció cuando él y sus dos hermanos aún se encontraban en el colegio. Lo duro de este episodio los llevó a crear un vínculo más fuerte entre ellos, realizando las tareas juntos y apoyándose en las enseñanzas del otro. “Uno enseñaba al otro, tratando de imitar a nuestros excelentes maestros”, recuerda emocionado del Pozo. Esto, dio como producto que él y su hermano Ronald se dedicaran a la educación. Helmer, estudió en el Instituto Superior Pedagógico La Salle de Urubamba, culminando la carrera a la corta edad de 22 años.

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-AULAS HOSPITALARIAS-

El camino de Helmer y Silvia se cruzó años después de terminar sus carreras en un aula hospitalaria de Cusco. Yancapallo, había iniciado su vocación como docente hospitalaria en la Clínica San Juan de Dios en Arequipa, hasta que por juegos del azar, viajó a Cusco a visitar a su hermana, en el año 2003. Fue allí que empezó a buscar aulas hospitalarias para trabajar en aquella ciudad, logrando un contrato en una que ella misma califica como de ensueño. “Me intereso buscar el aula hospitalaria, la visité y conocí pero solamente de la ventana, porque fui en horario donde no se atendía. A las dos semanas me llamaron para que pudiese trabajar en esa aula que visite y era muy pequeñita y colorida y había muchas enfermeras y muchos niños en diferentes salas. Parecía un lugar que ya había conocido en mis sueños”, cuenta mientras revive aquel momento.

En el caso de Helmer, sus labores como maestro iniciaron en el Colegio Especial Don José de San Martín, hasta que postuló a un proyecto de la Fundación Telefónica para ser docente hospitalario, logrando ganar el concurso y empezando una carrera allí desde el año 2002 hasta el año 2015.

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(Foto: Fundación Telefónica)
(Foto: Fundación Telefónica)

Cuando ambos se conocieron, fue particularmente mágico. Ellos compartían los mismos sueños y metas, con fortalezas diferentes que los llevarían a conformar un gran equipo. Tenían “ideas locas”, dicen, y uno alentaba siempre al otro a afrontar cualquier reto. “Nos quedamos hasta muy tarde en las aulas para poder pensar que cosas podíamos hacer para que nuestras clases sean más divertidas, investigando en varias páginas educativas que permitan que los niños sigan aprendiendo mediante juegos, retos y aventuras”.

Sin embargo, como en todas las parejas de mundo, no todo es color de rosa. Los primeros cinco años de relación les sirvieron para afianzarse, conocerse más y plantearse metas tanto profesionales como personales. “Nuestro lema es ‘Aprender a ser feliz con lo que tienes mientras persigues lo que quieres’”, cuentan ilusionados.

-ADAPTAR CON AMOR-

Allá por los años 2002 y 2003, Helmer del Pozo se topó con un aula que no estaba preparada para atender a los niños que estaban en la clínica, debido a que el 95% de ellos estaba hospitalizado debido a una discapacidad motriz, asociada a parálisis cerebral, y se movilizaban en silla de ruedas. “El aula estaba ambientada y preparada para niños sin discapacidad. Era muy necesario realizar adaptaciones para que los niños estuviesen cómodos. Esto se pudo realizar gracias al apoyo de Fundación Telefónica, con aparatos de alta y baja tecnología, como teclados inteligentes, mouse invertidos, software adaptados, sillas adaptadas, pecheras y más”, enfatiza Helmer del Pozo.

A ello, se sumó una visita que hizo a Lima, a la institución ARIE, donde conoció a Jorge Baldasari, profesional tecnólogo médico en terapia ocupacional, quien era experto en el desarrollo de férulas y ortésicos. Desde ese momento, Del Pozo se capacitó para la elaboración de estos aparatos, pero desde la perspectiva de maestro: “El objetivo era crear estos ortésicos pensando en facilitar al niño acceder a sus clases sin tener ninguna barrera”.

(Foto: Fundación Telefónica)
(Foto: Fundación Telefónica)

El esfuerzo de Helmer es retribuido en cada sonrisa de sus alumnos. “Ver a un estudiante con discapacidad y darle la oportunidad de aprender ayudándolo con estos aparatos de baja tecnología que se pueden fabricar con recursos de nuestro alcance, es lo más gratificante. Es increíble como con algo tan básico podemos abrirle el mundo y ponerlo en sus manos”.

-HACER DIVERTIDO LO ESENCIAL-

Silvia Yancapallo encontró en las nuevas tecnologías una herramienta poderosa para potenciar y hacer más dinámicas sus enseñanzas. Ella, sumó a sus clases algo que bautizó como “picto aplicaciones”, instrumento que permite el uso de pictoramas en la docencia con niños autistas. Actualmente son más de 10 aplicaciones las que usa día tras día para garantizar una clase de calidad que ayude a todos, entre ellas: Snapchat, Tik Tok, Excelearning, Youtube, y otros.

“La tecnología tiene muchos beneficios en la enseñanza, ya que su motivación es permanente, su aprendizaje es más divertido y te permite elaborar tus sesiones incorporando recursos visuales, además de la posibilidad de contextualizar las actividades de aprendizaje de manera interactiva”, agrega Silvia.

(Foto: Fundación Telefónica)
(Foto: Fundación Telefónica)

-MAESTROS SÚPER ESPECIALES-

Es tiempos de la COVID-19, la pareja de maestros siguen educando a través de la plataforma Educared, donde no solo comparten sesiones con sus alumnos, sino también crean contenidos que buscan inspirar a más maestros a nivel nacional.

“Este mundo es para profesores súper especiales deben tener alma y corazón. El saber que trabajas con niños que realmente necesitan tu ayuda, y ver sus avances, por más pequeños que sean, para nosotros es bastante. Es una alegría que llena el corazón”, dice Yancapallo con ilusión.

En el marco de la pandemia, en que el reto como maestros es triple, ellos invitan a los profesores peruanos a no desanimarse. El motivo está en la mirada de los niños que forman con amor para el futuro.

(Foto: Fundación Telefónica)
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