Celeste Pérez

Las cuatro paredes de su cuarto en Palao son testigo de todos los sueños que (38) fue cultivando desde niña. La cantante -que debutó a la corta edad de 16 años como bailarina- confiesa que detrás de la fama que hoy la acompaña, lo único importante en su vida es su familia, su hogar. Como mantra, se repite día tras día la siguiente frase: “Aprendí a quererme cuando no tenía nada, porque cuando tenga todo sé que nada es mío”, con el objetivo de proteger aquello que no es efímero en el tiempo.

En conversación exclusiva con El Comercio, Maricarmen Marín repasa aquellos recuerdos que la convirtieron en la mujer que es hoy, agradece el amor y soporte de sus seguidores a nivel internacional, y se da tiempo para reflexionar acerca del papel de la mujer en el panorama actual y cómo lo reivindica desde su tribuna: “Hemos estado enfrascados en un concepto que considero muy mezquino para nosotras las mujeres”.

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¿Cómo te has sentido estos últimos días?

Muy contenta. Tratando de seguir adelante con todo lo que estamos viviendo.

Regresas como embajadora de Metro, ¿cómo te sientes? Tu historia con ellos es muy particular...

Me siento muy feliz, porque en verdad nuestra relación empezó hace muchos años. No laboral, me refiero a la relación cliente-supermercado. El primer supermercado que llegó a mi querido Palao, que yo siempre menciono, fue Metro. Y Metro llegó a una especie de basural, entonces fue como que la sensación del barrio, porque en un inicio no sabíamos qué cosa se iba a construir ahí, entonces especulábamos, va a ser un hospital… la UNI va a crecer… y lo imaginábamos hasta que un día llegó un letrero que decía Metro. En ese entonces la magnitud era como decir que se trataba del “Disney de Palao” (risas). Ahí gasté mi primer sueldo, ahí mi mamá iba en las tardes a tomar café y jugar al bingo, habían juegos para niños también, entonces cuando nació mi sobrino íbamos a Metro para verlo jugar, entonces como que esta relación ha venido desde siempre. Es parte de mi historia.

Algo importante es que la conexión con esta marca es honesta. ¿Es igual con el resto de las marcas con las trabajas?

Mira, mi historia en redes sociales, en todos estos años, desde que existe este negocio de intercambio entre artista-marca o producto, es honesta. Yo no he tenido esta relación con las marcas si es que no sé del producto, si es que yo no lo utilizo. Para mí es muy importante eso porque le hablo a un público que me sigue hace 21 años. Esa es mi premisa. Soy muy cuidadosa con eso, me gusta hablarle a mi público con la verdad.

Además, durante la cuarentena, estuviste apoyando con publicidad a pequeños emprendedores...

Sí, en esta cuarentena hice mi hashtag “Vamos Emprendedor” con la misión de ayudar a todos los emprendedores que en esta cuarentena se tuvieron que reinventar o se quedaron sin trabajo. Mis plataformas están para ellos, para que de alguna forma puedan mostrar sus productos o llegar a más personas mediante mis redes sociales.

La responsabilidad de una figura pública en redes sociales es fuerte, más aún cuando te siguen más de 2 millones de personas. ¿Cómo manejar ese factor? Y , además, ¿cómo equilibrar lo personal con lo público?

Mantener las cosas en privado es algo que he aprendido desde hace unos seis años atrás. Soy muy cuidadosa y meticulosa con mi familia, mi entorno, mi hogar. Que, en realidad, es lo único que tengo. Todo lo demás, es para todos. Mi música, mi profesión, los programas. Todo eso se los muestro, siempre está ahí para ellos, para quienes quieren verlo. No siento ninguna presión porque siempre hablo con la verdad. Creo que cuando uno va con la verdad no hay nada que la desarme. Siempre soy muy clara en mis redes sociales, la gente que me sigue sabe quela comunicación es horizontal, amigable y honesta, buscando construir. Por ello trato de darme el tiempo para leerlos, para escucharlos y responder a los que puedo. Incluso los llamo familia, porque ya hay tantos de ellos con quienes converso, y los veo siempre que siento que los conozco, al menos por las plataformas digitales.

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¿Qué consideras que es tu cable a tierra en medio de la fama?

Yo creo que he sido tan feliz con mi infancia y mis sueños que siempre me emociona recordarlos. Imaginar a esa Maricarmen chiquita queriendo ser artista y no perdiendo la ilusión. Creo que el haber querido tanto que esto pase hace que lo valore aún más. Cada vez que piso un escenario y canto es inevitable que no recordar a esa Maricarmen que le cantaba a sus peluches. Cuando estoy en el programa y le hago devoluciones a algún participante es imposible no recordar también todas las puertas que se me cerraron. Creo que eso es mi cable a tierra. Y también mi familia, que ha tenido que ver muchísimo en este proceso. Mi familia es de comerciantes, y yo he visto como ellos han luchado por seguir adelante mañana, tarde y noche. Sin parar. Mi papá y mi mamá han sido dos personas imparables, me inspiraron desde muy chica. He vivido con grandes ejemplos y eso me ha permitido tener esa emoción de valorar cada cosa y también de aceptar que nada es mío, que en cualquier momento todo esto puede terminar. Hay una frase que siempre me repito: “Aprendí a quererme cuando no tenía nada, porque cuando tenga todo sé que nada es mío”. Esas palabras siempre me acompañan, porque recuerdo mi cuarto de Palao, mi niñez, y sé que todo lo que tengo es gracias a mi esfuerzo y trabajo. También soy consciente que en algún momento todo eso se acabará.

¿Qué es lo que más rescatas de tus seguidores?

Yo creo que nos identificamos mucho. Somos muy similares. Nos identificamos con la lucha, con el esfuerzo, con el trabajo, con el hecho de que sabemos que tal vez nos van a cerrar mil puertas, pero seguimos insistiendo. No nos rendimos, porque soñamos y trabajamos para convertir todo eso en realidad. Creo que esa es una característica que tenemos todos los peruanos y personas en general. Normalmente los artistas van contando las cosas lindas que les pasan en redes, y la gente de pronto no ve que detrás de todo eso hay fuerza, trabajo, esfuerzo. A mí me encanta hablar de eso, porque siento que de esa forma nos apoyamos y animamos entre todos. Mis seguidores saben que si yo, que vengo de mi querido Palao, y tenía todos estos sueños desde niña cantando con mi cepillo de pelo en mi cuarto, poniendo mis peluches como público y soñando con algún día subir a los escenarios y cantar; ellos pueden conseguir lo que se propongan con esfuerzo. Cuando tenía 13, 14 años eso lo veía tan lejano… pero tenía al costado a mi mamá y a mi hermana que me decían: “si trabajas en eso lo vas a conseguir”; y viví tan creída de ese mensaje que no tuve opción más que esa para lograrlo. Siempre voy con muchas ganas y energía a ponerme a prueba en todo lo que hago.

¿Qué le dirías a las niñas soñadoras como tú?

Que no se rindan. El resistir y persistir son piezas fundamentales para lograr nuestros sueños. Es cansado y duro por momentos, el camino es complicado. Pero yo no creo que no existan oportunidades, las oportunidades existen, lo importante es que cuando lleguen tú estés listo para aprovecharlas, porque si no solo va a pasar por tus narices. Si yo sé cuál es mi meta, mi sueño, debo prepararme para eso, no solamente soñarlo y sentarme a esperar que pase. Eso no existe. Hay que tocar muchas puertas, y si se cierran, pues las vuelves a tocar.

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Volviendo al marco de la pandemia, ¿cómo crees que nos ha cambiado vivir esta crisis?

Creo que en momentos como el actual en el que todos estamos angustiados, con miedo, porque nuestro futuro es incierto, el ser humano cambia. Aunque hemos perdido mucho, también hemos ganado como personas. Y me refiero a que en este momento nos hemos dado cuenta que tanto hombres como mujeres tenemos las mismas responsabilidades. La responsabilidad de salir a trabajar, de ayudar en la casa, de criar a los hijos, de luchar y salir adelante.

Es importante recalcar la igualdad de la que estás hablando. ¿Consideras que promueves este tipo de temas desde tu tribuna?

Eso es algo que yo resalto siempre en los programas que participo. Si alguien viene y nos dice, “ay, qué lindas chicas”, les digo que, bueno, no solamente lindas es una cualidad para calificarnos. Estamos con ese ‘chip’ de que solo puedes resaltar si es que eres bonita, delgada o mil cosas más. Eso es algo que nos ha vendido al mundo acerca de lo que necesitan las mujeres para resaltar. Ahora, mi filosofía es transmitir este mensaje, sobre todo con el alcance que puedo tener. El hecho de no solo ser calificadas como “bonitas”, sino también trabajadoras, buenas amigas, perseverantes, y más. Hay que cambiar el enfoque erróneo que hay de la mujer y plasmarlo de manera más empoderada, porque la mujer siempre fue así, pero por diferentes motivos hemos estado enfrascados en un concepto que considero muy mezquino para nosotras. Nuestra voz tiene que ser escuchada, han existido grandes mujeres a lo largo de la historia y ahora a nosotros nos toca continuar con su lucha desde nuestras tribunas.

*Encuentra más detalles sobre esta conversación en el video que se encuentra al inicio de esta nota.

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