Mi maestría y yo: Claves para asumir el reto
Mi maestría y yo: Claves para asumir el reto
Redacción EC

Sandra Tapia y Elizabeth Castillo querían una , lo tenían claro. Pero sus historias son distintas: mientras Sandra (32) empezó su maestría recién llegada de su luna de miel, en octubre de 2013, Elizabeth (41) decidió iniciarla cuando ya era madre de dos hijos adolescentes, en el 2012.

Ambas son ahora estudiantes de posgrado y también aprendices de malabarismo, pues han debido aprender a volverse más eficientes al combinar su vida personal con las exigencias del plan de estudios. Antes de lanzarte en una maestría debes «analizar cuál es tu plan de vida profesional. Es como establecer tu planeamiento estratégico: define tus objetivos para el corto, mediano y largo plazos, así como los impactos que conllevan », explica Liliana Alvarado de Marsano, directora del área académica de Márketing de la Universidad Peruana de Ciencias (UPC). Alvarado recomienda que te pongas de acuerdo con tu familia, pues será tu mayor apoyo emocional.

Con ‘Míster’ y ‘Máster’ Tanto Sandra como Elizabeth hablaron con sus esposos y ellos entendieron cuán importante era para ellas crecer como profesionales y contar con su apoyo.

El esposo de Sandra tenía inquietud por saber si podían ponerse a pensar en hacer crecer la familia, pero ella tenía claro que si no hacía su maestría antes de tener hijos, luego habría sido más difícil. Conversó con su esposo, él comprendió muy bien y la apoya de manera incondicional. Sandra estudia Márketing y Gestión Comercial en la UPC y tiene el horario recortado: «Es mucho sacrificio: veo muy poco a mis amigos, pero ellos saben que estoy en plena maestría y me entienden. El tiempo libre lo dedico a estudiar o a mi esposo. Pero vale la pena la recompensa», cuenta. Está segura de que la flexibilidad del horario de las clases la ayuda bastante para seguir trabajando sin descuidar su matrimonio.

CON HIJOS

A Elizabeth intentaron desanimarla cuando decidió estudiar la maestría en Ciencias en Investigación Epidemiológica en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. La mayoría de las críticas era de otras , que le decían que iba a descuidar a su familia. Pero ella conversó con sus hijos para contarles que ahora ella también tendría tareas los fines de semana. «Mis hijos han sabido entenderme: ahora ellos buscan los momentos para integrar a toda la familia, ven que estudio y también se ponen a leer o estudiar e incluso están pensando en sus propias maestrías », cuenta.

Para Elizabeth ha sido determinante que sus hijos no eran demasiado pequeños cuando empezó su posgrado. El primer año de maestría fue el más complicado: las clases eran todos los días de lunes a sábado. Así, Elizabeth tuvo que adaptar su rutina de madre con hijos al ritmo de una maestría acelerada. Pero se empeñó en ordenar su horario y empezar a tomar los cursos por separado. Es cierto que le está tomando más tiempo terminar, pero siente que puede saborear cada asignatura, aprender a un ritmo menos apresurado y no morir en el intento.

Por eso no hay duda que el horario de clases es vital. Trata en lo posible de encontrar una maestría que te permita armonizar el trabajo y tu vida familiar tanto como sea posible.

Considera los tiempos de traslados desde tu casa u oficina hasta la universidad, los trabajos grupales y un horario para que tu familia no sienta que te ha perdido. Tanto Sandra como Elizabeth están satisfechas con sus maestrías porque ahora tienen más herramientas de análisis que les permiten encontrar nuevos desafíos en su ejercicio profesional. También han descubierto formas de innovar no sólo en su trabajo sino en el modo que organizan su vida.

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