La primera vez que Pilar Jáuregui recibió una raqueta de bádminton fue durante un evento al que la invitó su amigo y compañero del equipo peruano de paradeportistas Pedro Pablo de Vinatea. Llegó más por curiosidad y afinidad con el tenis, que ya lo había practicado, que por un interés real en ese deporte del que conocía poco o nada. Ese día se llevó a casa una de las dos raquetas que sortearon entre los asistentes. ¿Casualidad? Ninguna. Años después le dirían la verdad, esa raqueta llevaba su nombre desde un inicio. Le habían visto potencial y estaban decididos a convencerla a dedicarse al parabádminton a tiempo completo, la disciplina en la que hoy brilla en cada competencia a la que va.
PILAR Y EL DEPORTE
Cuando Pilar piensa en su niñez se recuerda jugando, le encantaba correr y practicar todos los deportes posibles, la luxación de cadera bilateral congénita no le molestaba entonces y a pesar de que los doctores le habían advertido que no debía realizar mucho esfuerzo, ella se entusiasmaba y no medía el riesgo de sus movimientos.
Hasta que llegó el dolor. Lo conoció a los 10 años y desde entonces fue creciendo de a pocos. A esa edad se enteró también que llegaría un momento en que dejaría de caminar para siempre. Tras operaciones, usaría bastón, luego muletas, y finalmente silla de ruedas. Para ella significaba no solo dejar de hacer lo que más disfrutaba, el deporte, sino también lidiar con las miradas y reacciones que su nueva condición le traería.
Al terminar el colegio, Pilar decidió estudiar Moda y llevada por las apariencias se negó a usar bastón, muletas o cualquier otro soporte que le pudiera servir para su desplazamiento. Pero el dolor seguía ahí y sin ayuda para movilizarse era aún peor. Así llegó la depresión. La campeona simplemente no quería salir a la calle, se aisló.
Fue entonces que sus padres la animaron a volver al deporte, el salvavidas que necesitaba para salir de ese agujero al que había caído. Naturalmente al comienzo se resistió, el dolor no la dejaba y ciertos movimientos le luxaban la cadera en plena acción; sin embargo, la insistencia y motivación que sus padres le daban hicieron que no claudique.
Primero hizo tenis y luego pasó por el básquet en silla de ruedas, deporte con el que llegó a defender al Perú y ser capitana del equipo que viajó a Toronto 2015, tras quedar terceras en el Sudamericano de Colombia que se disputó en marzo de ese mismo año. Justamente fue en ese viaje a Canadá que conoció a Pedro Pablo de Vinatea, quien a su regreso la invitaría a la clínica de parabádminton donde empezaría su historia en este deporte.
PREDESTINADA DEL PARABÁDMINTON
No estaba en sus planes y la verdad que le llamaba la atención muy poco a diferencia del tenis, que le apasionaba, o del básquet, con el que ya había conseguido algunos logros, pero luego de pensar en las posibilidades que le ofrecía el parabádminton sumado a la insistencia de su entrenador decidió darle una oportunidad a la pluma.
Participó en su primer abierto en 2016 y con poco entrenamiento y aún con las reglas no tan claras obtuvo el primer lugar de la competencia. Nada mal, pensó. Ese mismo año, en diciembre, fue al Panamericano en Colombia y se trajo el Oro. No había más vueltas que darle, el parabádminton la había elegido a ella.
Desde ese momento su crecimiento fue progresivo y veloz. El 2017 logró otro Oro en el abierto de parabádminton en Brasil y una destacada participación en el Mundial de Corea. Llegó al top 5 del mundo en su categoría y el 2018 ganó tres medallas de Oro (en singles, dobles y dobles mixto) en el Panamericano de Parabádminton que se realizó en nuestra capital. Todo estaba listo para lo que se venía, tocar la gloria en los Parapanamericanos Lima 2019.
LA FIESTA EN LIMA
Hace aproximadamente ocho meses, la mañana del domingo 1 de setiembre para ser más precisos, Pilar estaba en la cancha frente a su amiga y en ese momento rival Yuka Chokyu, la experimentada canadiense que había llegado a la final para hacerse del Oro.
La emoción bajaba de las tribunas del Polideportivo 3 de la Videna que, como en cada competencia donde se lucía la bandera peruana, mostraba un lleno espectacular. Hasta el presidente Martín Vizcarra había llegado para ver el decisivo encuentro.
Pilar, como se puede ver en los videos de YouTube, se impuso con serenidad y pulso preciso por 2 a 0 (21/12 y 21/01) en 25 minutos de juego. Misión cumplida y Oro para el Perú.
IGUALES EN EL DEPORTE
Pero sus triunfos van más allá de las canchas. Desde hace algunos años, Pilar se da un tiempo para visitar la Clínica San Juan de Dios, donde ella estuvo hace más de 15 años recibiendo terapias, para llevar un mensaje a los niños y niñas que ahí se encuentran: que el deporte les puede dar ayudar a sobreponerse y brindarles nuevas oportunidades, como hizo con ella.
Por estos días, mientras se prepara para buscar la ansiada clasificación a los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021, Pilar es representante de la campaña “Iguales en la vida, iguales en el deporte” de Legado Lima 2019. Desde esa plataforma busca que las mujeres deportistas tengan mejores condiciones y oportunidades.
“El deporte es una herramienta de empoderamiento femenino y un espacio donde las mujeres puedan tener la misma presencia y oportunidades que los hombres y así trabajar para alcanzar la igualdad, justicia para superar prejuicios y estereotipos; además de lograr la paridad y la práctica de deporte sin discriminación”, señala Pilar. Un mensaje poderoso del que ella es prueba absoluta.
VIDEO RECOMENDADO
Pilar Jáuregui, video previo a Lima 2019
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