Cuando cumplió quince años, Rosa María Muñoz (23) pidió que le regalaran una entrada para ir al estadio. Como buena hincha de Universitario de Deportes, un amor heredado de su padre, ese era el regalo perfecto: ver el clásico en el Estadio Nacional. Y aunque en aquel día- allá por el 2013- Alianza Lima se llevó la victoria con un gol de Yordy Reyna… ese partido es uno de los mejores recuerdos de su juventud. “Quedé impactada desde el primer momento que pisé la tribuna del Estadio Nacional. Fue ahí cuando me di cuenta que quería pasar mi vida entera en un estadio”, dice hoy.
Siete años después, ese amor por el deporte sigue intacto. De hecho, allí fue donde encontró su talento y carrera ideal: ser periodista y narradora deportiva. Y aunque aún se encuentra en etapa formativa- actualmente estudia la carrera de Periodismo y Medios Digitales en el Instituto Toulouse Lautrec- a Rosa no le faltan oportunidades. En el 2018, fue una de las ganadoras del concurso “Mundialistas” y narró los partidos de Perú en la fase de grupos a través de streaming vía Facebook. Y aunque la experiencia fue muy enriquecedora, también fue la primera vez que se dio cuenta que ser mujer en el mundo del deporte no era tan fácil como pensaba.
Esta semana, Rosa hizo historia al convertirse en la primera narradora mujer a cargo de un partido de fútbol profesional en el Perú. Junto a las comentaristas Talía Azcárate y Camila Zapata, conformó el primer panel femenino encargado de narrar un partido de la Liga 1. Esta vez fue el encuentro entre Atlético Grau y Binacional. Pero pronto serán más. Este paso es solo el primero para la narradora, quien está convencida en abrir puertas para las mujeres que quieran hablar (o hacer) deporte.
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¿Cómo te sientes luego de convertirte en la primera narradora a cargo de un encuentro de la Liga 1?
Totalmente feliz. Este es un pequeño gran sueño que tuve durante los últimos cinco años. La gente que me conoce sabe que he empezado desde abajo. Mi familia ha sido mi principal apoyo. Vengo de una familia humilde y valoro muchísimo todo lo que mis padres han hecho por mi carrera. Quiero que sepan que cada momento difícil que pasamos en casa valió la pena… y que esto es recién el inicio.
Tu éxito parece no ser solo tuyo, también de todas las mujeres que- como tú- buscan destacar en un mundo manejado por el sexo masculino…
Exacto. Definitivamente, ha marcado un antes y después para las mujeres, sobre todo en el mundo del deporte. Mi sueño es que las mujeres podamos ganar más espacio en puestos que por mucho tiempo han sido considerados solo de varones. Y lo de estos días ha sido un primer paso para ello. En los últimos días, he recibido muchos mensajes de chicas que me felicitan por cumplir mis sueños, me dicen que las inspiro a cumplir los suyos también. Eso para mí es increíble. Quiero que sepan que si yo pude hacerlo, ellas también.
¿Cómo es ser mujer en la industria de fútbol local?
Es complicado. Sin embargo, creo que iniciativas como estas- por la que tengo que agradecer a DirecTV Sports por tomar este tremendo riesgo- son importantes. Digo riesgo, porque nuestra sociedad continúa siendo muy machista y elegir un panel dominado por mujeres es exponerse a muchos comentarios. Pero ellos han preferido hacer oídos sordos y optar por la igualdad. Creo que más medios deberían sumarse a este tipo de decisiones. Es difícil ser mujer en un mundo como el deporte, dominado por hombres. No creces con las mismas oportunidades ni terreno para poder desenvolverte. Pasa con las chicas que juegan fútbol o las periodistas deportivas; es un área abarrotada por hombres. Y claro, los estereotipos como “las mujeres solo leen comentarios” o “las mujeres no pueden analizar un partido de fútbol” son cosas que muchas mujeres estamos intentando derribar con nuestro trabajo. Nosotras podemos estar a la misma altura que los varones. Me gustaría que esto se normalice. Que esto deje de ser noticia. No debería sorprender que una mujer narre un partido de fútbol profesional, debería ser algo normal.
En tu corta experiencia, ¿has recibido comentarios machistas contra tu trabajo?
Sí, sobre todo en el ámbito de la narración. La primera vez que fui consciente de ello fue en el Mundial de Rusia 2018, cuando transmití en vivo y pude leer los comentarios de las personas. Muchos de ellos me mandaron a la cocina, a la lavandería, al gimnasio, al spa… allí fue cuando me di cuenta que el machismo seguía siendo un problema. No voy a negar que en algún momento me quebré y me pregunté si tenía la fuerza suficiente para trabajar en una industria como esta. Afortunadamente, estoy rodeada de gente que creen en mí y me recordaron las razones por las que inicié. Quiero que las personas me juzguen por mi trabajo y no por ser mujer.
Elegiste una carrera que pocas mujeres se atreven a probar, ¿cómo nació tu interés por el fútbol?
Se lo debo todo a mi papá. Desde muy niña me llevaba a sus pichangas, a los campeonatos del colegio, me hablaba de fútbol y veía conmigo los partidos. Mi padre es hincha de Universitario de Deportes. Siempre me habló de la escuadra merengue, de ídolos como Lolo Fernández o Chumpitaz…eso logró que me convirtiera en hincha también. Cuando cumplí quince años, le pedí que me lleve al estadio. Me llevó a un clásico en donde ganó Alianza Lima con gol de Yordy Reyna, por ahí en el 2013. Quedé impactada desde el primer momento que pisé la tribuna del Estadio Nacional. Fue ahí cuando me di cuenta que quería pasar mi vida entera en un estadio. Fue una sensación única.
¿Cómo te diste cuenta que lo tuyo era la narración deportiva?
Todo empezó de casualidad. Cuando estudiaba periodismo deportivo- antes de cambiarme a mi carrera actual- llevaba un curso llamado “Locución y Narración deportiva”, a cargo del profesor Don Miguel Portanova. En este curso formábamos grupos y uno de los miembros tenía que narrar un fragmento de un partido, mientras que los otros comentábamos. Recuerdo que formé grupo con puros varones y supuse que algunos de ellos iba a querer narrar… pero no fue así. Cuando el profesor preguntó, nadie levantó la mano… y luego de un silencio incómodo, noté la mirada de Don Miguel que me decía: ¿y si lo intentas tú? Esa fue la primera vez que narré. Fue un desastre. A pesar de eso, el profesor nunca tuvo palabras para hacerme sentir mal. Todo lo contrario, vio en mí los pequeños detalles, notó el potencial y desde ese día, me fue enseñando a narrar. Lo consideró mi descubridor, siempre le voy a estar muy agradecida.
Sobre tu estilo a la hora de narrar, ¿cuáles son tus referentes?
Estoy en una etapa de formación. Estoy encontrando mi estilo poco a poco entre una narración de radio y una de televisión. Cada una exige distintos estilos de narración. La primera es mucho más explícita y detallista porque la persona no puede ver lo que está pasando, mientras que en la televisión la narración puede ser más pausada gracias al apoyo de la imagen. Trato de hacer un punto medio entre ambas. Cuando es oportuno, le meto emoción y cuando no, le bajo un poco el tono. También estoy adoptando mis propias palabras y frases. Soy admiradora del argentino Bambino Pons, porque siento que le agrega una cuota de diversión que es necesaria para que la gente se enganche. En el plano local, me gusta el trabajo de Dani Kanashiro y Toño Vargas.
Rosa Muñoz. Todo lo que ha pasado desde que se sentó por primera vez en una clase de periodismo deportivo en ISIL. Y todo lo que está por venir
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