María Inés Ching

Por María Inés Ching

 llega al teatro aún maquillada y peinada como María Eduarda, la antagonista de la teleserie «Amor de madre». Lleva el cabello liso, los ojos delineados de negro y las uñas rojas. No usa joyas: lleva las manos y orejas desnudas y se la ve guapa. En menos de una hora actuará en «¿Qué me pongo?», una comedia con monólogos e historias de mujeres vinculadas al uso de la ropa. Su espigada figura viste abrigo y pantalón holgados. En el escenario, luces de colores dibujan frases como «Yo amo la femineidad sin estridencias». Saba camina, prueba el audio de su micrófono, me saluda, corre por una gaseosa y un bocadillo, y luego me guía hacia un rincón detrás del escenario. Nos sentamos.

En los próximos 50 minutos hablaremos de su carrera –se considera afortunada–, de sus intereses –casi todos artísticos–, de lo que contiene su cartera –medicinas para esto y para aquello ‘por si acaso’– y después se despedirá para prepararse antes de la escena. Acaba de cumplir 40 años, pero aparenta menos edad. Es la mayor de tres hermanos. Vanessa estudió piano de niña y aunque sus padres insistían en que siguiera una carrera musical, ella eligió estudiar Publicidad en el Instituto Peruano de Publicidad [IPP]. A los 16 años ya hacía comerciales en la tele. A los 21 participó en Miss Perú, como la señorita Madre de Dios: una banda adoptada, pues ella nació en Lima. Por su parecido físico, su primer personaje fue el de la bailarina senderista Maritza Garrido Lecca en la miniserie «La captura del siglo». Desde entonces, la carrera de Vanessa impresiona: ha participado en 19 producciones de televisión, 24 obras de teatro y cinco películas. En la última, «Ella y él», –que se estrenará este año– es guionista y protagonista. Es la única actriz peruana que ha compartido escenario con el Nobel Mario Vargas Llosa en el teatro. Incursionó en la música y grabó el disco de rock «Hasta el sol». Es tan apasionada con su trabajo como obsesiva en la limpieza de su casa. Hoy, en «¿Qué me pongo?», Vanessa interpreta a Verónica, quien sufre de ‘bullying’ en su niñez por ser muy velluda -‘parecía un mono’- y también es Paola, una abogada despiadada en su trabajo que descubre la discriminación laboral cuando se embaraza. Vanessa, cuyo nombre significa «vanidad», no es pretenciosa: es femenina, sin estridencias.

 (Foto y Styling: Atlas Studio)

- ¿Cómo eras de niña?
Mi abuela dice que jugaba sola muy bien, a veces no hacía caso, estaba muy en mi onda y era tranquila, tímida. De chica tenía amigos de la cuadra, jugaba a los carnavales en verano, había un murito y ahí conversábamos. Me volví tímida más como en la adolescencia, era de no hablar. Un tiempito estuve así, después se me pasó. El teatro fue un buen ejercicio para quitarme eso.

- ¿Qué querías estudiar?
Yo quería música, mis papás insistieron que entrara al Conservatorio pero a mí se me dio que tenía que estudiar una carrera «formal». Estudié cuatro años de Publicidad pero nunca ejercí, no era tan chévere. Estudié piano de chica, en la práctica me di cuenta de que no tenía la paciencia para estar sentada horas frente al piano. Después tomé clases de canto por mi cuenta, y así de casualidad, me llamaron para Miss Perú, de ahí me llamaron para América, empecé en un taller de actuación y no me costaba la cámara: Es una cosa que sucede con la gente muy tímida que ante la cámara no se inhibe, al contrario, es rarísimo. Llevé talleres de América, con Roberto Ángeles, Alberto Ísola, unas clases de danza por acá, de voz por allá…

- ¿Qué música bailas?
Rock de los 80 me gusta, el reggaetón también, salsa si hay. Sí, me gusta bailar.

- ¿Qué sueles leer?
Un poco de todo, libros de mi papá, por recomendación, que haya buscado por Internet. De chica recuerdo «La historia de San Michele» [Alex Munthe] y «El cielo está rojo» [Giuseppe Berto], los de Vargas Llosa, de Saramago, Savater, Eric Fromm… 

- ¿Fromm?
No es tan complicado. La psicología es interesante para entender un poco más a la sociedad. Me gusta, tiene que ver con esta carrera, cuando estás componiendo un personaje tienes que investigar, un poquito de eso es la caracterización, creo que quería ser forense cuando era chica. 

- ¿Cuál fue tu primer personaje en la TV?
Maritza Garrido Lecca. Yo estaba, supongo, un poquito alucinada. Era un rol bastante sencillo, estaba más bien entusiasmada por el trabajo de los demás y por estar ahí. 

- ¿Qué recuerdas del terrorismo?
No tengo tanto recuerdo de lo de Tarata, estaba con unos amigos del IPP, no tan cerca. Después sí hubo una bomba cerca de mi casa, pero la verdad es que tuve suerte, no sufrimos como otras personas. Claro, los toques de queda. Después recuerdo la época posterior, la hiperinflación, estuve cerquita a la toma de la embajada del embajador japonés. No entiendes qué pasa.

- ¿Te interesa la política? ¿Cómo te informas?

En la web. Me parece que siempre es interesante. No sé si más chica quería participar, hacer algo desde algún puesto político. Pero lo que pasa es que necesitas una carrera formal que soporte eso. Pienso que los congresistas deberían velar por la democracia, el poder desde el pueblo para el pueblo. Es el lugar desde donde se pueden hacer muchas cosas, sí.  Pero debe ser un Congreso que esté preparado y yo no tengo eso. También por supuesto desde otros lugares se pueden hacer otras y muchas cosas, como ciudadanos todos podemos...

- Estás muy activa en redes sociales en el tema de la unión civil y el aborto terapéutico...

Es que no puedo creer que la unión civil no la aprueben hasta ahora, no hay ninguna buena razón. Ninguna. Es su derecho. Punto. No me parece que a un ciudadano que paga impuestos no le permitan ejercer sus derechos. Lo mismo en la despenalización del aborto, son estupideces. Es un abuso. Estamos muy atrasados en algunos aspectos. El problema es que las chicas van a seguir haciéndolo [abortando]. 

- ¿Te han acosado en la calle?
Me han metido la mano una vez, me quedé así [y abre mucho los ojos, parpadea] no supe qué hacer, es absolutamente desagradable. La otra vez pasó un exhibicionista... alguna vez me han dicho cosas y yo sigo nomás. En algún momento por la calle, había alguien que estaba muy borracho pasó una chica y le dijo a ella una cochinada. Yo llamé al Serenazgo. Se lo hizo a ella, me lo habría hecho a mí. 

 (Foto y Styling: Atlas Studio)

- ¿Eres espiritual, crees en alguien?

Yo creo en Dios, pero no voy mucho a misa... Tengo mi forma. Mi familia es católica, mi mamá nos hablaba de Jesús como un personaje, que era un revolucionario. Cuando íbamos [a misa], nos daba ataque de risa, no teníamos el respeto que se debe tener. Pero sí pienso que la religión salva a mucha gente, la reconforta porque tiene respuestas a preguntas muy complicadas y que la hacen sentir mejor. Ya no te sientes tan perdido, sientes que perteneces a algo. Hay gente que ha sufrido mucho y los ayuda, eso está muy bien. Ya el fanatismo es otra cosa. 

- ¿Qué te queda de tus orígenes palestinos?
Comemos comida árabe. Nunca fui a Palestina, mi abuela ha ido alguna vez. Tendría que preguntarle a ver si queda algún familiar, lo que pasa es que, yo soy de cuarta generación. Mi bisabuelo vino, se escondió en un barco con mi bisabuela y nunca más regresó. Me gustaría conocer pero ahora la situación está complicadísima. El baile es precioso, no lo bailo tan bien. En los matrimonios las tías y las señoras bailan, voy al club árabe, por ahí que entiendo algunas palabritas. Me he sentido siempre más peruana.

- ¿En qué creían tus abuelos?

Eran [cristianos] ortodoxos en realidad. Lo que tengo entendido es que cuando llegaron aquí, no había iglesia ortodoxa y lo más parecido era la iglesia católica y se unieron ahí y después, yo ya he visitado la iglesia ortodoxa.

- ¿Qué papel te satisface más?
Yo tengo mucha suerte, me han tocado proyectos buenos. Me la he pasado muy bien. Por ejemplo «Amor de madre» no sé por qué funciona tan bien. Me desquicia de lo feliz que me pone hacerlo, es un extraordinario personaje. Ya he trabajado tres personajes de [el guionista Eduardo] Adrianzén: en una miniserie que se llamaba «Demasiada belleza» [Antonella Parodi], «La Perricholi» [Marquesa Francisca de Altamirano] y este [María Eduarda] y los tres personajes me encantaron. «Mi problema con las mujeres» [Pamela] lo recuerdo con mucho cariño, fue un producto muy bueno, «El show de terror de Rocky» [Janet Weiss], «Mentiras» [Dulce], en el teatro. «Ella  y él», la película que estrenaremos pronto...

- ¿Te gusta «hacer de mala»?

Sí. He hecho antagónicos... feliz, ¿ah? me encantan, son divertidísimos esos papeles. Me parece interesante, es diferente, estás de otra forma. 

- ¿Trabajarías fuera?
Sí, me encantaría.

- ¿Has vivido en el extranjero?
En Chile he vivido un poquito más porque tengo familia ahí, una hermana de mi mamá. De chiquita he ido afuera porque mi papá ha estudiado en Stanford, estuve en Panamá un par de años cuando mi papá trabajaba para Naciones Unidas y después ya vine.

- ¿Cuántos cigarrillos fumas al día?
Depende del trabajo, pueden ser cinco, tres...

- ¿Qué haces en tu tiempo libre?
Ver películas, ir al cine. Me gusta ir al teatro, tengo muchos intereses dentro del arte, pero fuera del arte, no. Me gusta la gente, me gusta conversar. Estar con mis dos perritos schnauzers, estar con mi marido, con mis papás cuando puedo...

- ¿Cuánto tiempo de casada?
Seis años vamos a cumplir como esposos, estamos juntos nueve en total.

- ¿Cuán diferente es casarte a convivir?

Se siente diferente, es bien bonito, tienes más la certeza. En realidad sí es un paso más. Si es difícil separarse conviviendo, imagínate divorciarte. 

 (Foto y Styling: Atlas Studio)

Fotos y Styling: Atlas Studio

- ¿Y los hijos?
Los hijos, creemos que pronto, en eso estamos.

- ¿Y cómo haces los personajes de mamá cuando aún no lo eres?
Bueno, no soy mamá pero tengo otras relaciones de cariño y tratas de entenderlas cuando te metes en el personaje.

- ¿Qué haces en casa?
No cocino, nada. Pero sí limpio. Soy maniática, me encanta que esté todo limpio. Tenemos a alguien que nos ayuda pero si hay alguna reunión en casa lo más probable es que limpie y me duerma muy tarde para al día siguiente despertarme y que todo esté bien.

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Sus secretos de belleza

- ¿Te maquillas?
No tanto, porque como en el trabajo hay que hacerlo mucho.... Tengo mi neceser en el bolso porque hoy es el primer día de teatro, sino no saco maquillaje, me gusta que la cara respire más bien..

- ¿Qué cremas usas?
Cremitas humectantes, para los ojos, para quitarte el maquillaje. Me he vuelto más constante últimamente cuando estoy grabando, tengo que llegar a casa a desmaquillarme.

- ¿Cómo te mantienes en forma?
Ah, juego tenis. Si puedo todos los días, es muy entretenido, es un buen deporte y estás cerca del malecón.

- A propósito de la obra en la que actúas «¿Qué me pongo?», ¿cómo eliges tu ropa?

Soy muy cuidadosa para los eventos, me encanta estar bien. Pero en el día a día estas cosas anchas me encantan [y muestra su pantalón holgado], porque he estado grabando, me pongo otra ropa... es más funcional que otra cosa... Hay días en que sí me provoca vestirme bien; pero hay otros, en los que estás cómoda nomás. Como regla general: hay que cuidarse la cara con bloqueador, de chica debí hacer más caso, sí, es importante.

- Leí que no usabas brassier.

Después de la operación [se aumentó el busto] no usaba porque me era incómodo, desde hace un tiempito ya, por las grabaciones. También por si tengo que usar una blusita medio transparente...

- Tu cabello es rizado.
El pelo normalmente para el trabajo me lo planchan; yo normalmente, no. Uso un buen champú de L’Oreal que es especial para nutrir, porque es importante cuidarlo, es porque la carrera te obliga a estar arreglada y pintada, yo sí ando normal, de la manera más sencilla posible. De chica usaba Konzil porque me ayudaba a desenredar el pelo, no uso nada para el frizz.

- ¿Te depilas?
Mis cejas sí, de chica tenía una sola, pero me las quitan con cera o hilos porque si no te empieza a crecer más rápido y más duro. Las piernas sí yo misma con una plumita, porque la cera me empezó a sacar como granitos...

- ¿Cómo haces para los desnudos?
Cuando he hecho, normal, nunca he hecho uno en el teatro. Mis fotos favoritas son las de Cosas Hombre, porque eran sugerentes, me gustan ese tipo de fotos. Pero cuando grabo, como es trabajo, todos los que están en la escena tienen que hacer, si no no están. Por lo menos siempre me ha tocado gente muy profesional, soy más cuidadosa en mi vida normal, sé separar las cosas.

- ¿Qué consejo le darías a nuestras lectoras?

No tengo un discurso muy feminista, en general. [Piensa] Si es para gente en general, tratar de no perjudicar a los demás, que a veces sin querer lo hacemos y sí, hacer lo que te haga feliz. [...] A veces las cosas van bien, a veces van mal, “nada es determinante”, se lo escuché a Gianella Neyra precisamente. Es una frase bien buena. 

- Como que tienes que ser más flexible…
La vida es un poco así, si te calmas va a venir otro momento, y las cosas van a salir, con el tiempo aprendes eso, a veces hay mucha incertidumbre.

- ¿Qué quisieras cambiar de Lima, del Perú?

Cambiar el diseño de una ciudad muy desordenada, la cantidad de delincuencia en la calle, poner más áreas verdes. Es una ciudad que está muy descuidada, deberíamos ponerla más bonita si quisiéramos tener más turismo también [...] quiero mucho a mi patria pero hay que mejorar. Después hay cositas [que podemos hacer] como dejar pasar al peatón, al otro carro, no botar basura. Es educación, es empatía, es mirarte en el otro. Y si surgieran problemas, agárratelas contigo y deja a los demás en paz. 

 

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