Yirko Sivirich ha encontrado en su país el mejor punto de partida para su infinita creatividad. Año con año, el diseñador iqueño sorprende con colecciones que reflejan parte de nuestra cultura e historia, abordando pasajes del Perú como la fiesta de la Virgen de la Candelaria (FW 2019), el colorido de la Amazonía Peruana (SS 2019) y el soleado desierto de la Huacachina (SS 2020). En el marco de la pandemia por coronavirus, el modisto no ha parado de crear, presentando su más reciente colección “Kuyayki” con el uso de plataformas digitales, haciendo hincapié en que este es un gran paso para la democratización del mundo de la moda.
En una conversación exclusiva, Sivirich comparte más detalles acerca de la última adquisición de su marca, un ‘fashion truck’ que promete llevar sus piezas a todos los distritos de la ciudad en que sea llamado. Además, recuerda sus inicios en el rubro textil en el marco de su doceavo aniversario y abraza los recuerdos que lo llevaron a convertirse en el destacado diseñador que es hoy.
-¿Cuán complicado ha sido adaptar el negocio a raíz de la pandemia?
Bastante. Yo tengo dos líneas, la comercial y la línea con trajes a medida. Lo último se ha estancado por obvias razones. Sin embargo, lo he visto como una oportunidad para meterle más fuerza a lo comercial, incorporando piezas que ahora la gente necesita, como lo son las mascarillas, los protectores faciales, los sobre todos, los trenchs de plástico. Tal vez, una de las cosas más complicadas fue que tuve que cerrar mis tres tiendas y quedar solo con el lugar en el que hacemos delivery. Para mejorar los envíos, me animé también a comprarme una furgoneta, un camioncito.
-Vehículo al que haz bautizado con un nombre en quechua...
Sí. Antes de la pandemia, los envíos de compras online representaban solo un 20% de las ventas totales. Ahora, se trata de un 100% vía delivery, lo que me motivó a invertir en ella. Cuando nos la entregaron la bauticé ‘Pachata Apasayki Antawapi’, que significa “el carro que lleva tu ropa”, en quechua ancestral.
De verdad que tenía mucha ilusión puesta en esto, porque como ya no iba a tener mis tres locales, quería potenciar el delivery. Una vez por semana yo hago los envíos, yo mismo manejo. Soy medio loco, quiero que me queden en el recuerdo estos momentos para siempre, así que necesitaba vivirlos. Obviamente con la seguridad necesaria. Además, ahora que contamos con movilidad propia, podemos llegar a cualquier lado, incluyendo los envíos que también seguimos realizando a cualquier parte del Perú.
-Volviendo un poco en el tiempo, tú fuiste uno de los primeros diseñadores en el país en arriesgar y mostrar su colección de forma virtual, mediante redes sociales. ¿Qué te impulsó a hacerlo?
Mira, yo justo había presentado un desfile en Nueva York el 12 de febrero, casi un mes antes de la pandemia. Ya tenía la colección preparada, porque los desfiles que venían en Perú eran en abril. Cuando se paró todo, no podía dejar de pensar en qué hacer para mostrar la colección fresca. Luego de darle vueltas lo decidí. Mi mamá y mi pareja me ayudaron y fueron mis modelos, conseguí unas cámaras profesionales para poder grabarlo súper bien. Lo lanzamos mediante Facebook, salió increíble y lo vieron alrededor de 60 mil personas.
-Hace poco más de una semana, también presentaste la colección junto a la Alianza de Diseñadores del Perú, vía TV y Youtube. Esta puesta en escena fue más profesional, pero aún alejada al ambiente natural de las pasarelas y el público. ¿Cómo se siente percibir este cambio?
Bueno, esto definitivamente ha sido más pequeño. Solo podíamos presentar 10 looks y solo fuimos 15 diseñadores. Para ello, reformulé una colección más comercial, de lo que tenía, hice ropa más práctica, no tanto show en pasarela, sino prendas que llamen a querer comprarlas. Además, incluí mascarillas y protectores faciales en los 10 outfits, adaptándose a la nueva normalidad. Esto también nos ha brindado la oportunidad de vender nuestras piezas en una tienda retail, así que de esa forma llegamos a más gente.
-Hablando de la gente, ¿consideras que el consumidor de moda ha cambiado de alguna forma? Digamos, ¿ha vuelto a consumir local en lugar del fast fashion o de los grandes retails a los que estaba acostumbrado?
Sí, yo creo que ahora el peruano en general, no solo en moda, está buscando experiencias de compra que disfrute, buscando comprarle a un peruano, a algún emprendimiento con el que se identifique… Siento también que el consumidor peruano se está adaptando al mercado online, porque antes no lo tenía tan presente. Al cliente le gustaba tocar lo que iba a comprar, probárselo, no era de comprar fácilmente por internet, entonces ahora se están adaptando y apostando por ello. No quiero pensar que cuando esto pase la gente se va a olvidar del talento local, porque la idea es crecer como en otros países que en verdad las ventas son mayor en lo local. Espero que un porcentaje mayor de clientes se quede con esta idea, de apoyar a lo peruano y además, apostar por lo online.
-¿Cómo fue que te animaste a fabricar piezas de moda para la nueva normalidad?
Yo estuve casi un mes en para. Pero ese tiempo me sirvió para analizar qué cosas hacer. Tengo varias personas que trabajan para mí, y cada uno de ellos tiene una familia que mantener, entonces era una responsabilidad mantener las ventas, y que continúen recibiendo un sueldo. Me enfoqué en lo que la gente necesitaba y creí que podía funcionar. Tenía razón, porque la demanda este mes está full. Por ejemplo, hace unos días he sacado las ‘mascarillas patrias', que son 20 mascarillas que no solo tienen el escudo del Perú sino también prints de colecciones pasadas.
Hay que tratar de sacarle la vuelta a lo malo con algo bueno. Estoy muy agradecido con la gente, con sus mensajes llenos de cariño. Siento que la gente se identifica con la marca, se siente feliz con la experiencia de compra, con el acercamiento al diseñador que realiza las piezas que usa. Y yo soy así, a veces la gente puede pensar que no, pero la verdad es que yo soy así de cercano, siempre he sido así y he llevado mi empresa de esa forma auténtica también. Soy tal cual las 24 horas, no tengo una careta ni soy diseñador de una manera y Yirko de otra.
-Consideras que ya cambiaron ‘las reglas del juego’ en el mundo de la moda, ¿que ahora las marcas y diseñadores explotarán más las herramientas virtuales?
Yo creo que sí. De hecho, en algunos lugares el lado digital ya estaba conquistado, pero tal vez no le habían dado tanta importancia aún. Además, creo que lo que estamos viviendo ahorita (la pandemia) aún va a tener un tiempo prolongado, y para cuando termine y todo esté más normalizado, lo online y lo presencial definitivamente van a ir muy de la mano.
También hay que darnos cuenta que gracias a lo que ha pasado, y ahora que se ha optado por hacer los desfiles virtuales, es que la gente se está sintiendo más incluida en la moda, porque antes cuando hacías un desfile en vivo iban 400 a 500 personas, no pueden ir todas. Ahora, gracias a una puesta en escena virtual, la gente siente que está en primera fila, y puedes llegar a muchas más personas, no solamente a las 400 o 500 que tenían el acceso para ir al desfile. Esto muy bueno porque la moda se ha democratizado, aunque aún hay gente que cuando escucha la palabra “moda” piensa que es algo muy frívolo, y en verdad la moda es algo que vivimos día a día, como parte de nuestra identidad. Esto es algo normal, yo también pensaba así antes de ser diseñador, pero después cuando uno analiza, en verdad la moda no tiene nada de frívolo porque es parte de nosotros, vestimos para reflejar quiénes somos, para sentirnos bien.
-Partiendo de la identidad, tú te inspiras regularmente en nuestro país para configurar tus colecciones ¿por qué enfocarte en ello?
Te contaré desde el inicio. Cuando me di cuenta que me gustaba la moda, tenía casi 30 años. Era vendedor en una tienda, y me acerqué un poco más a la moda y me di cuenta que siempre me gustó pero no la había desarrollado. Decidí renunciar y empecé a hacer cosas propias. Inicié comprando y vendiendo, y bueno, ahí no tenía mucho que ver con Perú porque aún no diseñaba, solo vendía. Iba a las casas de mis amigos con mi maleta, organizaba reuniones en la mía, y así.
Con el paso del tiempo, una de las primeras prendas con diseño que hice, fue el polo con el escudo que tanto caracteriza mi marca, hace 12 años aproximadamente. Esta pieza estuvo pintada a mano por alumnos de Bellas Artes en un inicio y después lo pasé a estampado. Ese fue el inicio, y luego fui incorporando más elementos peruanos, como frases, estampados, y más. Uno de los más exitosos fue el suéter inspirado en la diablada, y hasta hoy ya tengo piezas inspiradas en alrededor de 15 ciudades del Perú.
-¿Y por qué el escudo?
A mí siempre me ha gustado ese símbolo patrio. De chico pertenecí a la escolta, desfilaba, me llamaba mucho la atención la bandera, en mi colegio la veía con detenimiento. Recuerdo que el escudo estaba bordado con muchos detalles y me parecía muy lindo. Por eso empecé con eso y a lo largo del tiempo lo he ido perfeccionando.
-Tus diseños han llegado a nivel internacional, vistiendo a figuras importantes del mundo del entretenimiento ¿A quién más te gustaría ver luciendo tus prendas?
En verdad, más allá de que sea un artista o un famoso, me gusta que sea alguien que lo sepa lucir, que le guste lo que lleva puesto, que no solamente se la ponga porque se la regalaron o se la dieron. Yo no me deslumbro mucho por los famosos, y los que conozco, pues son amigos míos. Yo lo que valoro es que gracias a ellos mi trabajo es conocido por más personas. Entonces, es eso, me gustan las personas que aman lo que llevan puesto, que lo valoran porque saben que fue hecho por un peruano, que está inspirado en su país y es fabricado con materias de calidad, como el baby alpaca.
-Y hay que recalcar eso, porque si bien las piezas de diseñador tienen un costo más elevado, tienen todo un delicado proceso detrás, desde su configuración hasta el empaquetado…
Exacto. En mi caso, tenemos una línea comercial con precios más accesibles, tampoco es baratísimo porque se trata de un producto elaborado con buena calidad, el algodón, el estampado, todo. Y bueno, tenemos la otra línea que son prendas a medida, que de por sí se hacen personalizadamente, lo que implica más gasto pero más exclusividad, se utilizan fibras como el de la alpaca, se bordan a mano, es todo un proceso. Hay que tener en cuenta que estas prendas duran años, porque son de mayor calidad.
-Acabas de cumplir 12 años en la industria de la moda, ¿qué metas esperas alcanzar a corto y largo plazo?
La semana que pasó cumplí 12 años en el mundo de la ropa, de la moda. Pero diseñando llevo 7 años. Sin embargo, yo siempre cuento desde los 12, porque fue así como inicié, comprando y vendiendo piezas. Todas las colecciones que he presentado, primero las visualicé, las soñé. Para llegar hasta donde estoy, he trabajado un montón. Lo que yo siempre transmito a la gente es que lo hagan también.
A corto plazo, probablemente tenga una tienda, porque igual la gente quiere algo físico, quiere ver las prendas, probárselas; así que estamos en conversaciones para ver si se puede concretar una tienda en Miraflores. A ello, se suma que a fines de agosto-setiembre voy a abrir un atelier, que es solo para trajes y prendas a medida. Y bueno, probablemente si mañana o pasado pasa algo que tenga que no vender o que cerrar algo, yo siempre trato de reinventarme.
Lo otro que me encanta es la cocina, y la gente ha conocido mucho de ese lado mío ahora último, porque antes no lo publicaba. Probablemente en un futuro me aventure a sacar un negocio que tenga que ver con esto. Siento que las cosas que hago las hago porque me encantan, más allá de si me va bien o mal, me encantaría sacarme ese ‘bichito’ que tengo sobre el rubro de la comida, y estoy seguro que algún día lo lograré, a largo plazo.
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