Desde sus inicios con Sigmund Freud en la Viena de 1900, el psicoanálisis ha evolucionado. Aunque hay mitos y tabúes a su alrededor, es importante ver más allá del estereotipo que presentan las películas y programas de TV. Si quieres saber más, recuéstate en el diván y despeja dudas.
1. ¿Qué es el psicoanálisis?
Es una herramienta psicoterapéutica que permite explorar de forma sistemática los conflictos inconscientes de una persona con síntomas emocionales diversos y relaciones interpersonales insatisfactorias. Cuando la persona asume la verdad de sus sentimientos y deseos, a veces ocultos para sí mismo, los síntomas y problemas interpersonales se alivian o resuelve
2. ¿Cuánto dura el tratamiento?
Todo depende del problema que presenta quien busca terapia, de las características de su personalidad, de cuán motivada está para profundizar en la exploración de sí mismo, y de cuán comprometida está en buscar un cambio permanente en su vida.
3. ¿Cómo se realiza?
El psicoanalista puede optar por una amplia gama de intervenciones, desde el psicoanálisis de diván, unas tres veces por semana -es un proceso largo, basado en la labor de interpretación de recuerdos reprimidos, en su mayor parte de origen infantil-, hasta la psicoterapia psicoanalítica, cara a cara, de una a dos veces por semana. Más allá de la técnica, el resultado del proceso depende de la relación emocional entre el analista y su paciente.
4. ¿Qué problemas ayuda a resolver?
Las diferentes modalidades de psicoanálisis obtienen buenos resultados en personas con depresión y procesos de duelo no resueltos, trastornos de ansiedad, obsesiones y compulsiones, trastornos de personalidad (fronteriza, narcisista, dependiente, etc.); fobias, problemas vinculados a la histeria de conversión (como sentir paralizado un brazo sin razones físicas para ello) y de disociación (desmayarse sin causa orgánica).
5 ¿En qué casos no da resultado?
En cuadros clínicos de drogadicción, alcoholismo, adicciones como la ludopatía, trastornos antisociales y de alimentación (anorexia, bulimia), problemas neurosicológicos, donde la conducta y el control de impulsos, los resultados no son los esperados si el psicoanálisis no va acompañado de espacios terapéuticos grupales, psicofármacos, terapia de familia u hospitalizaciones. Hay otras psicoterapias que pueden aplicarse (aprendizaje de nuevas formas de afrontar conflictos) pero, como el psicoanálisis, requieren de un sistema de soporte para que la persona mantenga el dominio sobre su problema de conducta.
En todo caso, un terapeuta psicoanalítico debe estar en condiciones de decidir, sobre la base del conocimiento que tiene de sí mismo, qué casos él o ella no tomaría.