Desde Simone Biles hasta Lionel Messi. Muchas veces esperamos demasiado de los deportistas de alto nivel. Y parece lógico: nos han hecho creer que la perfección es alcanzable (que lo diga la ‘mano de D10S’). Pensamos que es ‘su trabajo’ y que ‘por eso ganan mucho dinero’. Parece que solemos desconocer que ellos también son humanos. Jóvenes, de familias disfuncionales, mal rodeados o simplemente personas que sucumben a la presión de la multitud globalizada que espera que sus ‘ídolos’ que ya tocaron el cielo, alcancen el espacio. Cuando hacer deporte y competir ya pierde totalmente su sentido.
“Deberíamos estar divirtiéndonos y a veces eso no pasa”, dijo la atleta norteamericana.
Toda la atención se concentraba en ella. Estados Unidos se disputaba el oro en equipos de gimnasia con el Comité Olímpico Ruso y la protagonista era -sin lugar a dudas- Simone Biles, la múltiple campeona mundial, conocida por ser la gimnasta más laureada de todos los tiempos.
Lo que no sabíamos es que Biles llegó a la competencia con “el peso del mundo sobre sus hombros” y con “demonios en la cabeza” que, al parecer, no la dejaron concentrarse al intentar un movimiento de salto avanzado. No fue su mejor actuación y ella lo sabía. Por eso, al terminar, abandonó la competencia al borde del llanto. Y casi todo el mundo se preguntó qué había pasado y si se había lesionado.
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“Nunca me había sentido así antes de participar en una competencia. Intenté salir y divertirme (...). Una vez que salí pensé: ‘No, la mente no está ahí. Así que tengo que dejar que las chicas (del equipo estadounidense) se hagan cargo y concentrarme en mí”, dijo después Biles, en declaraciones a la prensa.
La reconocida gimnasta estadounidense logró volver, una semana después, a una de las competiciones que tenía pendiente y se hizo con el bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio. Buena actuación, sin embargo, algo pequeño si lo comparamos con la expectativa que se tenía de que alcance seis veces el oro. Una locura.
Los Juegos Olímpicos y la salud mental
Antes de Biles, el primer caso resonante de los JO fue el de la tenista japonesa Naomi Osaka. La joven de 23 años se retiró en mayo del Abierto de Francia debido a que se sintió presionada por la organización para declarar a los medios, lo cual evitaba. Osaka reveló que sufrió episodios largos de depresión desde que ganó su primer Grand Slam en 2018. Y a pesar de que no tenía algún problema con la prensa, le generaba ansiedad estar frente a los micrófonos. “Cualquiera que me conozca sabe que soy introvertida”, mencionó. Para variar, Osaka fue la encargada de encender la llama olímpica en Tokio.
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¿Por qué un deportista no disfruta participar en una competencia histórica como los Juegos Olímpicos?
El psicólogo deportivo y docente investigador en la UPC, Mario Reyes Bossio, explica que para competir en el deporte de alto rendimiento existen ciertas exigencias que podrían mellar el disfrute de la actividad.
“Acá hay un tema fundamental. Primero que estamos hablando de unos Juegos Olímpicos y eso implica el alto rendimiento. La élite del deporte tiene muchas características particulares, diferentes a lo que es quien realiza un deporte de manera amateur. La alta exigencia, el entrenamiento constante y, en muchos casos -hay que ser realistas con estos deportistas- ese disfrute, que podrían tener al inicio, va a lindar hacia esas sensaciones de dar más allá de lo que ellos puedan hacer”.
Sin embargo, para sobrellevar los retos, es fundamental el trabajo de las diferentes ciencias del deporte en la preparación. Según Reyes, al profesional se le plantean los diferentes desafíos que tendrá que cumplir. “Vas a tener exigencias mayores de lo normal, vas a tener tiempos relativamente cortos para tu vida privada. Tenemos que planificar todo de una manera realmente estructurada, tanto precompetitiva como postcompetitiva. Y poder decirle al deportista: ¿Deseas realmente estar en este estadio, en esta élite?”.
Otro de los puntos que llamó la atención del psicólogo en estos JO es que, al parecer, los deportistas no están teniendo la preparación adecuada.
“Normalmente lo que quieres en los Juegos es ganar, quieres medalla. El deportista tiene que estar preparado para lograr ese control emocional y esos aspectos referidos a la presión. En el caso de Simone Biles, por ejemplo, la pregunta es: ¿qué tanto se trabajó sus aspectos emocionales y su salud mental? No olvidemos que al fin y al cabo son personas, no máquinas. La presión que ha tenido ha sido más grande de lo que ella podía sostener”.
Los objetivos del deportista: para qué se compite y la vida más allá de un torneo
En Tokio, llamativo también resultó el caso del pesista chileno-cubano Arley Méndez, quien tras quedar rezagado en su disciplina, admitió que meses atrás tomó marihuana días antes de una competición para sabotearse.
“Yo lo hice adrede para irme al carajo. Llevo meses que estoy cansado de esto, estoy sufriendo mucho con dolor, depresiones, no aguanto más. Espero que me entiendan”, señaló. Asimismo, Méndez anunció su retiro del levantamiento de pesas, lo cual ya era algo que había pensado. “Me iba a retirar hace tiempo, pero tengo que alimentar a mi familia. Este es mi trabajo. Me gusta competir, pero estoy sufriendo mucho”, explicó.
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A veces, el deporte no es la única motivación para entrenar todos los días.
“Siempre que trabajo con mis deportistas lo que yo les pido es que determinen los motivos por los cuales están realizando esta actividad física”, relata el doctor Reyes. “Hemos podido identificar que los motivos que se tiene, muchas veces, es el dinero. Muy poco es el disfrute hacia la actividad, muy poco es el querer ellos salir adelante. Normalmente es querer comprar la casa a mi mamá, querer sacar adelante a la familia. Son diferentes motivos y no estoy diciendo que sean buenos o malos”, acota.
Otro punto importante es el plan de vida del deportista. Para el experto, esto es algo que se trabaja y hay que enfatizar. Más allá de la competencia, la victoria o la derrota, la persona debe tener en cuenta la vida que le espera después, sobre todo durante el periodo de cada 4 años entre los JO. “¿Dónde queda el deportista? ¿En la nada? Tenemos que cambiar ese pensamiento y crear un plan de vida de su trabajo”, indica.
De igual manera, Reyes sugirió trabajar con los deportistas la retirada deportiva, que para un profesional significa un cambio total de vida.
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El otro lado de la fama: los aficionados, la presión y la crítica
Simone Biles ya es toda una leyenda del mundo del deporte. Tiene 7 medallas en JO. Sin embargo, de ella los espectadores siempre esperaron más este 2021. Tuvo la oportunidad de lograr seis medallas de oro solo en Tokio. Al final, la gimnasta obtuvo una plata y un bronce. Envidiable para cualquiera. Cambiando de rumbo hacia el fútbol, Lionel Messi ha vivido durante muchos años la presión de jugar bajo la sombra de Diego Maradona. La afición argentina esperaba que el rosarino ganador de seis ‘Balones de Oro’, máximo logro personal de un futbolista, tenga la personalidad del ‘Pelusa’ y -sobre todo- de su mano lleve a Argentina a ganar el título mundial. Messi, que recientemente logró su primera gloria con la ‘albiceleste’ -tras cuatro intentos fallidos en finales- por fin liberó algo de la presión que le implantaron los aficionados. Eso lo hizo sufrir en algunas oportunidades.
Es cierto que una exigencia de la alta competencia es superarse. Sin embargo, a veces, el aficionado parece olvidar que las ‘estrellas’ a las que se les exige tanto son tan susceptibles de cometer los mismos errores que ellos.
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“Hay deportes y deportes. Una cosa es el fútbol donde ganan millones, y tienes otros deportes que son autogestionados porque tienes que tener ingresos para poder sostenerlo. Entonces hay diferentes realidades y a veces el otro (el aficionado) no conoce. Tenemos que tener mayor empatía. Primero ver al otro antes de opinar algo sobre el proceso, pero a la vez no podemos crear falsas expectativas”, sugiere Reyes.
El experto también indica que el deportista debe trabajar el fracaso, lo que es normal en una competición: ganar y perder. Sin embargo, hablar de fracaso puede resultar injusto cuando el deportista no tiene todas las herramientas. “¿Realmente tuvieron el acompañamiento, tuvieron la ciencia del deporte apoyándolos, tuvieron un trabajo integral, tuvieron todo ese sostenimiento para llegar a esa instancia? Si no ha habido mucho de este apoyo, no podemos nosotros comenzar a decir algo de un deportista cuando realmente no conocemos ese aspecto esencial. Todos tenemos que colaborar en el proceso”.
Por otro lado, ciertos aficionados han comenzado a criticar la fragilidad de los deportistas que salieron a expresar sus malestares. Un vistazo rápido por las redes sociales nos permite identificar que el cargamontón muchas veces está direccionado hacia “la generación de cristal”, es decir, a este grupo de jóvenes que pide a la sociedad prestar cada vez más atención a la salud mental. “Antes no pasaba eso”, argumentan.
“Lo que está sucediendo es que ahora se está expresando realmente lo que uno siente. Y ahí sí la diferencia con años atrás. Antes no se expresaba, antes se callaba, los deportistas se lo guardaban y se lo comían y tú no sabías si el deportista sufrió, estuvo deprimido y alcanzó la medalla. Entonces tú dime: ¿realmente disfrutó esa medalla?”, cuestiona Reyes.
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“¿Qué es lo que nos han demostrado estos Juegos Olímpicos? Que lo que siempre se ha dicho sobre la salud mental no se dio importancia y ahora está saliendo a la luz. Los deportistas, dentro de todo han sido personas, han sido ellos. Eso es bueno. Es algo que siempre ha estado presente y nadie se dio cuenta, o no se quiso trabajar, o no se quiso dar el apoyo”, dijo el psicólogo deportivo.
Michael Phelps, otro deportista que rompió récords en natación durante anteriores JO, reveló recién el 2018 el “infierno” que vivió debido a la depresión. Para aquel entonces ya estaba retirado, sin embargo, sus palabras concuerdan con esta lógica de callar lo que sentía: “No quería estar vivo. No compartí mis problemas de depresión por miedo al rechazo”, sentenció.
Acá hay un problema al que prestarle atención.
Dato: El doctor Mario Reyes señala la importancia de requerir del apoyo de la psicología y la ciencia, y hacer énfasis en los aspectos de prevención y promoción de la salud mental.
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