Zona íntima: Protégete de las infecciones vaginales

Andrea Castillo C.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la vagina como un conducto membranoso y fibroso, que en las hembras de los mamíferos se extiende desde la vulva hasta la matriz. Pero todas esas palabras no describen lo que para cada una de nosotras significa. De su buen estado depende nuestra salud, fertilidad y, en el día a día, hasta nuestro estado de ánimo. Una vagina irritada puede arruinar un día perfecto. ¿Pero sabemos cómo cuidarla?

Entendamos la importancia del equilibrio de la flora vaginal. En este increíble ecosistema habitan bacterias, levaduras y otros microorganismos, que actúan como un escudo natural contra las infecciones. 

Los médicos la llaman flora de Döderlein, por el científico alemán A. Döderlein, quien la describió por primera vez en 1894 al examinar la secreción vaginal. Gracias a sus estudios y los de otros investigadores, sabemos que los microorganismos de la cavidad vaginal también están presentes en otros orificios del cuerpo humano y en la piel, pero en la vagina tienen un pH más alcalino, y durante nuestra etapa fértil, su valor varía entre 3,5 y 4,5. (El pH del agua, por ejemplo es 7 y el del jugo de limón es 2,4).  Pero este equilibrio puede alterarse por factores externos o la combinación de algunos de ellos, como el incremento de la temperatura y la humedad ambiental, una higiene íntima inadecuada, el uso de ciertos antibióticos o de ropa sintética. 

También hay afecciones crónicas, como la diabetes, que favorecen los problemas vaginales debido a elevados niveles de glucosa en la sangre que alteran la flora vaginal, dejando la ‘puerta’ abierta para el ingreso o incremento de gérmenes oportunistas, como hongos y bacterias. Las infecciones vaginales son el principal motivo de consulta con el ginecólogo, especialmente en verano, porque hace más calor y acudimos a piscinas y playas sin tomar medidas de protección.

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