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Giulliana Weston
Jorge Chávez Noriega

Cuando está frente a una cámara, Giulliana genera una complicidad con el fotógrafo que se evidencia en el resultado final. “Siento que este es mi lugar. Además, lo que haces tiene que divertirte”, dice en medio del despliegue de vestidos, blusas y zapatos ocurrido en la sesión de fotos que ilustra estas páginas.

Giulliana Weston forma parte de esa estirpe de modelos peruanas que se han hecho un nombre en el extranjero. Y aunque ha tenido que alejarse de las pasarelas debido a sus seis meses de embarazo, sigue vinculada a la moda con Vôtre, la marca de lencería que tiene con su hermana Carla. Sin embargo, hoy, su vida gira en torno a la familia que ha construido junto a su pareja, Leoncio Prado Rey, y su hijo Leoncio de 4 años.

¿Cuál es la mayor satisfacción de ser mamá?
Primero debo decir algo: nunca pensé que tendría un hijo. No lo buscaba, simplemente se dio. Pero desde que supe que estaba embarazada de Leoncio, desarrollé un vínculo muy fuerte. Difícil de describir. No imaginé que podía querer con todas mis fuerzas
a alguien.

¿Cuánto te cambió la maternidad?
Me he vuelto un poquito sobreprotectora. Siempre estoy alerta a lo que pueda sucederle a mi hijo. Sin embargo, con este embarazo, me siento más segura. La primera vez leí tantas cosas en Internet, que terminé sugestionándome. Por eso recomiendo no hacerlo. Esta etapa es linda y hay que disfrutarla con todas sus complicaciones.

Pero también es muy intensa. ¿Sientes que puedes cumplir con todo?
Ahora he bajado el ritmo. Si bien mi hermana y yo estamos preparando la nueva colección de Vôtre, nos estamos tomando unos meses para presentarla. También doy clases de modelaje en ModeLab. Enseñar me encanta. Cuando no tengo con quién dejar a Leoncito, lo llevo conmigo. En realidad, trato de que me acompañe a todos lados para compartir más tiempo con él.

¿Crees que existe una fórmula que nos ayude a administrar mejor el tiempo para vivir en familia?
No existe una fórmula, lo importante es que cada quien tenga su espacio. Para mí, es esencial disfrutar de un momento a solas. Eso me permite relajarme y meditar sobre lo que me sucede. Si no lo hago, me vuelvo loca. No sabes cómo me gusta estar en la tina, con mis sales y aceites, leyendo un libro por horas.

OCIO Y TRABAJO

La lectura es un hábito que Giulliana cultiva desde que empezó en el modelaje cuando su madre la llevó al casting de una tienda por departamento que buscaba a la protagonista de su catálogo. Entonces tenía dieciséis años. Al poco tiempo, voló a Estados Unidos con la diseñadora Ani Álvarez Calderón, quien la convocó para que luciera sus piezas en el Miami Fashion Week. A partir de ahí, se convirtió en una modelo de élite.

Perteneció al staff de la prestigiosa agencia Wilhelmina Models y los viajes fueron parte de su rutina. Un día hacía fotos en Madrid y, a la semana siguiente, estaba en Sudáfrica para una editorial de moda. Entre aviones y escalas, los libros eran la solución para abstraerse de ese intenso ritmo. “Leer es una de las cosas que más me gusta”, comenta mientras saca de su cartera ‘La historia del loco’, la novela del estadounidense John Katzenbach que la tiene atrapada.

¿Qué te ha dado el modelaje?
Me dio confianza en mí misma y me enseñó a valorar mi trabajo. Si uno no lo aprecia, nadie lo hará por ti. El modelaje no es un medio fácil, por eso agradezco las oportunidades que se me presentaron.

¿Qué ha sido lo más difícil de tu carrera?
A pesar de que no me costó vivir casi diez años en el extranjero, a veces me entristecía porque extrañaba a mi familia. Además, cuando atraviesas por una situación complicada, no tienes un hombro dónde llorar. Pero aprendí que los problemas te hacen fuerte, te enseñan lecciones valiosas y te permiten ver la vida con optimismo.

¿Por qué regresaste al Perú?
Sentí la necesidad de estudiar una carrera y el Perú me pareció el lugar natural. Así que, a los 26 años, volví e ingresé a la facultad de periodismo. Poco después de graduarme escribí en una revista e hice prácticas como reportera en un canal de televisión, pero tuve que dejarlo porque salí embarazada.

¿Cuál es tu visión de la industria de la moda en el país?
Veo que está creciendo y profesionalizándose. Sin embargo, aún hay cosas por mejorar. Acá son muy reservados con ciertos tipos de fotos como los desnudos o el toples. Eso ocurre porque el peruano es muy machista. Es hora de cambiar esa mentalidad. El cuerpo de la mujer es hermoso y no existe razón para que haya algún tipo de prejuicio.

¿Cuáles son tus próximos planes?
No soy de las personas que se proyectan o se preocupan por lo que van a hacer de aquí a un año o seis meses. Pensar en el futuro me da ansiedad. Prefiero vivir el presente.

Fotografía: Rafo Iparraguirre
Directores de arte y styling: Gerardo Larrea & Antonio Choy Kay

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