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Casaca de cuero: una prenda ícono - 2
Redacción EC

Marlon Brando la lució como nadie en la película "The Wild One", en 1953 y la convirtió en un gran objeto de deseo. La casaca de cuero es desde entonces un símbolo de rebeldía e insurrección. Ha sido el caballo de batalla de celebridades como James Dean, Elvis Presley o Michael Jackson; de movimientos musicales como el punk, y también de diseñadores legendarios como Jean Paul Gaultier,

Carolina Herrera, Versace o Chanel. Qué mujer no guarda una en su ropero, o al menos intenta tenerla comprando imitaciones. Nos sumamos al culto por la casaca de cuero y te enseñamos a engreírla.

Compañera para toda la vida

Con los cuidados respectivos, las casacas de cuero pueden durar muchísimos años, incluso pueden pasar de generación en generación.

¿Cómo reconocer una buena casaca de cuero?

• Oliéndola, el cuero tiene un aroma particular, sui géneris.

•Fíjate también en los acabados: las costuras deben ser rectas, comprueba el material del forro ¿seda o poliéster? (mucho mejor si tiene medio forro o no tiene, pues así verás el trabajo a detalle).

• Los broches o cierres deben ser de buena calidad y abrir y cerrar sin problema.

• El precio: una casa de cuero demasiado barata, para ser verdad, seguro no es de verdad (o muy buena).

(Foto: Shutterstock)

(Foto: Shutterstock)

¿Cómo diferencio el cuero de los materiales de imitación?

• Tocándolo. El cuero es cálido, suave y flexible. La cuerina y demás materiales son fríos y rígidos.

• Viéndolo. Al ver con detenimiento una casaca de cuero notarás sus distintas texturas (lisas y rugosas, pequeñas marcas, distintos tamaños de poros). Los materiales sintéticos tienen texturas uniformes.

¿Cómo puedo conservarla mejor?

• Guárdala en un portatrajes o protégela con algún tipo de papel grueso.

• El cuero es muy propenso a contraer moho, por eso debes alejar tu casaca de la humedad (pon cerca una “bola seca” o mejor aún, un deshumedecedor).

• No la expongas por mucho tiempo al sol, pues puede resecarse o cambiar de color.

• Hidrátala con productos especiales para que se mantenga flexible.

• Emplea un paño suave y limpio para hacerlo.

 

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