Dicen por ahí que las mujeres gastamos a tontas y a locas. ¿Será cierto? Yo soy mujer pero no creo que ese sea mi caso aunque no puedo negar que me la vivo eternamente enamorada de los zapatos.
No pasa semana sin que me enamore de un par o dos pero eso no significa que trabaje para comprar zapatos.
Tengo un trabajo, gano mi propio dinero, no dependo económicamente de nadie y tengo muchas responsabilidades. También tengo deudas por no haber aprendido a tiempo algunos trucos sobre las finanzas personales (pero eso no se lo digan a nadie). Como yo, seguro hay muchas otras mujeres, por no decir que el resto de las mujeres nos parecemos en eso.
Por más que seamos muy ordenadas y metódicas con nuestras finanzas a veces las mujeres tenemos emergencias emocionales. Nos pasan cuando nos sentimos deprimidas porque nos cortó el novio o porque nos peleamos con el marido. Cuando tenemos problemas en el trabajo o una amiga nos hizo una mala jugada.
Cuando hay cosas que nos afligen el alma, casi siempre optamos por hacer una terapia de compras y ahí parecería que le estamos dando la razón a quien diga que las mujeres gastamos a tontas y a locas. ¡Pero no me dejarán mentir! esa terapia es deliciosa.
Es maravilloso poder ir al centro comercial y ver los aparadores, dejarse seducir por un saco o un vestido divino y luego, por qué no, comprar los zapatos que le hacen juego.
Consentirse así es algo que no se puede perdonar, claro que tiene que ser con cuidado. No vaya a salir peor el remedio que la enfermedad. Si nos dejamos ir por el tobogán de las compras para alegrarnos un poco y las hacemos excediendo las posibilidades reales de gasto que podemos hacer o pensando que podemos utilizar indiscriminadamente nuestra tarjeta de crédito probablemente estemos abusando de ese recurso y cuando se nos pase la depresión estaremos metidas en una deuda de 18 meses porque ese fue el plazo que elegimos para pagar esas compritas que necesitábamos para sanar el alma. Eso puede resultar mal.
FINANZAS ORDENADAS
Una manera saludable de resolver esas emergencias emocionales es hablar. A las mujeres nos encanta y seguramente gastaremos mucho menos dinero tomándonos un café con una buena amiga para hablar toda la tarde que si nos aplicamos la terapia de compras.
Comprar puede animarnos mucho, si no lo puedes evitar y sientes unas ganas desmedidas por comprar te invito a que hagas el súper de la semana, que vayas y compres el mandando. Tal vez podrías revisar tu closet y compra las cosas que en verdad necesitas. La adrenalina de hacer compras será muy parecida pero estarás dentro de tus gastos normales. No gastarás a tontas y a locas.
Cuando tengas una emergencia emocional: gasta. Sólo fíjate cómo, cuándo, dónde y con quién. Ojo con eso.
Escribe Maria Jose Codesal para el blog "comparabien.com"