La moda se trata de soñar. “De soñar y hacer que otras personas sueñen”, dijo alguna vez Donatella Versace. Y cuanta razón tenía. Desafía los límites de la realidad, rompe con lo imposible y crea universos nuevos y emocionantes. Los desfiles de moda son prueba de ello. Lejos de ser las recordadas caminatas a unísono, se han convertido en todo un espectáculo. Diseñadores de moda desvelan su universo interno de las formas más creativas posibles. En los últimos años hemos visto a modelos caminar sobre agua, desfilar en plataformas elevadas del suelo y hasta lucir globos gigantes que al reventarse se convierten en vestidos. Puestas en escena que confirman que los desfiles además de ser una vitrina, no dejan de ser un performance. Pero, ¿qué sucede cuando la creatividad se escapa de la manos?
La marca sueca AVAVAV se viralizó esta semana, luego de su última presentación en la Semana de la Moda de Milán. En el showroom de Riccardo Grassi, los asistentes arrojaron basura en la ropa y el rostro de las modelos. No se trató de una protesta ni un acto inesperado. De hecho, fue la misma producción quien entregó botes llenos de basura al público para que mancharan a las modelos mientras caminaban. Restos de café, cáscaras de plátano y hasta pañuelos sucios fueron tirados sobre las modelos que caminaban con un semblante vacío, como si no sintieran los impactos.
Beate Karlsson, directora creativa de la marca, buscaba concientizar al público sobre el llamado hate en redes sociales. Como fondo del desfile, en una pantalla se leían los mensajes negativos que miles de personas dejan en las redes de la firma. La basura representaba las críticas; y las modelos, las personas luchando contra ellas. El mensaje no caló muy bien en los internautas, quienes no dudaron de acusar a Karlsson de humillar a las modelos. Incluso, se leen comentarios donde tildan al desfile de “ridículo”, “vergonzoso” y “asqueroso”.
Pero esta no es la única vez que la moda ha superado los límites del espectáculo. En el desfile de Otoño-Invierno 2024 de Paolina Russo en la Semana de la Moda de Copenhagen, se vio a modelos tropezar, enredarse e intentar caminar con globos atados a ellos, en forma de animales y el sol. Según la diseñadora, el desfile buscaba reinterpretar “una versión moderna de las tallas monolíticas”.
Las modelos se caían entre los globos. Incluso, en un punto cargaron a una modelo entre ellos. “Queríamos hacer nuestro propio callejón sin salida de estilo neolítico; nuestro propio suburbio de Paolina Russo”, dijo a Vogue Russo.
Mientras que el performance aportó contraste a la colección de prendas inspiradas en los años 2000, en las redes sociales varios internautas lo tildaron de ridículo. “Ridículo. Cuando no tienes mucho que mostrar, tienes que confiar en acrobacias para mantener entretenida a la audiencia”, se lee en un comentario. “¿Cómo me ayuda esto a ver los diseños?”, cuestionó otro. “Supongo que no soy lo suficientemente Vogue para entender lo que sea que sea esto”, sentenció un usuario.
La creatividad en los desfiles se ha vuelto un pilar importantísimo. Cómo negarlo. Hoy, las pasarelas no son meras vitrinas de las últimas colecciones, son la oportunidad de hablar de un universo creativo, de defender una causa o servir de inspiración en momentos difíciles de la humanidad. Cómo olvidar la pasarela digital de Alta Costura de Valentino durante la época de la pandemia. Modelos volaban en plataformas mientras lucían vestidos que dejaban a todos en sus casas sin respiración. O el performance del desfile de Primavera - Verano de 1999 de Alexander McQueen, en el que un vestido fue rociado por robots con pintura en spray demostrando que cuando la tecnología y la moda se unen, hay resultados increíbles.
Pero en los últimos años, también se han visto modelos cargando cabezas flotantes, peleando en lodo y hasta actuando caídas. Espectáculos bizarros que han dejado a más de uno confundido en las redes sociales. ¿Los desfiles de moda han perdido su verdadero sentido? Acaso, ¿las prendas ya no son la estrella del desfile? O, en tiempo de internet, ¿todo se trata del poder de viralización?
Lo cierto es que por más importante que sea la dirección creativa, las estrellas de la noche siempre serán los looks, la ropa. Al final, es lo que se vende. Pero sería una necedad negar que el performance hoy forma parte esencial de los desfiles de moda. Ya no es suficiente una caminata a unísono. Eso sí, el performance solo cobra sentido cuando va acompañado de un discurso poderoso detrás que transciende al público en los asientos y que potencia la experiencia. De lo contrario, pareciera que no se trata más que de un show sin sentido.
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