Por algún motivo, pensamos que no tenemos nada que ponernos incluso con un armario lleno de prendas de diferentes estilos. No se trata de una cuestión de capricho ni de ganas compulsivas de comprar sino de percepción.
Según un estudio realizado por la American Marketing Association y publicado en el Journal of Marketing Research, usar una misma prenda para varias ocasiones no hará que nos guste más sino que nos sintamos poco satisfechas con la compra y, por ende, pensar que no tenemos nada apropiado para lucir.
Por ejemplo, compras unos jeans para “ocasiones especiales”. Sin embargo, si empiezas a usarlos todos los fines de semana para hacer las compras, ir a trabajar o si no te queda otro pantalón limpio y te ves obligada a ponértelo, sentirás que no le estás sacando provecho pese a darle más uso de lo planeado.
En cambio, si usas el jean para salir a una reunión o a un evento especial aunque sea un par de veces al mes, tendrás la idea de que en realidad estás sacándole el jugo a tu inversión y que valió la pena comprarlo.
¿Cómo puedes evitar que esto te ocurra? Dividiendo las prendas en tu clóset según la ocasión y procurar respetar esa organización. Así, cada vez que te pongas tu vestido especial, lo amarás un poquito más.