Mireya Peredo

Doce años han pasado desde que llegó a nuestras vidas. Doce años de un sinfín de actualizaciones, estrés causado por los inestables algoritmos y mucha información; tal vez hasta en exceso. Probablemente nuestra relación con esta red social sea de amor-odio; pero lo cierto es que negar que forma parte de nuestra vida sería una gran mentira. Aunque continuamente se muestra como un fuerte rival, sabemos que el cariño (e influencia) de Instagram como plataforma que llegó primero a la era digital está a otro nivel. Su impacto es tal que durante todos estos años ha venido moldeando nuestros hábitos de consumo, nuestra estética y nuestras referencias de y estilo.

En 2010, la plataforma se lanzó con un objetivo concreto: compartir fotografías con amigos, familia y conocidos. Hoy, claramente, la historia no es la misma. Con ya algunos años en el medio digital, en 2016 la aplicación lanza mundialmente su formato de Instagram Stories, mostrando un compromiso con el enfoque en el bienestar de la comunidad. ¿Fue este el punto de partida para la expansión de la aplicación a nuevos ámbitos de nuestras vidas? Posiblemente sí. De hecho, hace varios años la red social es el lugar en donde nacen las tendencias. Moda, música, celebridades y belleza es casi el ADN del contenido instagrammer.

Compras a través de Instagram

Pero ahora la diversificación de formatos y los planes de crecimiento enfocados en creadores de contenido y negocios es ahora el punto fuerte de la aplicación adquirida por Facebook. Con esa visión, en marzo de 2019 Instagram presenta la función de compra, una novedosa manera de comprar tus productos favoritos sin salir de la app.

Después de atravesar -y sobrevivir- a una pandemia mundial, nos damos cuenta que las compras online son algo no negociable. Más allá de la practicidad de elegir tu prenda favorita a través de una pantalla, la experiencia es distinta. El poder del contenido digital te habla de una forma diferente y, más aún, cuando tenemos de por medio la colaboración con algún influencer especializado en moda o una celebridad. La comunicación es más personal e inmediata.

Las cabezas de la red social saben muy bien por donde dirigir su aplicación y vienen logrando un rotundo éxito en cuanto a compras a través de la app se refiere. En el Informe de tendencias de Instagram de 2022, se revela que más de la mitad de jóvenes -en su mayoría la Generación Z- están interesados en nuevas experiencias de compra y se mantienen al tanto de estas a través de Instagram. Es casi como si se tratara de un universo digital que conocen (y los conoce) tan bien que existe una total confianza en lo que la plataforma les pueda sugerir para sus próximas compras.

Este reporte realizado por la misma red social también indica que este año 1 de cada 4 jóvenes adultos pretenden comprar directamente a través de redes sociales. Entonces, si nos detenemos a analizar el consumo que realizamos a partir de Instagram, realmente nos sorprenderíamos.

Por ejemplo, la relación con ese emprendimiento al que le envías un mensaje directo y de pronto te ves coordinando el envío de tu pedido a casa no existiría sin esta red social. Ya pasamos la etapa del contenido 100% orgánico y hemos aceptado (tras varias crisis) que el algoritmo de Instagram tiene mayores prioridades. Una de ellas: impulsar a las marcas que apuesten por su método de anuncios publicitarios y como consecuencia, potenciar la red social como un canal de ventas (especialmente en lo que respecta a moda).

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