Elegir la mejor vestida de los Oscar es una batalla que promete dejar heridos. Los Premios de la Academia son -además de la noche más importante para la industria cinematográfica- uno de los desfiles más memorables del año. Sobre la alfombra roja, se lucen las últimas colecciones de las casas de moda y el detallado trabajo de los estilistas más reconocidos del medio. De ahí que sea complicado elegir la mejor vestida de la noche.
Este domingo, el Teatro Dolby de Los Ángeles fue testigo de varios looks icónicos como el vestido peplum de Emma Stone firmado por Louis Vuitton o el diseño a medida de Schiaparelli en tono negro que llevó Sandra Hüller. Pero sí de elegir a la mejor vestida se trata, la estrella de la noche fue sin lugar a dudas el icónico vestido de Balenciaga que llevó Carey Mulligan, inspirado en una joya de la casa española de los años cincuenta.
Aunque la artista británica no se llevó la estatuilla a Mejor Actriz, definitivamente quedó en primer lugar entre los destacados looks de la noche. Sobre la alfombra roja lució un vestido de corte sirena y escote corazón en tono negro de la firma española Balenciaga. Un corte conocido y con el que no hay pierde. Sin embargo, lo espectacular del diseño se encontraba en la parte baja. El vestido llevaba varias capas de tul en tono blanco en el bajo, lo que creó volumen y elevó la pieza al siguiente al nivel.
Además, la actriz llevó unos guantes negros a juego que nos recorrían a las épocas dorada de la industria cinematográfica. Un look que nos lleva de viaje al Hollywood del pasado. Como se sabe, llevar guantes como accesorios está sumamente en tendencia. De ahí que varias actrices hayan optado por llevarlos en su looks de los Oscar. Sin embargo, nadie lo hizo como Mulligan.
Para complementar, su estilista Andrew Mukamal, optó por un look limpio. Mulligan dejó el escote al desnudo, no llevó un gran collar ni cadena, únicamente pendientes de diamante de la firma Fred Leighton. Incluso, el maquillaje y peinado fueron sobrios. Para el cabello, la actriz lució su melena en corte bob muy bien peinado y por debajo de las orejas. En cuanto al maquillaje, la elección fue un rostro natural pero prolijo: sombras y labial en tono nube y una piel luminosa.
El vestido de Balenciaga es, de hecho, una réplica de unos de los diseños del fundador de la casa española, Cristóbal Balenciaga. El diseño data de 1951, época en la que Balenciaga experimentaba con los volúmenes y creaba siluetas disruptivas para la época y la moda. Por ello, el creativo se ganó el apodo “el arquitecto de la moda”, que hace referencia a su patrones y cortes.
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