Nunca he sabido cómo escribir bien su nombre completo, de hecho siempre me confundo en el apellido. Confieso, con algo de culpa, que para escribir sobre ella sin errores aquí, he consultado en Google varias veces: Semsch.
De Sitka, nombre que nos hace viajar a Alaska, puedo decirles varias cosas: la conozco desde que el destino allá por el 2003 me llevara a escribir de moda para una revista.
Desde que la entrevisté por primera vez hasta las últimas veces que me la he cruzado, siempre he recibido de ella lo mismo: una increíble buena onda.
Sitka brillaba por entonces porque acababa de ganarse el reconocimiento del New Star in Fashion en el Miami Fashion Week. Su sueño de convertirse en diseñadora lo cumplió por todo lo alto. De hecho, fue una de las primeras latinoamericanas en llegar a Moscú para presentarse en las pasarelas de tan exigente ciudad.
Pero mucho antes de eso, Sitka había conseguido un lugar especial entre las mujeres y las novias más elegantes de Lima. Su nombre siempre ha sido sinónimo de buen gusto.
Lo bonito de la historia es que una limeña prejuiciosa como yo -por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa- podría pensar que ella de pronto sería una snob que viste snobs pero no. Sitka siempre ha sido accesible, siempre te ha atendido con una sonrisa o con un correo amable y me atrevería a decir que quizá su cálida sencillez es su mejor arma de conquista. Nadie puede resistirse a su carisma. Jamás la he escuchado alterarse ni perder los papeles ni tras bambalinas, en su momento de máxima tensión.
Esta semana recibí un correo dirigido a sus clientas en el que me anunciaba que no solo se embarcaba en nuevos proyectos este próximo 2015, sino que además se mudaría de casa. Recuerdo que la primera vez que entré en su espacio de Conquistadores me sentí cómoda desde el momento uno. La casa era espaciosa, luminosa, con un sala de espera en la terraza maravillosa y una zona de novias como de sueño: alfombrada, llena de espejos, con tules que colgaban en los espacios de los vestidos… me gustó mucho y lo recuerdo.
Le escribí para que me comentara sobre estos nuevos proyectos y me dejó con el misterio. No importa qué sea; estoy segura de que será como siempre coherente, sólida.
Sitka siempre le ha dado prioridad a que la ropa sea una servidora de la mujer: de ahí, la importancia en la caída de las telas y en la elección del material (cierren los ojos y visualicen metros y metros de gasas casi suspendidas, desplazándose con el caminar de la mujer), puro romanticismo, pura magia. Además, siempre -casual o no- ha incluido dentro de sus propuestas temas que tengan que ver con la inspiración de sus raíces, no solo a nivel territorial sino sus raíces afectivas.
En su última colección, se inspiró en los caballos de paso y ha tocado temas como princesas incas hasta trajes típicos regionales. Lo interesante es que su propuesta no cae en la frágil frontera de lo autóctono. Su propuesta es moderna y está dirigida a la mujer libre, natural, sin mucho ánimo de ostentación, pero completamente segura de quién es. Algo así como me imagino a Semsch. Embarcada ahora en nuevos y futuros proyectos. ¿Con qué nos podrá sorprender? ¿Seguirá probando con nuevas siluetas, en su última colección nos sorprendió con un juego de capas y un estilismo bastante sofisticado, despegándose de su zona de confort? ¿Desarrollará una nueva línea? ¿Probará con accesorios? ¿Llegará a otras ciudades exóticas? Que corran las apuestas