Jazmín Flores

A primera vista, se podría pensar que los diseñadores peruanos y no tienen nada en común: ella, de estilo lúdico y colorido; él, minimalista y monocromático. Pero los opuestos se atraen, así que unieron fuerzas y se fusionaron creando una nueva colección que sacó a relucir lo mejor de sus estilos en , llevándose grandes aplausos y ovaciones de los asistentes en el segundo día del Boutique Moda.

“Unirnos para que juntos tengamos una voz más potente” fue la idea que motivó a la diseñadora Ana Guiulfo a invitar a su colega Omar Valladolid a la ambiciosa propuesta llamada “Editorial”, una nueva colección que combinó armoniosamente sus estilos. En esta nueva propuesta, Omar, a quien anteriormente se le vio apostar por tonalidades monocromáticas con muy ligeros toques de color, dejó a un lado su favoritismo por el negro y abrió sus puertas al colorido mundo de Ana, sin dejar de perder su esencia. ¿El resultado? Una nueva explosión de colores sólidos que iban desde el verde y el marrón por el lado de Ana, hasta el cemento, blanco y negro por el lado de Omar; convirtiéndose en la paleta protagonista de la colección.

La colección es el resultado de un mix no solo de colores; también de estilos: los pantalones de Ana con los sacos de Omar y viceversa. Los looks son una mezcla de prendas de cada diseñador y un trato de confianza mutua. Ana confió en el estilo de Omar y él en el de ella para esta línea, que ha logrado resaltar lo mejor de cada uno.

Además, el espíritu colaborativo entre ambos hizo que entre todas sus diferencias logren conectar y encontrar similitudes. ¿La principal? la influencia oriental. Trabajando juntos descubrieron que en el fondo no eran tan distintos como creían, pues ambos de sus estilos tenían influencia oriental, tanto en los colores como en los cortes. Sobre pasarela, se vieron forros y detalles en fucsia, amarillo, cemento y azul; y también muchas líneas rectas en los kimonos, capas, enterizos, pantalones, sacos y demás prendas que, dicho sea de paso, contaban con una gran variedad de texturas.

Los creativos no quisieron limitarse con el rango de materiales al momento de crear las prendas. Cada uno llegó con telas propias e incluso, la diseñadora trajo unas de París que brillaron en varios de sus looks. Ambos apostaron por una amplia variedad, destacando la seda que fue la estrella de la colección. Y en cuanto a los detalles, Ana se enorgullece de afirmar que la visión de Omar fue enriquecedora, pues se lució al reutilizar de forma creativa retazos de tela sobrantes que fueron colocados como bolsillos, lazos y cinturones, otorgándole una personalidad propia a cada look.

Para que una colección colaborativa funcione, los diseñadores deben estar conectados y, sobre todo, tener confianza mutua, siendo este el ingrediente principal para Ana y Omar. “Los dos confiamos en nuestros talentos”, afirma ella y “además es súper honesta”, complementa él. “Entre nosotros no hay eso de competencia. Hay confianza y admiración mutua”, agrega Omar.

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