El viaje inició en un pasillo largo de color rojo. Con lamparas cilindradas colgando del techo y espejos alrededor, los invitados fueron transportados- directo y sin peaje- a China. “La idea era que una vez terminada la ceremonia occidental, los invitados puedan viajar a China”, explica Maple Sam. La modelo contrajo matrimonio con el empresario Cristóbal García Miró el pasado fin de semana, en una velada inolvidable que combinó las prácticas occidentales con lo místico de las tradiciones chinas. Lució dos vestidos de novia, protagonizó costumbres orientales y recreó una capilla de Las Vegas; todo en una sola noche que ya es viral en las redes sociales.
Dos vestidos, una novia
“El día que me comprometí, Noe fue una las primeras cinco personas que llamé. Lo conozco desde que tengo quince años y lo considero mi hermano, hemos crecido juntos”, dice la modelo. “Siempre lo supe: el día que me casara... él me iba a hacer el vestido”.
La modelo y el diseñador peruano Noe Bernacelli llevan años de relación amical y laboral. Fue una de las primeras personas para las Sam que modeló y continúa haciéndolo hasta la fecha. El día de su matrimonio no fue la excepción. Para la ceremonia, la modelo optó por un vestido de esencia occidental. Una pieza diseñada en tono blanco, escote corazón y corte princesa. Con encaje translúcido, el vestido estuvo inspirado en las orquídeas.
“El vestido lleva 2300 aplicaciones y 800 orquídeas. Noe y su equipo trabajaron más de 230 horas para hacerlo realidad”, revela Sam. La pieza fue imaginada en Nueva York, durante un viaje en búsqueda de nuevas propuestas, telas, diseños. De allí trajeron las telas y empezaron el proceso de confección en Lima. “Aparte que lo quiero mucho, admiro demasiado a Noe. Es un diseñador capísimo, muy detallista. El proceso de armado de este vestido fue algo que nunca había hecho y quedó espectacular”, comenta Sam.
Cristobal acompaño a la modelo con un impecable smoking blanco. Luego de dar el sí, la pareja celebró su unión en El Cortijo. La modelo sorprendió a los asistentes con un cambio de vestido a una pieza en tono rojo. Otra creación de Bernacelli. “Quería dos vestidos. El primero quería que sea clásico para casarme con algo tradicional, muy occidental pero a mi estilo. Siempre me ha gustado usar algo diferente a lo que está en tendencia”, comenta la modelo. “Pero para el segundo, quería honrar mi cultura china y qué mejor que hacerlo con un vestido rojo”.
Seis meses atrás, el diseñador peruano dibujó una silueta de una mujer en un vestido rojo, con encaje, aplicaciones y plumas. La pieza llevaba un dragón en la espalda que representaba la fuerza, el poder. Las plumas, que rodeaban el cuerpo de la mujer, simbolizaban la cola del dragón. Fue un amor a primera vista para Sam, que revela no haber cambiado ningún detalle del diseño original.
“El rojo es un color muy especial para mí y el dragón es un animal muy poderoso para nosotros. Noe me visualizó como una dragona”, revela. La pieza inesperada para una cita nupcial en Perú, dio inicio a la celebración de la noche.
Viaje fugaz a China
Luego de la ceremonia occidental, la pareja trasladó a sus invitados 16 mil kilómetros hacia el norte, específicamente a China. La recepción recreó una experiencia de lujo oriental. El ingreso fue a través de un túnel espejado de color rojo, con lámparas cilindradas y borlas que colgaban del techo. Los asistentes fueron recibidos en una sala con mobiliario asiático, las paredes y el suelo pintado a mano en tono rojo, y una mesa de dulces repleta de mooncakes y galletas de la suerte.
Gabriela Ibárcena fue la mente detrás de la decoración. En sus redes sociales, la experta reveló que “el dragón destacó en varias partes de la decoración”. Este 2024 es el año del dragón en la cultura china, un animal que representa poder y sabiduría.
“Gabriela me dijo que confíe en ella, que me iba a hacer el matrimonio de mis sueños. Y así fue”, revela Sam. “Cristobal me dijo que quería una escultura de hielo botando alcohol en el matrimonio y ella ejecutó algo demasiado espectacular”.
La escultura estaba ubicada en el salón de la fiesta que destacó por el ambiente y decoración oriental. Allí se llevó a cabo una de las tradiciones más representativas de China: la danza del dragón. “Cuando hay una celebración en China, se suele hacer esta danza que se acompaña con música en vivo. Los tambores espantan las malas energías y dan la bienvenida a todo lo bueno”, explica la modelo. Anteriormente, los asistentes habían sido testigos de la ceremonia del té, en la que la pareja entregó tazas de esta infusión a los familiares como muestra de agradecimiento y respeto.
La danza del dragón dio inició a la fiesta que estuvo inspirada en “The Little Chapple”, la famosa capilla de Las Vegas donde millones de parejas se casan al año. “Cristobal lució un traje de Elvis y fue muy divertido. La gente lo pasó espectacular”, comenta Sam.
“Fue una noche especial porque estuvimos rodeados de las personas que más queremos. Se sentía la buena energía y el amor”, detalla. “Tengo la suerte de poder hacer un evento así de lindo y si algo puedo recomendar a las novias, es que disfruten cada momento, que no se estresen. Todo el mundo vio que me pisaron el velo dos veces y como eso pasaron miles de cosas que no estaban planeadas y que no pasaron como yo quería. Pero, al final del día, lo más importante es disfrutar con la gente que quieres”, concluye.