Hace mucho tiempo que los vestidos de novia dejaron de ser lo que eran: lienzos blancos, inmaculados, con cortes y líneas conservadoras seguidos de faldas interminables. Una vestimenta que simbolizaba la pureza de la mujer, el atributo indispensable de cada novia para llegar al altar. Hoy, ni el significado del matrimonio ni el vestido de novia es el mismo. Lejos de ser una pieza limitante, el vestuario nupcial está libre de restricciones o reglas. Ni blanco, ni conservador, ni puro. O sí, si así lo desea la novia. Son ellas quienes diseñan el vestido de sus sueños: largo o corto, pomposo o ceñido al cuerpo, blanco o de color. Lo importante es que represente la personalidad y los sueños de cada una en lo que —para muchas— es el día más especial de toda su vida. En este universo de nuevas corrientes nupciales, algunas se posicionan como las favoritas en una industria en la que prima la creatividad y el romanticismo. Conversamos con la diseñadora Cinthia Vigil, quien nos reveló algunas de las tendencias nupciales más fuertes que veremos este año.
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