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Mozhdeh Matin

Por Norka Peralta

El taller y showroom de Mozhdeh Matin está frente al mar de Chorrillos. El ruido del tráfico no llega a su calle. Solo se oye el rumor de las olas. La diseñadora de modas está feliz con la vista y la calma del malecón. Estos dos ingredientes son indispensables para desarrollar su propuesta para la próxima temporada y darle forma a su proyecto más ambicioso: crear un centro de investigación y difusión de la artesanía textil peruana.

En la primera mitad del año, Mozhdeh estuvo concentrada en preparar su participación en el International Fashion Showcase en Londres y en New York Fashion Week. Si bien los viajes al exterior son necesarios para posicionar “Mozh Mozh”, su marca de ropa, en el mercado internacional, lo que más disfruta es recorrer el interior del país, visitando comunidades de artesanos, en busca de inspiración para sus colecciones. De ellos, admira su disposición a transmitir su saber, aunque esto sea lo más valioso que poseen. “Si más personas compartieran lo que saben o tienen, el mundo sería un mejor lugar”, dice convencida. El centro que planea abrir quiere honrar esta enseñanza.

Hace unos meses cumpliste 30 años, ¿tiene un significado especial para ti iniciar una nueva década en tu vida?
Cuando estás en tus 20 aspiras a muchas cosas. Todo está en planes, constantemente piensas quién quieres ser o qué te gustaría hacer. Cuando llegas a los 30 te das cuenta de que ya no tienes que pensar en lo que harás, porque ya sabes quién eres y lo que quieres. Me siento más segura respecto a mis metas y me veo desarrollando proyectos en los que pueda compartir lo que aprendo.

¿Por qué es importante para ti compartir?
Desde el inicio de mi carrera como diseñadora de modas empecé a viajar por el interior del país en busca de enseñanzas y aprendí las técnicas y la visión que tienen los artesanos sobre el mundo que los rodea. A nivel artístico son puristas, porque no reciben influencias de tendencias, y a nivel espiritual tienen una gran capacidad para compartir lo que saben. Creo que si más personas compartieran lo que saben o tienen, el mundo sería un mejor lugar para todos.

¿Logras plasmar esta necesidad de compartir en “Mozh Mozh”, tu marca de ropa?
Los artesanos me enseñaron a trabajar en telar cuando quería confeccionar mis propias telas y muchos comparten conmigo una exploración más contemporánea de su arte, lo que plasmo en mis prendas, con mi propio lenguaje e intereses. Es una colaboración mutua, no intento apropiarme de algo que debería compartirse con todo el mundo, es por esto que quiero crear un centro de investigación y difusión de la artesanía textil. Aún está en proceso de investigación, me gustaría que se llame “Provincia” y que no tenga una sede fija, más bien que se trate de visitar comunidades y pueblos nativos para aprender de primera mano de los artesanos.

Tu fe es bahá’í, ¿de qué se trata?
Los bahaíes creemos en la unidad de la humanidad, por lo que no existen fronteras para nosotros. Pensamos que es posible construir un mundo mejor y queremos una sociedad en continuo progreso, por lo que recibimos una profunda educación en valores desde niños. Nos enseñan la solidaridad, honestidad, generosidad, amor, cortesía, el compartir y tratamos de practicar estos valores desde pequeños, porque son nuestras cualidades espirituales. Si todos desarrollásemos estas cualidades, viviríamos en paz, y eso es independientemente de que seas bahaí o no.

Tus padres son iraníes y sé que has querido viajar a Irán, pero no has podido por seguridad. ¿No poder estar en contacto con tus raíces te motiva a profundizar más en la cultura del país donde naciste?
Puede ser, pero este es mi país y me interesa conocerlo y entenderlo. Me gusta salir de Lima, porque cada viaje es una oportunidad de aprender más sobre el Perú y su rico patrimonio artístico. Pienso que si mis padres no hubieran salido de Irán, probablemente yo estaría haciendo alfombras, lo cual me encanta, pero aquí también crecí entre alfombras y viendo a mi madre confeccionar sus prendas. Cuando yo salía del colegio, mi pasatiempo favorito era hacer mi propia ropa, no me gustaba comprarla, porque no quería verme igual que el resto.

¿Entonces desde chica tuviste claro que serías diseñadora?
No quería ser diseñadora de modas, porque veía la carrera como algo frívolo. Estudié Artes Plásticas en Bolivia, pero me di cuenta de que todos los proyectos que desarrollaba eran sobre textiles, entonces comprendí que debía hacer moda, pero con mi propio concepto. Ha sido un camino largo, empecé explorando en nuestra herencia textil, viajando mucho, y ahora tengo un estilo más contemporáneo. Enseño Metodología de la Investigación en Mod’Art y llevo a mis estudiantes a museos y galerías, porque me interesa que los futuros diseñadores conozcan más sobre el Perú. No soy patriota, para mí el mundo no tiene fronteras, pero creo que es importante que la gente conozca bien el lugar donde nació y, desde ese conocimiento, cree algo nuevo.

¿Y qué piensas ahora de la moda?
Es una forma de conocer a tu país y conocerte a ti mismo. Cuando tenía 11 años y estaba hablando sobre ropa con un amigo, dije un disparate, dándole mucha importancia a la ropa, y él me dijo: “Mozhdeh, la ropa no hace a la gente”. Con los años, entendí que es cierto. La moda es solo una forma de expresar lo que eres, entonces deberías aspirar a ser más consciente del mundo.

¿De qué tratará tu nueva colección?
En cada colección exploro temas relacionados con mis raíces y el Perú, en especial con la artesanía textil contemporánea. Ahora estoy conversando con Olinda Silvano, maestra de la comunidad shipiba de Cantagallo y una buena amiga, para trabajar juntas, como hicimos el verano pasado.

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