Wendy Bedoya es fundadora de la Asociación “Proyectos de amor”, una iniciativa que nace tras el fallecimiento de su abuela. Desde ese entonces, pone en marcha su plan de caridad. Su primera experiencia fue ayudando a una familia que sufrió quemaduras de tercer grado. A este, le siguieron más historias, como mejorar la calidad de vida de personas de la tercera edad o también a niños con cáncer. Todo esto motivado por el único fin de regalarles una sonrisa y cambiar el rumbo de sus vidas.
El punto de partida de este proyecto fue la historia de Mario que a los 13 años sufrió un accidente a causa de una fuga de gas en la cocina de su casa. Él estuvo 15 días en coma y Yeni, su madre, 3 meses hospitalizada. “Yo vendía caramelos por Velasco Astete y conocí a una chica que me ayudó a publicar en Facebook el caso de mi hijo. Recuerdo que Mario estaba haciendo su tarea y yo me fui al mercado a hacer compras para cocinar. A instantes de haber llegado, prendí un cerillo para encender la hornilla y eso es lo último que recuerdo. Cuando desperté estaba en el hospital Loayza y mi hijo en el hospital de Breña. La señorita Wendy me llamó y conversamos. Fue donde ella me ve totalmente destrozada, me ayudó con medicinas, consiguió ropa y pagó parte de las operaciones. Dios puso un Ángel en mi camino”, comenta Yeni con mucha tristeza.
Proyectos de amor nace en el 2015 con la ayuda a Mario y así más historias se fueron sumando con el tiempo. “Te llegan casos que hay que corroborar que sean reales. Investigamos, averiguamos y ayudamos”, comenta Wendy. Todo es un proceso y en cada uno de ellos, se involucran personas con diferentes problemas. Es por eso que se crearon varias iniciativas como “Cambiando vidas”, “Cumpliendo sueños”, “Voluntariado hospitalario INEN” y proyectos sociales. Dentro de ellos, está “Sanar jugando”, el cual consiste en regalarle varias sonrisas a niños enfermos de cáncer a través de juegos en triciclo.
Estos triciclos portan suero y bombas de infusión que están especialmente adaptados para que los niños con cáncer puedan jugar y divertirse sin interrumpir su tratamiento endovenoso. “Un día bajé de mi departamento y en recepción me encontré con 20 triciclos nuevos de una donación, junto a ellos una nota que decía: tú sabrás darle un mejor uso. Cuando los llevé al hospital, me dijeron que no había forma de adaptarlos, pero con el tiempo se llegaron a hacer muestras. Nosotros podemos tener mucha intención, pero se tiene que tener las medidas exactas, un peso especifico, la altura y los tiempos. Entonces, nos comunicamos con los doctores para que nos ayuden en esa parte y hacer que funcione", comenta Wendy.
El proyecto tiene varios lideres voluntarios, como empresas privadas que se sumaron con el tiempo gracias a la pagina web y las redes sociales. Asimismo, la iniciativa de los triciclos porta quimioterapia, es un sueño hecho realidad en la ciudad y se atiende en hospitales como Guillermo Almenara, Alberto Sabogal, Edgardo Rebagliati, INEN y en el Instituto de Salud del Niño en San Borja. También, están en provincias como Cusco y Arequipa.
Wendy estudió diseño de interiores, pero le dedica todo su tiempo a esta ayuda social. Con una sonrisa en el rostro, mientras ve en su celular las fotos de los niños, comenta “Hay un pedazo que nadie lo pueda llenar y me llena solo eso. Una vez que ayudaste a una persona, esa ayuda es adictiva. Te sacan de tu burbuja y te abren los ojos”. Proyecto de amor, no solo brinda ayuda económica o material, sino que también busca la manera de generar un dinero para las mamás que no tienen tiempo de trabajar por estar con sus hijos, un ejemplo, es la iniciativa “Lanas de amor”, conformada por 365 tejedoras.
En la recepción del departamento de Wendy, es habitual encontrar varios juguetes, ropa o alimentos. Esto está destinado a enviárselos a niños del hospital o a gente que más lo necesita. Por otro lado, no solo es brindar una ayuda material o económica, sino también formar parte del voluntariado. Cada vez, se suman más personas y estas se pueden inscribir a través de la página de Facebook. “Hay varias formas de ayudar, por ejemplo, si tienen cosas de sus hijos que no utilizan o quizás tengan el contacto de una persona que nos pueda ayudar. Todo es bien recibido", comenta Wendy.
Asimismo, ayudar al prójimo es una de las mejores formas de contribuir con los que más necesitan. Es suficiente apreciar la risa de un niño que sufre a causa del cáncer, para saber que todo puede estar bien o al menos ayudar a que se sienta mejor. Wendy Bedoya fue como un ángel para Mario, así como mañana, cualquier otra persona puede ser un ángel para alguien más.