Soltera y feilz: Sin pavadas en las fiestas
Soltera y feilz: Sin pavadas en las fiestas
Redacción EC

Por: Laura Zaferson

Yo pensaba que quien peor la pasaba en Navidad era el pavo. A ese muchacho lo engañan durante todo el año: lo engordan, le conversan, temperan los ambientes que habita. Vamos, lleva una vida de Country Club y llegado diciembre... ¡Juaz! Al horno, compadre. Sin embargo, luego de las últimas navidades en mi historial, he cambiado de parecer. Con conocimiento de causa, me atrevo a afirmar que hay un especimen que la pasa peor que el ave en cuestión: la chica soltera. No bromeo. La Navidad es un reto para –con ánimo de igualdad de género– todos los solteros que, aunque exitosos y logrados, todavía tenemos pendiente cumplir con la foto familiar sobre la mesa de mármol en la sala de nuestra casa. Puntos extras, si la placa está en un marco de plata, de esos que a todo el mundo le regalan cuando se casa. Digamos que la Navidad es la época del año en la que nos volvemos protagónicos por las razones equivocadas: a falta de hijos, nos ponen a envolver los regalos de nuestros sobrinos; a falta de esposo, aparecen las tías que preguntan «para cuándo» como si de ello dependiera que ellas se ganen la lotería o algo así; y debido a un presunto exceso de años, empiezan a brotar las frases apocalípticas de nuestros padres, donde nos anuncian que temen morir sin llegar a conocer a los nietos que todavía no hemos conseguido darles. Dicho esto, no exagero cuando afirmo que a veces preferiría cambiar de lugar con el amigo pavo y meterme al horno –convenientemente inyectada de pisco, claro está– antes de volver a sentarme a vivir la sobremesa navideña.

Ahora, estar soltero en estas épocas no es sinónimo de ser el amargo de la temporada. Nada de arrancar la corona navideña del vecino o de patear al muñeco de nieve que hay en la recepción de tu trabajo. Tampoco, tampoco. Hay otras formas, ciertamente más positivas, de gozar esta fiesta incluso cuando no calzamos en ninguna de las etiquetas tradicionales de la sociedad. Aquí algunas ideas. 

SÉ MUY SOCIAL

Diciembre es la época de jugar al amigo secreto, de los lonches navideños y de «hay que vernos antes de Navidad». Anótate a todo o de mínima encárgate de organizar alguno.

SÉ FELIZ

Aunque suene a cliché, la Navidad es un tiempo para reflexionar sobre todo lo que nos pasa. Incluso sirve para entender por qué estamos solteros. Más allá de latigarnos con el tema, observémoslo con buen humor y con todo gusto envolvamos regalos ajenos, respondámosle bonito a la tía indiscreta y démosle chía a nuestros padres para que nos duren muchos años más. Disfrutemos. ¡Es Navidad!

DALE VUELTA

En la serie “Seinfeld”, el papá de George Contanza inventó «Festivus» porque la Navidad no era lo que él esperaba. Quizá esto sea demasiado, pero prueba identificando lo que menos toleras de la Navidad y propón algo distinto. Suma más aportar, que solo quejarse.

VIAJA

¿Tienes amigos regados por el mundo? Conviértelos en tu familia elegida y visítalos. Puntos extras si te animas por un cambio radical de clima. Por ejemplo, ve a donde haya nieve, ahí donde Papá Noel no está sudando dentro de su traje y donde el chocolate caliente tiene sentido.

COCINA

 Plantéate el reto de tomar el liderazgo de la cena navideña, no importa si no sabes cocinar. Ya ve tú si usas las recetas de la abuela o si terminas comprando todos los platillos en el supermercado. Aunque es un montón de trabajo, acuérdate que nadie interrumpe al que se encarga de la comida. 

EXPLORA

Aprende cómo la pasan en estas fechas otras personas. El otro día vi un panel en la calle que decía «Feliz Hannukah» y por eso mismo ando buscando amistades judías con fines de inmersión cultural.

Contenido Sugerido

Contenido GEC