MDN
Wendy Sulca
romina herrán

Una sensación de olvido y pérdida se fusiona con el sonido de la zampoña y el charango. “Y no puedo olvidarme, no quiero olvidarme de ti. No imagino la vida sin ti”. Es una letra en clave pop que no habla de desesperanza, sino del regreso a las raíces, a esa sensación de protección que solo sabe dar la familia.

La armonía de “No quiero perderte” anuncia una nueva etapa en el camino profesional que Wendy, de 22 años, viene diseñando y que busca eliminar los estereotipos con un folclore que se alimenta de sonidos contemporáneos y juveniles. Y es que ella sabe que reinventarse es parte del crecimiento, ese que te lleva a descubrir y experimentar.

A los seis años, Wendy ya se dejaba llevar por la música vernacular cantando las melodías del Dúo Ayacucho en el patio de su colegio. Luego, se presentó oficialmente en una fiesta folclórica. Ese día tuvo miedo. Su papá, Franklin Raymundo Sulca, quien era arpista, le dijo: “El artista tiene que vencer al escenario, no el escenario al artista”. Y ella lo hizo.

Semanas antes de la celebración de su primer año de vida artística, su padre falleció en un accidente automovilístico camino a su trabajo. Wendy tenía 8 años. En honor a él, y con las composiciones de su mamá, lanzó su primer material discográfico: ¿Papito por qué me dejaste? Poco después, viajó a Huacaña, Ayacucho, la tierra de su familia y filmó el video de “La Tetita”. Entonces, no lo sabía, pero la grabación la coronaría como reina de YouTube y la pondría en el mapa internacional. Hoy, alcanza más de 19 millones de vistas.

Hiciste música vernacular durante años y ahora has dado el paso al folk pop
En el 2012 viajé a Argentina y unos productores me pidieron hacer el cover de “Like a virgin”. Aunque no conocía a Madonna, me gustó mucho. Creí que sería una sorpresa para mi público y el video se convirtió en viral. Dos años después realicé el cover de Wrecking Ball de Miley Cyrus, también en español. Me abrió muchas puertas, pues me invitaron a México y a los Premios MTV Latinoamérica en el 2014. Era el momento de probar cosas nuevas. Eso sí, jamás pensé ignorar mis raíces, que están en mi sangre y en mi corazón. Por eso, las canciones que estamos haciendo para mi tercer disco, que lanzaré en el 2019, son fusiones con sonidos e instrumentos andinos y pop. Estoy orgullosa de donde vengo, no voy a dejar a un lado mi identidad.

Cuando se viralizó el video de “La Tetita”, ¿de qué manera lidiaste con la burla, el racismo y el acoso cibernético que se generó?
Era solo una niña que cantaba porque le gustaba. Al leer los comentarios, me puse a llorar. Me insultaban por ser chola o serrana, decían que cantaba horrible y que me dedicara a otra cosa. Le dije a mi mamá: `Nadie me quiere, ¿tan feo canto? Mejor no lo hago más’. Ella me recordó que miles de personas iban a verme a los conciertos, las firmas de autógrafos y el cariño que recibía a diario de mis fans. Eso me incentivó a seguir adelante.

Sigues recibiendo comentarios así, ¿cómo luchas contra esto hoy?
Que me llamen chola o serrana no es un insulto. Debes tener claro de dónde vienes para saber a dónde vas. Sin eso no tienes rumbo. Pero me han deseado la muerte y eso sí me ha chocado. Sin embargo, sé que son personas que sufren, insatisfechas con sus vidas, con mucha envidia en su interior y, por eso, quieren dañar a otros. Por mí, por mi madre y por mi papá no me doy por vencida. No quisiera que todo lo que hemos vivido haya sido en vano.

Perdiste a tu papá a los ocho años, ¿qué otros momentos difíciles experimentaste?
He vivido en el cerro, en casas de esteras, sin luz ni agua. Estuve becada en un colegio particular en San Juan de Miraflores, donde me hicieron bullying. Y luego de enterarme del éxito de “La Tetita” en YouTube, tras mi primera aparición en televisión, robaron en mi casa en Pamplona Alta. Mi mamá y yo estábamos adentro, nos apuntaron con pistolas y se llevaron nuestras cosas. Más allá de esas experiencias, está la muerte de mi papá. Hasta ahora no puedo superarlo, ha sido duro. Por más que crezca, él me sigue haciendo falta. Era mi amigo, mi músico, mi héroe. A veces me han dado ganas de dejarlo todo, pero no lo hago. Ante los obstáculos, antes de darte por vencida, tienes que recordar el camino que has atravesado y seguir luchando.

También aprendiste a alzar tu voz. Has manifestado tu apoyo a las marchas de Ni Una Menos, ¿por qué?
Porque es importante tener lo mismos derechos que los hombres, igualdad de oportunidades y respeto. Mientras tanto, debemos hablar, denunciar cualquier acoso o violencia. Las marchas nos hacen saber que no estamos solas. Como cantante y figura pública puedo alzar la voz en representación de muchas mujeres que todavía tienen miedo y buscar defender sus derechos. También estoy a favor de la despenalización del aborto en casos de violación.

Además de tu nuevo disco, ¿qué otros proyectos tienes en mente?
Después del colegio, ingresé a la carrera de Administración de Empresas en ISIL, pero la puse en pausa. En algún momento pienso terminar la carrera. A largo plazo, quiero abrir una marca de ropa folclórica y creo que me servirá mucho. También me encantaría seguir desarrollándome en la actuación. Participé en una serie peruana y en dos películas chilenas y me encantó.

Por tu carrera, has viajado a España, Estados Unidos, Ecuador, Bolivia y Chile, y acumulas más de 45 mil seguidores en Instagram y unos 250 mil en Facebook. ¿Qué es el éxito para ti?
Es simple. El éxito se genera cuando tienes aquello que te da felicidad. Y a mí me hace feliz estar junto a mi familia y poder dedicarme a mi pasión: la música.

Dirección de arte y styling Gerardo Larrea & Antonio Choy Kay

Contenido Sugerido

Contenido GEC