El retorno de Tacna al Perú el 28 de agosto de 1929 mereció una amplia cobertura de El Comercio.
El retorno de Tacna al Perú el 28 de agosto de 1929 mereció una amplia cobertura de El Comercio.
/ Archivo El Comercio
Redacción EC

En cumplimiento del tratado de 3 de junio, que ha puesto término al conflicto del Pacífico, a las dos de la tarde hoy, será desocupada por las autoridades de Chile, para volver a la plena soberanía de la república, la provincia de Tacna, después de haber permanecido durante cerca de medio siglo sujeta a penosa dominación extranjera, como consecuencia de una nefasta guerra a que el Perú se vio arrastrado por honrar su buen nombre internacional.

La reintegración de Tacna a la nacionalidad peruana es un grato acontecimiento histórico que el Perú entero acogerá con la más viva y justificada satisfacción patriótica, porque cesa, definitivamente, para los tacneños la dolorosa prueba a que los sometió el destino, y que, como los demás hijos del Perú que corrieron con ellos igual adversa suerte, supieron soportar con el más noble e irreductible patriotismo, mereciendo por su actitud siempre digna y esforzada, la invariable admiración y el hondo afecto del resto de los peruanos y el respeto y la simpatía de los pueblos de América.

De los hijos cautivos del Perú, vuelven hoy los de Tacna al regazo de la patria, que, al recibirlos alborozada, une en un mismo sentimiento de patriótico afecto a todos cuantos con ellos pagaron también a la adversidad el triste tributo del cautiverio. Todos ocupan igualmente nuestro corazón y nuestro pensamiento, y en recuerdo de ellos anhelamos que haya paz y armonía en el futuro entre los dos pueblos de América que separados durante cincuenta años como corolario de una guerra inexcusable, entran desde hoy en una nueva etapa de su vida internacional.

En homenaje a Tacna que, desde ahora volverá a vivir la vida política y administrativa del Perú sin haber dejado nunca de formar parte de nuestra nacionalidad espiritual, publicamos la interesante información que va en seguida, y en la que se ponen de relieve las altas virtudes patrióticas de que dio heroicas pruebas esa sección del territorio nacional, desde los tiempos en que el Perú bregaba por su libertad, y se destacan los hechos más notables de sus ilustres hijos, que aportaron en todo tiempo su valioso contingente a la historia de la república.

Como es sabido, la provincia de Tacna formaba parte del antiguo departamento del mismo nombre, al que pertenecían además las provincias de Arica y Tarata.

Los antiguos límite de la provincia de Tacna eran por el norte con el río Locumba, que la dividía de nuestro departamento de Moquegua, y con la provincia de Tarata; por el este con territorio de la república de Bolivia, con la cual sirve de límite la cordillera de los Andes hasta el nacimiento de la quebrada de Putre; por el oeste con el Océano Pacífico; y por el sur con la provincia de Arica. Estos límites de la provincia de Tacna han variado, en algo, conforme a las estipulaciones del reciente arreglo de nuestra cuestión con Chile y no han sido aún fijados en forma definitiva; una comisión especial los demarcará en breve.

El litoral marítimo de la provincia de Tacna es corto. Solo cuenta con las caletas de Higuerilla, Ita, La Laja y la de Sama, todas perfectamente abordables y con tenederos estables. Las bocas de cuatro ríos se ven en esta costa: Locumba, Ite, Sama y Caplina. Las tres puntas que presenta son las de Picata, Tique y Sama. Esta última es remate del elevado morro de Sama. En las aguas de esta zona del Pacífico la pesca es abundantísima.

Territorio desigual

Tacna se encuentra a 560 metros de altura sobre el nivel del mar y a los 18° 6′ de latitud Sur y los 70° 13′30′' de longitud oeste.

La extensión del departamento, cuando pertenecía al Perú, era de 22.580 kilómetros cuadrados, de los que aproximadamente corresponden a la provincia de Arica 14.000 kilómetros cuadrados. La extensión de la provincia de Tacna, según el censo chileno de 1920, era de 5.404 kilómetros cuadrados. Modificados sus límites, su extensión también ha sufrido modificaciones.

“El territorio de esta provincia es bastante desigual y se extiende junto a la costa del Pacífico, en cuyas cercanías es bastante árido. Su parte oriental tiene en los Andes cerros elevados, como el Tacora, el Chacapallani, el Colpa y otros, entre cuyas faldas y las ramificaciones que despiden al oeste se extienden algunos limitados valles feraces, regados por cortos arroyos y de clima templado; pero en las secciones del centro y del occidente se forman serranías bajas, áridas y estériles, por entre las cuales corren quebradas más o menos anchas y prolongadas, que arrancan de la base de los mismos Andes y bajan hasta el Pacífico”, notándose entre ellas los valles de Tacna y Sama, fértiles y productivos en frutos tropical”s, durante los años lluviosos.

“Áridos desiertos ­—dice el doctor Eduardo Gómez Carrera— componen el litoral de la provincia de Tacna; en su parte oriental, que es muy accidentada, se levanta la cordillera donde se yerguen altos picos coronados de nieves perpetuas. A medida que desde la costa se eleva el terreno, se va presentando la vegetación de las zonas tropicales, principalmente en los fértiles valles de Cinto, Locumba, Ilabaya y Sama”.

“Las ligeras lluvias de invierno hacer germinar las semillas esparcidas por su suelo, y por esa época las lomas se transforman de campos yermos en extensas praderas cubiertas de hermosas y variadas flores”.

Los principales ríos de la provincia de Tacna son: el de Locumba, que pasa por la ciudad del mismo nombre, formado por su confluencia en Mirave de los ríos Curibaya e Ilabaya, que provienen, el primero, de las filtraciones de la laguna de Aricota, alimentada por los riachuelos Totora, Marjana y Callasas, y el segundo, de los contrafuertes del volcán Tutupaca o Candarave. El río de Cinto o Dulce, principal afluente del Locumba en época de fuertes lluvias. El río Bama o Estique, formado principalmente de los ríos de Chaspaya, Ticalaco y Estique. Al pie de Tala recibe las aguas del río Cano y desde allí se le conoce con el nombre de Sama; este río sirvió de límite a la provincia de Tacna cuando estaban en poder de Chile, con el resto del territorio peruano. Además, puede citarse el pequeño río de Ite, de escasa importancia; y el Caplina, que pasa por la ciudad de Tacna, capital de la provincia, y desemboca no lejos del punto llamado La Yarada. Pertenece al departamento de Tacna el río Maure, que va a desembocar en el lago Aullagas (Bolivia), después de atravesar parte de la provincia de Tarata y el extremo noreste de la de Tacna.

Los riachuelos y quebradas son numerosos, pero todos de escaso caudal de aguas y torrentosos por la estructura del terreno.

En plena cordillera y en las faldas de los últimos contrafuertes nacen innumerables fuentes y riachuelos de aguas termales y minerales, que aun no han sido aprovechadas. La principal de estas vertientes es la de Calientes, que según Raimondi tiene 35 a 40 grados de calor.

El clima de Tacna es templado en general, debido a la influencia de la nieve de las cordilleras y a la corriente marítima de Humboldt. Las lluvias son escasas, lo que perjudica mucho a la agricultura. En algunas zonas el clima es bastante caluroso; pero no es malsano, salvo en la parte baja del valle de Sama, sino más bien saludable y generoso.

La población

La población urbana de Tacna, que antes de la guerra con Chile alcanzaba a 11.723 habitantes —dice el historiados ariqueño Gerardo Vargos H.— en 1907 llegó a 7.261. Según el censo chileno de 1920 la población del departamento de Tacna era en esa época de 19.061 habitantes. La provincia de Tacna se creó el año 1855 (ley de 26 de junio). Antes de esa fecha, unida a las provincias de Arica —de la que era capital desde el 6 de junio de 1828— Tarapacá y Moquegua perteneció al departamento de Arequipa. En 1837, las provincias citadas formaron el departamento litoral de Moquegua (decreto de Santa Cruz de 25 de abril). Esta desmembración hecha a Arequipa, fue confirmada por el Congreso de Huancayo (ley de 23 de noviembre de 1839). Por ley de 25 de junio de 1875 se creó el departamento de Tacna y se declaró Moquegua provincia litoral. Un año antes (12 de noviembre de 1874), la provincia de Tacna había sido dividida para dar creación a la provincia de Tarata. Y antes, se había creado (1 de diciembre de 1808) la provincia litoral de Tarapacá, separándola del departamento litoral de Moquegua.

La ley del 12 de noviembre de 1874 establecía que la provincia de Tacna se compondría de los distritos de Tacna, Pachia, Calana, Locumba e Ilabaya, con una extensión de 14.195 kilómetros cuadrados.

A consecuencia del tratado de paz firmado en Ancón, en 1883, entre el Perú y Chile, esta república ocuparía por diez años las provincias de Arica y Tacna de nuestro antiguo departamento de Tacna. Quedaron libre de ocupación militar los distritos de Locumba e Ilabaya, de la provincia de Tacna, y parte de la provincia de Tarata. Esa zona recibió el nombre de Tacna Libre, teniendo como capital Ilabaya. El río Sama servía de frontera provincial. Cuando el departamento de Tacna pertenecía íntegro al Perú, lo separaba del de Tarapacá la quebrada y río de Camarones y era nuestra frontera extrema por el sur, el río Loa.

Época prehispánica

Pocos recuerdos quedan en Tacna de los periodos preincaico e incaico, acaso por su población, como la de Arica, estaba formada por indios misérrimos dedicados solo a la pesca. Del primero de los citados no existe más vestigio —dice don Gerardo Vargas H.— que la célebre piedra grabada de la ‘Quebrada del Diablo’ distante pocas cuadras del Cementerio General de la ciudad. Los objetos de cerámica y alfarería que se extraen de las ruinas preincaicas de Tacna carecen de interés por lo rudimentario de su manufactura. Parece que los habitantes autóctonos de Arica fueron más capaces que los de Tacna —afirma Vargas— a juzgar por lo grabados (pinturas de hombres, algunos animales y adornos) encontrados en la cueva del Inca y en la canterilla de los cerros de Lluta, fronterizos al pago de Rosario.

En los primeros años del coloniaje, los conquistadores españoles no dieron importancia a la región. Solo cuando Arica se convirtió en una de las puertas de salida de Potosí, Tacna fue adquiriendo auge como centro agrícola. Los terremotos, los piratas y la malaria —(Monografía de Arica, por Ureta y Peralta)— obligaron a trasladar las cajas reales de Arica a San Pedro de Tacna pasando así esta villa a desempeñar el papel de la capital.

Tacna, (Tacma, Tacama o Tacmaí), Codpa y La Quica fueron encomendadas a Pedro Pizarro, hermano del marqués, y a Humberto de Torres. Hasta 1546 Tacna fue villorrio sin importancia, en cuyo valle se cultivaba algunos productos. Estaba formado por varios ayllus, cuyos nombres indígenas perduran aún. Gobernaba este corregimiento (desde Moquegua, por el norte hasta Tarapacá inclusive, por el sur) de Arica, a la llegada de los españoles, el cacique Istaca. El último de los caciques indígenas fue el célebre Toribio Ara, que secundó a Zela en su intento libertario.

No se podría afirmar quién fue el primer español que pisó tierras de Tacna y Arica. Se cree que fue Calvo de Barrientos, que castigado por Pizarro abandonó Cajamarca para dirigirse a la tierra de los Araucanos. Es posible, también, que Almagro y los suyos, que viajaron del Cusco a Chile en busca de riquezas que no encontraron, pasaran por las sierras de Arica y Tacna, a la ida; estando comprobado que el regreso lo hicieron por la costa, por lo que tocarían en dichos puntos. Posteriormente, pasaron por esas tierras, Almagro “el Joven” y el capitán Rui Díaz, con refuerzos para “los de Chile”, siguiéndolos, al poco tiempo, el conquistador don Pedro de Valdivia.

La fundación

La fundación de Tacna como ciudad, según algunos ocurrió en 1615, afirmándose que la regularidad de su población data desde que los vecinos de Arica se establecieron allí, después del ataque de los filibusteros a ese puerto en 1681. Con el nombre de Corregimiento de Arica pasó un siglo después a formar parte de la diócesis de Arequipa. En 1784 era Partido de la Intendencia de Arequipa.

Proclamada la independencia del Perú, la constitución de 1823 cambió las denominaciones de intendencias, partidos y parroquias, por las de departamentos, provincias y distritos, respectivamente. En 1823, Tacna fue elevada a villa (ley de 19 de enero), por sus servicios a la causa libertadora. En 1825 formaba parte de la provincia de Arica, que lo era del departamento de Arequipa. En 1837, como hemos apuntado, al crearse el departamento de Moquegua, pasó la provincia de Arica (con Tacna) a formar parte del nuevo departamento.

De acuerdo con nuestra organización política y administrativa, la ciudad de Tacna fue la capital del departamento y residencia de las autoridades principales. En lo judicial, hasta 1856, el antiguo departamento de Moquegua formó parte del distrito judicial de Arequipa. Ese año, por ley de 15 de setiembre, se creó la Corte Superior de Moquegua, la que se instaló en la ‘heroica ciudad de Tacna’, capital del departamento de Moquegua, el 12 de junio de 1857, bajo la presidencia del vocal decano doctor José Chipoco Rivero integrando el tribunal los doctores Pedro Carbajal, Miguel Tudela y Felipe Osorio. Producida la separación de los dos departamentos, la corte siguió en Tacna, con jurisdicción sobre Moquegua. La corte de Tacna quedó de hecho suprimida a raíz de la ocupación chilena, pasado el departamento de Tacna Libre a depender de la Corte Superior de Arequipa, nombrándose solo un juez de primera instancia para las dos desmembradas provincias de Tacna y Tarata, hasta 1920, en que se nombró uno para cada una; y un agente fiscal permanente. Con motivo de la entrega de Tacna al Perú, se ha restablecido la Corte Superior de Tacna, con jurisdicción sobre Moquegua.

La capital del departamento fue, como hemos dicho, Tacna. Por resolución suprema de 10 de setiembre de 1890, se aprobó la designación de Locumba como capital provisional del departamento de Tacna Libre. La ciudad de Tacna vuelve ahora a ser capital de todo el departamento peruano de Tacna.

Esta ciudad fue conocida con el nombre de San Pedro de Tacna, porque el 29 de junio de 1536 celebraron, en el lugar donde después se levantaría la población, los religiosos de la expedición de Almagro una misa, que fue la primera en esa región, desde la conquista del Perú.

Atractivos

La ciudad de Tacna es hermosa, aseada y orgullosa de la belleza de sus mujeres y del civismo y acendrado amor patrio de sus hijos. El último cálculo —según el comandante Stiglich— arrojaba a la ciudad de Tacna una población de 16.600 habitantes de los cuales tres cuartas partes, peruanos. Dista 14 leguas de Arica, 10 de Sama y 90 de Oruro; del mar la separan 50 kilómetros. Está unida al puerto de Arica por ferrocarril. Está a 210 kilómetros de Moquegua, 470 de Arequipa y 425 de La Paz. Está en el centro del valle de su nombre, formado por los cerros Mogollo y La Punta y cruzado de NE a SO por el pequeño Caplina, a cuyas orillas se extienden las calles principales de la población, ocupando una superficie de más de 1.500 metros cuadrados.

Los edificios de Tacna son hermosos y se encuentran en buen estado. Antes de la ocupación chilena existían (y aun se conservan) la plaza del mercado (Recoba), el teatro municipal, la catedral, inconcluso; las actuales alamedas y paseos (excepción de la plazuela Aníbal Pinto); el hospital, las iglesias de San Ramón y del Espíritu Santo, la Plaza de Armas con su hermosa pila de bronce, el cementerio general y el local de la antigua Sociedad de Artesanos El Porvenir, cuyos miembros formaron un batallón que se cubrió de gloria en Arica. Durante la administración chilena se ha construido la casa de gobierno, donde funcionaban la intendencia, juzgados, correos y telégrafos, etc. y se restauró dos o tres cuarteles y algunos paseos.

El 1854 se construyó el ferrocarril que la une al puerto de Arica, lo que dio lugar al comienzo de su desarrollo comercial, ya que la mayor parte del tránsito hacia Bolivia se hacía por Tacna y Arica.

La historia de esta ciudad es brillante y rica en hechos heroicos. El primer grito de libertad que se dio en el Perú contra la dominación virreinal española fue en Tacna, el 20 de junio de 1811, diez años antes de la proclamación de nuestra independencia nacional. Alma y vida de aquel movimiento revolucionario contra la dominación española fue el prócer tacneño Francisco Antonio de Zela. Esta gran figura de nuestro patriotismo no ha sido la única que naciera en Tacna, ciudad que ha sido pródiga en hombres notables por sus virtudes ciudadanas y por su talento, hombres de fe y de valor.

Ciudadanos ilustres

Así, por ejemplo, puede citarse al sacerdote Ignacio Castro, que vivió durante el coloniaje, rector que fue de San Bernardo del Cusco, “hombre de asombrosa literatura y de admirable talento, que murió en 1792, al decir del deán Valdivia”.

“Después de Castro fue Belisario Gómez uno de los talentos tacneños que más destacaron en los primeros años de la república, siguiéndole el sabio sacerdote don Francisco de Paula González Vigil y don Francisco Laso.

“El primero era descendiente de Gómez —colaborador de Zela en su fracasada revolución libertaria— y autor de El Coloniaje, que ha servido de fuente de información a Aníbal Gálvez, Rómulo Cüneo Vidal, Juan Bautista de Lavalle y otros para escribir los nutridos e interesantes estudios sobre la personalidad de Zela y su grito de independencia”. Fue brillantísima la personalidad de González Vigil, uno de los más grandes parlamentarios del Perú, hombre austero, virtuoso y sabio. “González Prada ha trazado la mejor biografía que de Vigil se conoce”.

“Laso no solo fue pintor eximio, cuyos trabajos pictóricos merecieron justicieras alabanzas de críticos de fama mundial, sino también de escritor de fuste”. “Santa Rosa de Lima, que se exhibe en la Pinacoteca del Museo Histórico de esta capital, es una de sus más loadas pinturas”.

“A mediados del siglo pasado se destacaron en Tacna, así en el foro como en las letras, entre otros, Modesto Basadre, Emilio Forero, Felipe Osorio, Modesto Molina y la poetisa tacneña Carolina Freire de Jaimes”.

La generación intelectual tacneña posterior a la guerra del Pacífico, cuenta con valiosos representantes que han descollado dignamente. Podemos citar al poeta Víctor Mantilla, lírico inspirado y también autor en prosa; Federico Barreto, poeta; José María Barreto, periodista y literato; Pedro Quina Castañón, poeta, escritor e historiador; José Corvacho, también poeta. A la generación literaria de Barreto pertenecen Carlos F. B. Ledgard, Armando Barrios, Carlos Velarde y Fuentes, Roberto Freire, Rómulo Vaccaro, Carlos y Fernando Benavides Freyre, Enrique Gustavo Hurtado Arias y otros cuyos nombres escapan a la memoria.

“Está fuera de duda que la generación que sucedió a aquella, puede exhibir – dice Gerardo Vargas – valores literarios más ponderados, entre los que sobresale Jorge Basadre Grohmann, autor de una obra histórica La iniciación de la república. Cita el historiador ariqueño una apreciable serie de jóvenes intelectuales nacidos en Tacna, que tienen definida su personalidad; así como una larga lista de destacados profesionales, también tacneños.

Entre los militares, cita el mismo historiador a los siguientes: coronel Celestino Vargas, vencedor en Junín y Ayacucho; los generales Deustua, muerto en la batalla de La Palma; y Belisario Suárez; los heroicos coroneles José Joaquín Inclán, Justo Arias Aragüez, Marcelino Varela, Juan Ibarra, José Godínez, Gregorio Albarracín, Juan Carbajal y José Rosa Gil; el capitán de navío Benjamín Arce y Folch; los comandantes Francisco y Benigno Cornejo, Napoleón Vidal y algunos otros, la mayor parte de los cuales rindieron varonil y patrióticamente su vida en la guerra con Chile.

Volviendo a la historia de Tacna, diremos que después del movimiento que encabezara el prócer Zela, iniciaron otro, con idénticos fines, los hermanos Enrique y Antonio Paillardelli, José Gómez y Manuel Calderón de la Barca, todos tacneños, sublevación que tuvo igual resultado fatal que la de Zela.

Posteriormente, en los días de la república, los tacneños dieron muchas veces pruebas de su patriotismo y de su hombría, sabiendo defender con sus vidas sus ideales de libertad y de justicia. No hemos de referirnos a esos episodios interesantísimos de la historia de Tacna, para ocuparnos mejor en “el más grande acontecimiento guerrero realizado en Tacna durante la guerra del Pacífico”.

El 26 de mayo de 1889, muy cerca de la ciudad de Tacna, en el lugar denominado Alto de la Alianza, se libró una de las batallas más sangrientas de esa contienda. La flor y nata de las juventudes tacneña y ariqueña rindió heroicamente la vida en esa jornada. A la caída de Tacna, después de la defensa denodada que de ella hicieran sus hijos, siguió Arica, donde los tacneños y ariqueños volvieron a cubrirse de gloria en el histórico Morro, combatiendo a las órdenes de Bolognesi “hasta quemar el último cartucho”. Tales son a grandes rasgos las páginas de la historia de la provincia de Tacna que, aun durante largos años en que ha permanecido bajo la dominación chilena, no dejó nunca de ser, por el espíritu y la tradición, netamente peruana, y cuyos hijos siempre supieron dar muestras de su amor a la patria.

En todo el departamento de Tacna la agricultura fue una de las más prósperas industrias. No obstante, la escasez de aguas y la falta de lluvias, la producción agrícola de Tacna fue excelente. A ello ha contribuido la calidad de las tierras de cultivo. Así, antes de la guerra, Tacna daba lo suficiente para abastecer a Tarapacá, agrícolamente, donde la tierra nada produce. Las frutas, legumbres, raíces y hortalizas de los valles de Tacna son famosos. También se cultiva algodón. Los valles de Tacna libre son pequeños, pero hermosos.


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