AYACUCHO, 31 DE ENERO DE 1983

ASESINATO DE PERIODISTAS EN UCHURACCAY. EN LA IMAGEN SE OBSERVA LOS CADAVERES DE LOS HOMBRES DE PRENSA EN LA ZONA DONDE OCURRIO LA MATANZA
MIEMBROS DE LAS FUERZAS ARMADAS
MILITARES COMUNEROS

FOTO: EL COMERCIO
AYACUCHO, 31 DE ENERO DE 1983 ASESINATO DE PERIODISTAS EN UCHURACCAY. EN LA IMAGEN SE OBSERVA LOS CADAVERES DE LOS HOMBRES DE PRENSA EN LA ZONA DONDE OCURRIO LA MATANZA MIEMBROS DE LAS FUERZAS ARMADAS MILITARES COMUNEROS FOTO: EL COMERCIO
/ EL COMERCIO
Javier Ascue

Consternación y estupor produjo aquí el hallazgo de los restos de los ocho periodistas bárbaramente victimados a pedradas y hachazos por campesinos de la localidad de Uchuraccay, que en un trágico malentendido, los confundieron con terroristas.

Dramáticamente escenas de dolor, desconcierto y asombro rodearon la identificación de los cadáveres de los hombres de prensa, que permanecieron enterrados durante cuatro días en cuatro tumbas dobles y unos treinta centímetros de profundidad, a cincuenta metros de las viviendas de los campesinos.

Al momento de ser desenterrados, los cadáveres mostraban huellas visibles de un salvaje maltrato. Cuerpos y rostros destrozados y desfigurados a golpes y machetazos, era el espantoso común denominador de los restos.

Los atacaron con hondas

Unos cuatrocientos campesinos según versiones recogidas en el lugar, apostados en las laderas de los cerros de Uchuraccay, atacaron lanzando pedradas con hondas al grupo de periodistas, en circunstancias que estos atravesaban el río Huachuaccasa, a un kilómetro del poblado.

Los periodistas, según los testigos Saturnino Ayala, Olimpio Gavilán y Teófilo Gavilán, caminaban en fila india y se dirigían a Uchuraccay cuando fueron avistados por la esposa del teniente gobernador del lugar (Fortunato Gavilán), quien atemorizada por un contraataque de elementos subversivos, confundió a los periodistas con aquellos y alertó a la comunidad.

Los comuneros procedieron enseguida, cumpliendo instrucciones de defensa recibidas de las fuerzas policiales —según manifestaron— a comunicarse con silbatos, con el objeto de reunirse y parapetarse en los cerros, desde donde iniciaron el ataque a los indefensos periodistas. Esto ocurrió entras las cinco y treinta y seis de la tarde del miércoles.

Los primeros impactos de piedras dejaron al parecer inconscientes a los hombres de prensa, siendo posteriormente ultimados a machetazos.

La versión del testigo Saturnino Ayala, quien manifestó no haber participado en la matanza y dijo haber observado los luctuosos sucesos desde otro extremo de la ladera, señala que tres reporteros trataron de protegerse corriendo cuesta abajo mientras gritaban desesperados: “¡Somos periodistas, no nos maten, no tenemos armas!”.

Estos gritos, sin embargo, habrían enardecido aún más a la población, que confundió el término periodistas con terroristas. La confusión se habría exaltado hasta la obnubilación, cuando varios comuneros —según referencias— habrían observado a uno de los reporteros agitar un trapo rojo.

Los antecedentes

A raíz de la muerte de una columna de doce sediciosos del grupo Sendero Luminoso por la misma comunidad de Uchuraccay, ocurrida días atrás, los pobladores —según manifestaron— recibieron instrucciones de las fuerzas del orden para defenderse de un posible ataque de represalia de parte de los terroristas.

Los campesinos empezaron a organizarse de acuerdo a esas indicaciones, preparándose para rechazar toda presencia extraña por vía terrestre, pues estaban anticipados además que los efectivos policiales y militares solo llegarían por aire.

De este modo, no tomaron para nada en cuenta la posibilidad de la presencia de un grupo de periodistas que interesados en verificar en el lugar de los hechos sobre las acciones de defensa adoptadas por los campesinos contra elementos sediciosos, llegaría a Uchuraccay. Fue en estas circunstancias que se habría producido la trágica confusión.

La muerte de los hombres de prensa a manos de los comuneros, fue confirmada por el general Roberto Noel, jefe del Comando de Operaciones de la Zona de Emergencia, en una conferencia de prensa realizada aquí ante numerosos grupos de periodistas y parlamentarios.

Restos de seis periodistas serán remitidos hoy a Lima

En las primeras horas de mañana lunes, serán trasladados a Lima en un avión de la FAP, los restos de seis de los ocho periodistas victimados en la localidad de Uchuraccay.

Los restantes dos periodistas, oriundos de esta región, serán sepultados en Huamanga.

Oficialmente y luego de una penosa labor de desentierro realizada en presencia del juez instructor, del fiscal, del médico legista y de un equipo de agentes policiales especializados, fueron identificados hoy al mediodía los cadáveres de los ocho periodistas.

Ellos corresponden a Jorge Mendívil Trelles (El Observador), Willy Retto Torres (El Observador), Eduardo de la Piniella Palao (Marka), Pedro Sánchez Gavidia (Marka), Jorge Sedano Falcón (La República), Amador García Yupanqui (Oiga), Félix Gavilán (corresponsal de Marka) y Antonio Infante García (Última Noticia de Ayacucho).

A pesar de haber permanecido enterrados durante varios días, los cadáveres de los infortunados hombres de prensa se mantuvieron conservados y no presentaban signos de descomposición.

Luego de la identificación, que fue presenciada por el decano del Colegio de Periodistas, Mario Castro y varios parlamentarios que se trasladaron hasta el lugar de los hechos, los restos fueron enviados por helicóptero hasta la capital de Ayacucho, donde fueron sometidos a las autopsias correspondientes.

Familiares de las víctimas que llegaron a Ayacucho en horas de la mañana, protagonizaron dramáticas escenas de dolor y angustia, en espera de la llegada de los restos de sus seres queridos para trasladarlos a Lima.

La población de este departamento, por su parte, reaccionó con estupor e indignación ante la confirmación del bárbaro asesinato.

Tensa conferencia de prensa

En medio de una tensa conferencia de prensa ante numerosos periodistas y parlamentarios realizada aquí, el jefe del Comando de Operaciones de la Zona de Emergencia, general Roberto Noel, lamentó el cruel asesinato de los ocho periodistas, señalando que este infausto episodio “es un crespón negro en nuestra vida republicana”.

Dijo que, a pesar de la suspensión de las garantías constitucionales, no estaba impedido el libre tránsito de los periodistas por la zona de emergencia. “Ellos se han movilizado como mejor han creído conveniente para cumplir con su misión”, apuntó.

Sin embargo, reseñó que el comandante de operaciones no tuvo conocimiento de la salida de los ocho periodistas, pues de ser así —puntualizó— “nosotros les hubiéramos advertido la presencia de delincuentes subversivos, así como de la psicosis que se estaba viviendo en ese poblado”.

Manifestó que la actitud de los comuneros de Uchuraccay frente a los elementos sediciosos, deviene del hecho que continuamente están asesinando en las comunidades, atacando a sus mujeres y violando a sus hijas.

La conferencia se realizó en el cuartel Los Cabitos de esta ciudad, y antes de concluir dijo que no obstante la desquiciada acción de los delincuentes subversivos, “tratamos que el costo social sea el menos posible”.

Comisión investigará muerte de periodistas en Ayacucho

El presidente Fernando Belaúnde Terry anunció ayer que una comisión especial investigará a fondo el caso de la muerte de periodistas en la zona de Ayacucho, esclarecimiento en el que participará el colegio que agrupa profesionalmente a los hombres de prensa.

Tal anuncio lo hizo al iniciar su conferencia de prensa dominical en la que absolvió una serie de preguntas que en su mayoría giraron en torno al trágico acontecimiento, del que ayer informaron los diarios nacionales y las agencias noticiosas internacionales.

Belaúnde dijo que hasta el momento de su diálogo con la prensa (poco antes del mediodía), estaba confirmada la muerte de dos periodistas y la desaparición de los otros seis del grupo que partió a Ayacucho hacia Uchuraccay, en Huanta, donde se produjo el suceso.

También especificó que el trágico acontecimiento se debió a la intervención de campesinos de la zona, según las primeras versiones oficiales.

Antes de dar comienzo a su diálogo con la prensa en palacio, el primer mandatario rindió homenaje a los malogrados periodistas, invitando a los presentes a ponerse de pie y guardar un minuto de silencio.

Ya en sus exposiciones, Belaúnde rindió también homenaje a los periodistas muertos por el sacrificio que tienen sus vidas jóvenes y la labor que los llevó a enfrentarse al peligro.

Tras encargar públicamente a los medios de difusión transmitir su congoja a los familiares de los caídos, dijo que a esa hora del día no podía dar mayores detalles sobre el suceso, pero que todo lo que no estuviera en los comunicados oficiales “son simples hipótesis y elucubraciones”.

Más adelante, el jefe del Estado, dijo que esas muertes son la secuela acarreada por la lucha fratricida iniciada en la zona central del país por el terrorismo, a la vez que recordó haber hecho “reiterados llamados a la cordura que no fueron escuchados y sí tratados con cierta ironía”, aunque no descartó la posibilidad de hacer nuevas invitaciones a la pacificación.

Aclaró que los desaparecidos partieron de la ciudad de Ayacucho sin conocimiento de la autoridad respectiva, tal como ya lo dieron a conocer los comunicados oficiales, y que lo hicieron en la búsqueda de la noticia, pese a que seguramente no desconocían los peligros que entrañaba su misión.

Respecto a supuestos abusos policiales que estarían afectando en forma indiscriminada a la población e incluso a los periodistas, el presidente señaló que de haber ocurrido “la verdad tendrá que abrirse paso”, pero añadió que el trágico suceso que enluta a la prensa pudo deberse a un malentendido, por el hecho de constituir los periodistas un grupo que transitaba libremente a campo abierto.

Puntualizó, sin embargo, que el gobierno está a la espera del pronunciamiento oficial del juez que está viendo el asunto, para un pronunciamiento final.

Recordó que, en todo caso, tanto las fuerzas armadas como las policiales cuentan con tribunales especiales que sabrán hacer frente a supuestos casos de incumplimiento de las estrictas órdenes que tienen par actuar, o a abusos que eventualmente pudieran protagonizar sus efectivos.

“Es posible que existan esos abusos de parte de los defensores del orden, pues siendo humanos pueden incurrir en ellos, sobre todo dentro de la gran tensión en que viven (en Ayacucho)”, subrayó el primer mandatario.


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