Fuerzas especiales de la policía peruana rescatan al canciller Francisco Tudela (derecha) luego de que tropas irrumpieran en la residencia del embajador japonés en Lima en esta imagen de archivo del 22 de abril de 1997. REUTERS/Silvia Izquierdo/Files (PERU)
Fuerzas especiales de la policía peruana rescatan al canciller Francisco Tudela (derecha) luego de que tropas irrumpieran en la residencia del embajador japonés en Lima en esta imagen de archivo del 22 de abril de 1997. REUTERS/Silvia Izquierdo/Files (PERU)
/ SILVIA IZQUIERDO
Redacción EC

Comandos liberaron a todos los rehenes. Vocal Carlos Giusti falleció en el hospital. Dos oficiales EP cayeron en la acción. Canciller Tudela y vocal Serpa resultaron con heridas de consideración. Murieron los 14 terroristas.

En una enérgica intervención armada de poco más de media hora, un grupo de comandos integrado por 140 efectivos de élite de las Fuerzas Armadas logró recuperar la residencia de la Embajada del Japón y rescatar a las 72 personas mantenidas como rehenes por una gavilla de catorce terroristas del MRTA desde el pasado 17 de diciembre.

A consecuencia de la operación, denominada ‘Chavín de Huántar’, fallecieron un rehén y dos oficiales del Ejército que participaron en el rescate, mientras que 25 de los liberados sufrieron cortes y luxaciones de poca consideración. Los catorce terroristas murieron en el intenso enfrentamiento y quedaron sus cuerpos en la residencia para proceder hoy a la necropsia de ley.

El rehén fallecido fue el vocal supremo Carlos Giusti Acuña, quien resultó con una herida en el muslo que le afectó la vena femoral y murió a consecuencia de un ataque cardíaco luego de ser evacuado. Los oficiales muertos son el teniente coronel EP Juan Valer Sandoval y el teniente EP Raúl Jiménez Chávez.

Entre los rehenes que resultaron con heridas de consideración figuran el canciller de la República, Francisco Tudela, con una perforación en el tobillo, y el vocal supremo Luis Serpa Segura, con una herida en el lado izquierdo del abdomen que le comprometió el colon. El embajador japonés Morihisa Aoki resultó ileso y, luego de su liberación, se dirigió a su despacho, en la avenida San Felipe, Jesús María.

La orden para iniciar el rescate fue dada por el presidente de la República a las 3:17 de la tarde y se ejecutó a partir de las 3:23.

La intervención fue resultado de una intensa labor de inteligencia y trabajo coordinado entre la Policía y las Fuerzas Armadas que comprendió un ‘sembrado’ de pequeñísimos micrófonos inalámbricos del tamaño de una cabeza de fósforo, que permitió conocer al detalle las actividades de los sediciosos en la residencia. A ello se sumó la construcción de dos túneles que iban por debajo del predio y que terminaban uno dentro del edificio principal de la mansión y otro en el jardín posterior.

Unos diez minutos antes de iniciarse la intervención, los oficiales de la Policía Nacional que se encontraban como rehenes fueron advertidos del inicio de las operaciones, procediendo a comunicar a los demás y organizarse para una evacuación inmediata. No se informó de qué manera se logró dicha comunicación de alerta.

El rescate se inició con la voladura del tramo final de uno de los túneles que daba a un salón utilizado en ese momento por los emerretistas para jugar un partido de fulbito. La explosión dejó fuera de combate a ocho de ellos.

Mientras tanto, los rehenes, que desde hace varias semanas recibían mudas de ropa clara para distinguirse de los terroristas, lograron ser rescatados por dos accesos que fueron habilitados, uno que daba directo a la azotea y el otro a otra terraza por donde fueron evacuados los heridos.

A las 4:30 de la tarde, cuando la situación ya había sido controlada por el comando militar, ingresó con un chaleco antibalas el presidente de la República, Alberto Fujimori, quien felicitó a los efectivos y dirigió algunas palabras a los rehenes liberados.

A sangre y fuego

El ataque fue sorpresivo a plena luz del día y cogió a los terroristas desprevenidos. Se dice que los militares habrían contado con el apoyo de instrumentos de escucha infiltrados dentro del túnel, desde la clínica San Felipe Apóstol y micrófonos en miniatura camuflados al interior de la residencia.

Paso a paso:

1. Una explosión abre la salida de un túnel en la sala principal de la casa, en el momento en que cerca de ocho terroristas —incluidos Nestor Cerpa y El Árabe— jugaban un partido de fulbito

2. Simultáneamente un comando de las fuerzas armadas ingresa a la residencia por la puerta de la cochera. Cuando traspone el cerco se separa en tres frentes: un grupo va hacia la izquierda, otro a la derecha y uno derriba a balazos la puerta principal de la casa.

3. Debajo del toldo se abre otra de las salidas del túnel, un grupo se dirige a la pérgola para subir al segundo piso, otro había subido por la zona de servicio

4. A los pocos segundos se escucha una explosión en la habitación que servía como cuartel general a los emerretistas

5. Los terroristas sobrevivientes suben para atacar a los rehenes y se encuentran con militares que los reciben a balazos

6. Desde una casa vecina ingresa otro contingente militar

7. Los rehenes alertados diez minutos antes del rescate —se encontraban en el segundo piso—. Con las primeras detonaciones salen de la habitación de Aoki hacia la pérgola.

8. Los que se encontraban en buen estado fueron reunidos a un lado del jardín para que se mantengan a salvo hasta que termine la operación

9. Los heridos van saliendo luego en camillas y evacuados en ambulancias que esperaban en la puerta de la cochera.


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