Al reducir drásticamente el consumo de carbohidratos, el cuerpo entra en un estado llamado cetosis, buscando de una manera acelerada quemar grasas. La mitocondria es la organela con mayor trabajo durante este proceso. La dieta cetogénica, también conocida como dieta keto, demuestra su alta efectividad cuando el aporte diario de proteínas es moderado (1.5 a 2 gramos de proteína por kilo al día), acompañado del consumo de grasas.
Aquí debo comentarles que existe mucha información en redes sociales en donde se ven personas comiendo grasas de origen animal o demasiado saturadas, como embutidos o frituras. Quizás, dentro de la teoría, esto puede funcionar, pero como médico, prefiero recomendar el consumo de grasas no saturadas o saludables, tales como la palta, el aceite de oliva, los frutos secos como almendras, pecanas, nueces y cashews, así como suplementos con alta concentración de omega 3 y 6, grasas indispensables para el buen funcionamiento de las membranas celulares, donde se realiza el intercambio entre las células y su entorno.
Las proteínas ideales para llevar este plan de reducción de peso y porcentaje graso rápido son el salmón, el pescado, el pollo, el pavo y la carne roja (esta última en menor proporción). ¿Cuánto debemos consumir? Como mencioné antes, 1.5 gramos por kilo de peso es lo ideal para iniciar. Por ejemplo, si un hombre pesa 80 kilogramos y posee 29% de grasa corporal, debemos incluir en su desayuno un huevo entero y dos claras adicionales, acompañadas de 75 gramos de palta. Además, se puede añadir 50 ml de yogur desgrasado con una cucharada de salvado, una de chía y una de linaza, para iniciar el día con excelentes barrenderos colónicos.
Para el almuerzo y la cena, 200 gramos de pollo, salmón o pescado son una excelente opción, preparados al vapor, en teflón o a la plancha con aceite de oliva o coco. Cada una de estas raciones debe ir acompañada de vegetales como lechuga, tomate, zanahoria o cualquier otro de su agrado. Otro secreto de este sistema de alimentación es que produce saciedad, de manera que el apetito cae rápidamente y los días se vuelven más fáciles de llevar. ¡Qué interesante! Poder perder peso y, además, controlar nuestra mente que busca placer en carbohidratos como el arroz, pan, azúcar y pastas en general, alimentos que apagan la quema calórica al encender la producción de insulina, una hormona producida en el páncreas. Cuando este órgano se cansa y se vuelve insuficiente, nos lleva a la diabetes mellitus.
Finalmente, no solo logramos perder peso, sino también cuidar el páncreas, un órgano que sufre mucho en el mundo, especialmente en personas que padecen obesidad y diabetes, ambos problemas enormes de salud pública. Los hospitales están llenos de personas con estas patologías o sus consecuencias.
Este plan cetogénico funciona mejor cuando acompañamos su desarrollo con actividad física como caminatas, bicicleta, baile, surf, artes marciales, tenis, fútbol, básquet o cualquier otra actividad física de nuestro agrado. Una vez más, el movimiento es de gran ayuda para cuidar nuestra salud.