A lo largo de la historia del cine y la televisión, hemos visto numerosas escenas en la que un personaje sorprende a otro con un beso inesperado y apasionado, reflejando así una intensa y excitante conexión que logra cautivar a los espectadores. En definitiva, estas representaciones del mundo del espectáculo han contribuido a la creación de una especie de idealización romántica en torno a los besos robados, por lo que, durante mucho tiempo, resultaron ser una apuesta segura en la pantalla.
Sin embargo, con los cambios sociales actuales y la promoción de una cultura de consentimiento, este tipo de propuestas invalidan los límites y derechos de las personas, motivo por el cual, algunas producciones cinematográficas se han visto en la necesidad de evolucionar, como es el caso del Live Action de La Sirenita, en donde se han realizado para esta nueva versión, algunos cambios en la letra de la canción “Besa a la chica”, ya que esta fue escrita en 1989, una época en la que las normas y la percepción social sobre las relaciones románticas e íntimas eran muy diferentes.
Hoy en día el consentimiento debe ser explícito, libre y mutuo, por lo que debe basarse en una comunicación clara y no coercitiva entre las partes involucradas; no obstante, un beso robado- en la mayoría de casos- no permite que una persona pueda expresar su voluntad, obstaculizando así su capacidad de ser asertiva. Por esta razón, como destacó Alexandra Sabal, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, a Bienestar de El comercio, la asertividad es sumamente importante, pues permite defender los derechos, opiniones, ideas, necesidades y sentimiento, así como establecer límites saludables sobre qué es aceptable y que no en cuanto a la intimidad física, además de proteger la autonomía personal y la facultad de tomar decisiones sobre el propio cuerpo y el espacio personal.
¿Cuáles son algunas de las barreras que pueden dificultar la expresión de la asertividad en una situación de beso robado?
En primer lugar, creo que el hecho de experimentar un beso robado puede tomar por sorpresa a una persona, lo que puede generar un estado de conmoción y dificultar la respuesta asertiva en dicho momento. De igual manera, el miedo a la confrontación o a las consecuencias adversas puede hacer que opte por quedarse callada o minimizar el incidente, así como experimentar sentimientos de culpa o vergüenza, lo cual impide la expresión de la asertividad, puesto que puede creer que no tiene el derecho de decir que no o de establecer sus límites.
“Muchas veces la baja autoestima y autoconfianza, los problemas para relacionarnos interpersonalmente, la falta de habilidades comunicativas, el estrés, la frustración, entre otros factores, pueden interferir con nuestra capacidad para comunicar de forma directa, clara y respetuosa que no queremos recibir un beso, por lo que nos quedamos callados y terminamos complaciendo a la otra persona, a pesar de que la situación nos pueda resultar incómoda e incluso, atentar contra nuestro bienestar”, expresó Sabal.
¿Qué consecuencias puede tener la falta de asertividad y consentimiento en una situación de beso robado?
La ausencia de estos elementos puede traer consigo diversas consecuencias negativas, pues si no somos asertivos, podemos generar confusión, incomodidad e incluso rechazo por parte del otro individuo. Además, si no se toma en cuenta el consentimiento, esto puede hacer que la persona afectada se sienta violada y violentada, generado así una sensación de invasión personal y falta de control sobre el propio cuerpo, lo cual puede dañar la confianza en uno mismo y en los demás, así como también puede causar dificultades para establecer relaciones saludables en un futuro.
Por supuesto, esto puede repercutir en la autoestima, ya que puede hacerla dudar de su propio valor y creer que no merece respeto y consideración en las interacciones personales, afectando significativamente en su bienestar emocional.
¿Cómo podemos practicar la asertividad al momento de expresar el deseo de dar o recibir un beso?
Definitivamente, mantener una comunicación abierta y priorizar el respeto mutuo son clave para lograr una interacción saludable, por ello, es importante expresar las intenciones de manera directa y sin presiones, permitiendo que la otra persona tenga la libertad de responder y manifestar su opinión, razón por la que, es necesario escuchar atentamente la respuesta y valorar la decisión del otro, incluso si no es lo que esperábamos. Adicionalmente, es fundamental tomar en cuenta las señales no verbales y el lenguaje corporal de la otra persona, con el fin de asegurarnos de que su consentimiento sea entusiasta y sincero.
“Para mantener una comunicación asertiva, es crucial ser directos y utilizar el yo en lugar del tú. Por ejemplo, podemos referirnos de la siguiente manera: “yo me siento mal e invalidado cuando tú no respetas mi espacio personal”. Desde luego, expresar nuestros deseos y sentimientos debe ir acompañado de un lenguaje corporal y un tono de voz que demuestre cierta firmeza, pero sin caer en una actitud agresiva, pues es sustancial demostrar que creemos verdaderamente en lo que estamos diciendo”, indicó la especialista.
¿Cómo podemos fomentar una cultura de consentimiento y asertividad en las relaciones interpersonales?
Como señaló Sabal, es importante brindar una educación integral y generar una mayor conciencia sobre el consentimiento y la asertividad en las relaciones desde una temprana edad, lo cual debe incluir enseñarles a los niños y adolescentes sobre los límites personales, el respeto mutuo, la comunicación asertiva y la importancia del consentimiento en todas las interacciones físicas e íntimas. “Para fomentar este tipo de actitudes, hay que preguntarles a los niños desde pequeños, si se les puede dar la mano o abrazar, lo que les va a permitir darse cuenta que, es esencial valorar cómo se sienten sobre una situación en concreto y que sean capaces de manifestarlo”.
“La comunicación es clave para mantener dinámicas saludables, por lo que es importante animar a las personas a expresar sus deseos, límites y expectativas en las relaciones, incluyendo los momentos íntimos como los besos. Ciertamente, hay que normalizar el poder hablar y el no estar de acuerdo todo el tiempo con los demás o nuestra pareja, por lo que es necesario conversar y tener a veces espacios incómodos, para lograr más adelante una mayor seguridad y un mejor entendimiento, para alcanzar así un ideal común. Además, debemos comprender que, entablar un diálogo asertivo con otra persona sobre situaciones tan íntimas, no las hacen menos romántico o interesante, pues lo más importante es saber qué le proporciona tranquilidad y paz a cada persona”.
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Milenka Duarte es periodista y psicóloga por la Universidad Peruana Cayetano Heredia.