Sentir que no somos merecedores trae diversas consecuencias para nuestra salud mental, haciendo que tomemos actitudes dañinas de forma inconsciente.
Sentir que no somos merecedores trae diversas consecuencias para nuestra salud mental, haciendo que tomemos actitudes dañinas de forma inconsciente.
Laura Espinoza Busato

Una persona decide recoger a un de la calle, el perro no se pone a pensar si es que merece todo lo que le ha pasado, no se pregunta por qué tiene comida, un techo y cariño, simplemente está feliz por lo que ha sucedido y agradece dando el mismo cariño que le dan. Este ejemplo solo puede significar cómo algunas veces no nos sentimos merecedores de lo que nos dan o tenemos.

Todos venimos cargando con un montón de creencias que nos limitan desde nuestra infancia. Frases como “por qué me quiere, si yo no hago nada”, “no deberían tratarme así de bien” o “mejor no recibo el regalo que me han dado, porque es demasiado”, nos hacen sentir que no somos merecedores de lo que tenemos.

“El merecimiento es preguntarnos cuán digno me siento de estar feliz por todo lo que el mundo tiene para mí. Está presente en todos los ámbitos de nuestras vidas, en el trabajo, en la abundancia económica, en las cosas que creemos que podemos alcanzar y en las que nos ponemos trabas porque no sentimos que son para nosotros. Los seres humanos tenemos inclinación a justificar los motivos de las cosas que tenemos y que vamos ganando. Todo esto solo genera ansiedad y depresión”, comenta María Moliti en su podcast “Psicología al desnudo”.

Pasos para sentirnos merecedores

Sentir que no somos merecedores trae diversas consecuencias para nuestra , haciendo que tomemos actitudes dañinas de forma inconsciente. Por ejemplo:

  • Sabotearnos a nosotros mismos.
  • No luchando por lo que queremos.
  • Siempre se dudará si las palabras del otro son honestas y sinceras.
  • No hay .
  • Nos criticamos: Esto conlleva a hablarse mal y dejar que los demás nos hablen mal porque no merecemos que nos traten bien.
  • Tendremos que estar haciendo algo “productivo” todo el tiempo: Sentiremos que no merecemos parar, disfrutar y darnos placer si es que no hay un motivo especial para ello.
Evita sobreprensar respecto de las cosas buenas que te suceden y empieza a aceptarlas con gratitud.
Evita sobreprensar respecto de las cosas buenas que te suceden y empieza a aceptarlas con gratitud.

Por ello, es importante seguir 5 pasos para empezar a sentirnos merecedores:

  1. Admitirlo: Debemos empezar a ser honestos con nosotros mismos. Probablemente no eres tan consciente de cómo te minimizas, pero el preguntarse cómo sentirse más merecedor significa que una parte de ti tiene la impresión de que no lo eres. Mírate al espejo y di “soy una persona que vale la pena y que es merecedora”.
  2. Preguntarte qué es lo que te haría merecedor: Una vez admitido el no ser merecedor, hay que preguntarnos qué cualidades o qué características nos convierten en una persona que no vale la pena. Escribe tus respuestas en tu celular, papel o computadora y sé tan honesto como sea posible y reflexiona acerca de ello.
  3. Averiguar qué causa esa creencia: Luego de descubrir aquellas cosas que no nos hacen merecedoras, tenemos que preguntarnos por qué estas nos convierten en una persona no merecedora. ¿Cuánto tiempo ha persistido la manera de sentirte como si no fueras una persona que vale la pena? Cuando comprendemos cuánto tiempo nos hemos estado sintiendo así, podemos comenzar a identificar el origen de esos sentimientos y así averiguar dónde se originó
  4. Deshacer los remordimientos pasados: Lo cierto es que el pasado permanece en el pasado. Los errores y las oportunidades perdidas pasan, así que no hay una razón para que permanezcan en nuestra mente y nos impidan avanzar.
  5. Asiste a terapia: Si el problema es recurrente y complicado, el apoyo de un terapeuta siempre es bueno para ayudar a mediar el conflicto interno que tenemos.


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