Desde que somos pequeños, la gran mayoría soñamos con encontrar una pareja, casarnos y formar una familia, pues esta es una idea que se ha ido sembrando en nuestra sociedad a lo largo de los años, de generación en generación. Es indudable que, los medios de comunicación, las películas, la música y los libros influyen significativamente en esta concepción, puesto que- de forma consciente o inconsciente- se ha generado una creencia en torno a la “media naranja” y la necesidad de tener a otra persona para sentirnos completos, lo cual indiscutiblemente, para muchos guarda una estrecha relación con la felicidad.
Sin duda, durante años esta idea preconcebida nos hace sentir hasta el día de hoy- queramos o no- que necesitamos unir nuestras vidas con otra persona para garantizar nuestro bienestar. Si bien es cierto, actualmente, existen tanto hombres como mujeres, quienes llevan con orgullo su soltería, aún son muchos las que se encuentran en una búsqueda implacable para encontrar al amor de sus vidas, pues consideran que ese es el gran secreto para alcanzar la felicidad absoluta.
Con ello, no pretendo ofender a nadie, ya que cada uno de nosotros tenemos nuestros propios sueños y metas, los cuales nos encaminan a sentir ese deseo de autorrealización que tanto anhelamos; sin embargo, debemos tomar en cuenta que, tener una pareja o cónyuge, es tan solo una de las tantas opciones y oportunidades que nos ofrece la vida.
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¿Nuestra felicidad depende de nuestra vida amorosa?
En primer lugar, debemos considerar que la felicidad es una experiencia subjetiva asociada a sensaciones de bienestar, satisfacción y alegría, motivo por el cual, dos personas no tienen por qué ser felices por las mismas razones. Definitivamente, esto depende de una serie de factores internos, como la actitud, las emociones y las creencias personales, pero también de circunstancias externas que influyen significativamente en nuestra felicidad, como la salud, las relaciones interpersonales y una serie de aspectos de la vida que están muchas veces fuera de nuestro control, aseguró Antonella Galli, psicóloga y psicoterapeuta de la Clínica Ricardo Palma y autora del libro Sé feliz otra vez, expresó a Bienestar de El Comercio.
En efecto, el tener una pareja puede influir hasta cierto punto, más no ser un factor exclusivo para garantizar nuestra felicidad, ya que podemos experimentarla gracias a una amplia variedad de aspectos y situaciones. “Para algunas personas la felicidad representa un bienestar psicológico que facilita el desarrollo personal, así también como gozar de una buena salud integral. Mientras que, para otros individuos la felicidad depende de la armonía y los vínculos afectivos con sus parejas, mascotas, familias y el entorno en general. Igualmente, para muchos está relacionada con la espiritualidad y la religión, pues los orienta en su conexión con el sentido de la vida.”, explicó.
¿Se puede ser verdaderamente feliz sin tener una pareja?
Como hemos visto previamente, la felicidad es multifactorial y una experiencia muy personal, motivo por el cual, no podemos únicamente basarnos en un solo elemento, ya que podríamos caer en un espiral de decepción y frustración absoluta. Durante años, la sociedad y nuestro entorno nos ha hecho sentir que para ser felices debemos mantener una relación de pareja, pero este fenómeno no solo es muy dañino para la salud mental de muchas personas sin pareja, sino que también fomenta las relaciones tóxicas y poco saludables, generando así una dependencia emocional.
Entonces, ¿cómo podemos ser felices sin tener una pareja? A continuación, te presento algunos puntos que debes tomar en cuenta para que logres verdaderamente sentirte feliz con o sin pareja.
Experiencia única
Con este punto, quisiera enfatizar nuevamente que, la felicidad al ser una experiencia subjetiva y personal, que puede ser experimentada por una variedad de factores, como tener salud, sentirse realizado en el trabajo, tener una red de amigos y familiares cercanos, tener aficiones y hobbies que nos apasionen, entre otros. Básicamente, la felicidad no es una meta a alcanzar, sino más un proceso que conlleva una serie de elecciones y acciones que asumimos cada día. Asimismo, no existe una fórmula mágica para ser felices, pues lo que hace feliz a una persona no siempre funciona para otra.
Dejar atrás las ideas preconcebidas
Sin lugar a duda, la idea de la “media naranja” o nuestra “otra mitad” sigue estando muy arraigada en nuestra sociedad, puesto que las personas solemos esperar encontrar a la persona perfecta que encaje en nuestra vida; no obstante, esto puede ser bastante problemático, ya que pueden generarse expectativas poco realistas con respecto a cómo debe ser una persona y una relación.
Asimismo, puede ser limitante, dado que nos autosaboteamos ante las diversas oportunidades que tenemos para conocer a otras personas, impidiéndonos que podamos establecer conexiones significativas. Además, esto puede ser muy perjudicial para nuestra autoestima, dado que en nuestra mente empiezan a surgir pensamientos irracionales, como que necesitamos a otra persona para sentirnos completos y felices, subestimando por completo nuestra propia valía, lo cual puede desencadenar sentimientos de inseguridad e insatisfacción.
Detectar la presión social
Desde luego, la presión social con respecto a algunos temas repercute en nosotros, por ello, es importante identificar de cuál de las diversas fuentes se está gestándose, ya sea de la familia, los amigos, los medios de comunicación o la sociedad en general. Indiscutiblemente, esta puede hacernos sentir que necesitamos de alguien para ser felices o también nos lleva a cuestionarnos si hay algo que está mal con nosotros por no tener una relación romántica.
Por esta razón, es importante recordar que la elección de tener o no una pareja debe ser personal y basada en nuestras necesidades y deseos individuales.
Una oportunidad de autoconocimiento
Desde mi punto de vista, creo que no es factible sostener una relación saludable y que nos lleve a experimentar la felicidad, si es que no nos hemos dado la oportunidad de conectar con nosotros mismos. Sin duda, el autoconocimiento es un elemento clave para nuestro desarrollo personal en general, pues nos permite conocernos de una manera tan profunda que nos volvemos conscientes de nuestros pensamientos y emociones, a tal nivel que, empezamos a valorarnos y amarnos por quienes somos verdaderamente. El amor propio puede representar una parte importante de nuestra felicidad, ya que, al sentirnos bien con nosotros mismos, esto generará automáticamente un estado de bienestar y satisfacción, por ende, de felicidad.
Por esta razón, es importante priorizar nuestro propio bienestar y velar por nuestra salud. En caso, sintamos que nuestros pensamientos irracionales repercuten en nuestra forma de ver al mundo o tal vez estamos sumergidos en una relación que no nos hace felices, debemos acudir donde un especialista, quien nos ayudará a descubrir un nuevo sentido de la vida y que podamos vivir plenamente cada uno de esos momentos únicos e irremplazables que nos llenan de alegría.
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Milenka Duarte es periodista y psicóloga por la Universidad Peruana Cayetano Heredia.