Es fundamental comprender que todos podemos ser frágiles tanto en lo físico como en lo emocional. La directora del departamento de psicología y psicotereapia de SANNA Clínica San Borja, Ruth Kristal Mitastein, expresó a Bienestar del Diario El Comercio que la vulnerabilidad se puede entender en muchos sentidos, pero hace referencia principalmente a los puntos débiles que tiene una persona.
Para la especialista ser vulnerables significa ser frágiles, pues nos expone a generar desequilibrios en nuestro bienestar. Recalcó que ser vulnerable no es una virtud. En cuanto a la vulnerabilidad emocional, señaló que el vínculo madre-hijo es imprescindible para desarrollar habilidades y herramientas que permitan un mejor funcionamiento social.
¿Qué es la vulnerabilidad emocional?
Es un estado en el que nos sentimos expuestos ante situaciones molestas, dolorosas o incómodas, por lo cual nos hace pensar que no podemos superar esa situación. Es usual que provoque una sensación de peligro, alerta, incapacidad y hasta vergüenza, sobre todo cuando vivimos en una sociedad en la que se educa a las personas para que jamás se muestren vulnerables ante los demás.
La vulnerabilidad es sana y necesaria, pues podría ser esencial para despertar la resiliencia y provocar adaptaciones favorables en las personas. Además, nos permite conectarnos con nosotros mismos y con los demás.
¿Cómo establecer una buena relación con nuestra vulnerabilidad emocional?
Lamentablemente, la vulnerabilidad no es reconocida de forma positiva; sin embargo, nos permite vincularnos afectivamente desde un sitio íntimo y cercano, nos permite cuidarnos y pedir ayuda cuando la necesitamos.
Nos ayuda a entender que está bien no poder con todo, a reconocer y aceptar nuestras limitaciones, nuestros miedos, vergüenzas, imperfecciones y demás. Nuestra vulnerabilidad es lo que verdaderamente nos hace humanos.