Lamentablemente, la epilepsia es una enfermedad que en pleno siglo XXI continúa generando misticismo, discriminación y temores. En definitiva, esto ocasiona que aquellos que la padecen no se sientan cómodos al contarlo y que el entorno se preocupe ante la posibilidad de que ocurra una crisis. No obstante, esta afección es más común de lo que se cree, es por ello que, cada segundo lunes de febrero se conmemora el Día Internacional de la Epilepsia, con la finalidad de generar una mayor consciencia con respecto a esta patología.
¿Por qué se celebra el Día Internacional de la Epilepsia?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que, en todo el mundo unos 50 millones de personas padecen epilepsia, lo que la convierte en uno de las afecciones neurológicas más comunes. Además, calcula que cerca del 80% de los pacientes viven en países de ingresos bajos y medianos, en donde las personas y sus familias pueden ser víctimas de la estigmatización y la discriminación.
Por este motivo, al ser una de las enfermedades más frecuentes, pero más olvidadas, la Liga Internacional Contra la Epilepsia (ILAE) y el Buró Internacional para la Epilepsia (IBE), estableció en el 2015, que cada segundo lunes de febrero se celebre el Día Internacional de la Epilepsia, con la intensión de que cada vez sean más las personas que se sumen a esta iniciativa, para así propiciar una mejor calidad de vida a las personas que padecen esta patología.
Básicamente, se pretende realizar una mayor difusión sobre la importancia de mejores políticas públicas, mejores servicios de salud y, sobre todo, una mejor inversión en materia de investigación para lograr nuevos tratamientos que sean más efectivos, puesto que como estima la OMS, si el 70% de las personas con este padecimiento reciben la ayuda adecuada, pueden vivir sin crisis convulsivas.
¿Cómo se manifiesta la epilepsia?
Es un trastorno del sistema nervioso central en el que la actividad cerebral normal se ve alterada, dando lugar a convulsiones o períodos de comportamientos y sensaciones inusuales, tal y como explica el neurólogo Walter de la Cruz, coordinador de la Unidad de Epilepsia de la Clínica Ricardo Palma.
Entre los signos y síntomas más comunes se registran los siguientes: confusión temporal, episodios de ausencias, rigidez en los músculos, movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas, pérdida del conocimiento, síntomas psicológicos, como miedo, ansiedad, entre otros.
Además, destaca que el diagnóstico se debe realiza a través de una evaluación clínica, exploración física, exámenes complementarios y estudios de electroencefalografía y video electroencefalografía a fin de realizar un estudio preciso. En definitiva, esto le permitirá al especialista saber qué tipo de epilepsia tiene el paciente y cómo debe tratarse para evitar crisis recurrentes.
¿Las causas de la epilepsia según grupo etario?
Según informa el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables en su portal web, las causas más frecuentes de epilepsia en adultos de 25 a 40 años son traumatismos craneoencefálicos, tumores del sistema nervioso cerebral, etilismo o alcoholismo crónico. Igualmente, destacan el consumo de drogas, malformaciones vasculares, infecciones del sistema nervioso central, así como la neurocisticercosis, la cual es una enfermedad del sistema nervioso central que genera alta morbilidad y que tiene como vector al cerdo.
Mientras que, en adultos entre 41 y 60 años, esto se desencadena por tumores primarios del sistema nervioso central, el etilismo crónico, traumatismo craneoencefálico y enfermedad cerebrovascular. Por su parte, en personas mayores de 60 años, esta puede derivarse por una enfermedad cerebrovascular isquémica, tumores cerebrales primarios y metastásicos, la enfermedad de Alzheimer, entre otras.
¿Qué hacer ante una crisis epiléptica?
Cabe señalar que, estos episodios por lo general terminan de forma espontánea después de unos minutos sin necesidad de administrar ningún fármaco. Sin embargo, de la Cruz afirma que esto no significa que no podamos ayudar al paciente, únicamente debemos seguir algunas recomendaciones para saber cómo actuar ante dicho panorama.
Se estima que 1 de cada 10 personas que padecen de epilepsia podrían sufrir de una crisis convulsiva en cualquier momento, motivo por el cual es importante saber cómo actuar para mantener a la persona segura hasta que la convulsión termine por sí misma.
En primer lugar, el especialista refiere la importancia de siempre mantener la calma, seguido de colocar al paciente de costado para que tenga las vías respiratorias libres y no se trague el vómito o algunas secreciones bucales que pueden ser expulsadas durante la crisis. Asimismo, tomar la cabeza del paciente para evitar que se haga daño y si es posible, colocar algo blando debajo de esta. Igualmente, debemos alejar los objetos y personas que estuvieran alrededor para evitar cualquier accidente. Finalmente, solo queda esperar que este episodio termine y verificar que la persona respire correctamente, para luego orientarlo, puesto que es común que después de la crisis se encuentre confundido.
¿Qué no hacer antes un episodio epiléptico?
El neurólogo señala que nunca debemos asustarnos, sino actuar con prudencia y a favor de la salud de la persona. De igual forma, evitar sujetar fuertemente al paciente para que no realice ningún movimiento, así como también nunca introducir objetos o las manos en la boca, darle líquido o sacudirlo, ya que podríamos causar que se asfixie. Además, tener claro que en estos casos no se requiere el uso de sustancias o alcohol para reanimarlo.
Es fundamental saber que la mayoría de las veces no es necesario ir al servicio de emergencia después de una crisis convulsiva. No obstante, se aconseja buscar ayuda médica inmediata si se trata del primer episodio, si la persona no respira con normalidad, si la crisis dura más de 5 minutos o se presentan varias seguidas, si ocurre una lesión, está embarazada o no recupera la conciencia 30 minutos después del suceso.