Los cánones de belleza han ido evolucionando con el paso del tiempo; sin embargo, una característica que ha trascendido, es la búsqueda de la eterna juventud. Si bien durante años se ha tratado de combatir el envejecimiento, actualmente con la masificación de la información, las redes sociales y las celebridades, se ha generado una mayor influencia en las tendencias estéticas. Por este motivo, se han popularizado diversos procedimientos, como los fillers faciales.
Definitivamente, este panorama ha contribuido a un cambio en la percepción de la estética en general, logrando así la normalización de dichos tratamientos. Aunque es totalmente válido recurrir a ellos, es importante no caer en los excesos para no sufrir del síndrome “overfilled”, el cual se produce por el deseo de alcanzar la perfección absoluta.
Probablemente, uno de los ejemplos más claros en la actualidad, sea el de la socialité de 26 años, Kylie Jenner, quien desde muy joven ha modificado sus rasgos faciales a base de fillers, lo que la ha llevado a lucir un semblante cada vez más envejecido. Por esta razón, tomar decisiones informadas y contar con la orientación profesional adecuada, son puntos clave para lograr un rostro más armonioso y natural.
“Durante mucho tiempo se ha difundido la idea de un rostro perfecto, lo cual es contra natura, pues los seres humanos somos asimétricos. Entonces cuando hay una desnaturalización entre cómo nos vemos y nuestra funcionalidad, ya no es sano. Lamentablemente, esto está pasando en todas las edades, pero, sobre todo, con las generaciones más jóvenes, las cuales se ven influenciadas por famosos que abusan de los retoques estéticos y que fomentan una apariencia plástica”, manifestó Martina Gómez, dermaticista y directora del Centro de Terapias Alternativas y de Antienvejecimiento a Bienestar.
¿Qué son los fillers faciales?
Los fillers faciales, también conocidos como rellenos dérmicos, son una técnica de rejuvenecimiento que implica inyectar una sustancia en la piel. Estos ayudan a suavizar las arrugas y líneas de expresión, así como a aumentar el volumen de ciertas áreas del rostro, con el propósito de aportar una apariencia más joven y mejorar la estética facial, explicó Elba Naccha, dermatóloga especialista en cosmética médica y laser de la Clínica Internacional.
Por lo general, los tipos de fillers más utilizados en los procedimientos faciales son: el ácido hialurónico y la hidroxiapatita cálcica. También pueden emplearse el injerto de grasa y el ácido poliláctico. No obstante, la elección de cualquiera de estos, depende de ciertos factores, como las áreas a tratar, la duración de los resultados deseados y las preferencias del paciente.
“Sin duda, los más solicitados son los fillers de ácido hialurónico, pues esta es una sustancia que está naturalmente presente en las estructuras dérmicas del ser humano, más específicamente en la matriz extracelular; sin embargo, disminuye con la edad. En consecuencia, la biotecnología ha replicado este componente, con el fin de restaurar, rellenar e hidratar la piel. Generalmente, la duración de sus efectos, depende de la calidad de los fillers, pero suelen durar entre 8 a 18 meses en promedio”, mencionó Gómez.
¿En qué áreas del rostro se aplican los fillers?
Los rellenos faciales pueden aplicarse en diversas áreas del rostro, como las líneas de la frente, el entrecejo, el área periorbital, los pómulos, las mejillas, el mentón y la línea de la mandíbula. No obstante, las zonas más frecuentes son: el surco nasogeniano, los labios y el surco labiomental (líneas de marioneta), detalló la médica.
¿Cómo se determina la cantidad adecuada de relleno facial?
Básicamente, como afirmó la dermaticista, la sustancia de los fillers tiene diferentes densidades, las cuales corresponden a una o más zonas específicas del rostro. Por ejemplo, para el pómulo, mentón y nariz se emplea una densidad de 40 miligramos, mientras que la de 30 mg está indicada para los surcos nasogenianos más profundos. Asimismo, para los labios se aplica una dosis de 20 mg y para tratar las ojeras se recomienda el de 10 mg.
“También hay sustancias que son inferiores a estas cantidades, por lo que su objetivo principal no es rellenar, sino bioestimular los tejidos de la piel. En definitiva, no es lo mismo trabajar un pómulo que hacer un labio, razón por la cual, es primordial respetar las dosis determinadas para lograr buenos resultados”.
De igual manera, el exceso de fillers puede generar el efecto contrario, es decir un aspecto poco natural y hacer lucir a la persona de más edad. Por ello, es crucial tener en cuenta que, por exceso de relleno se pierde y se eleva el surco nasogeniano, llegando así a causar una apariencia muy redondeada, lo que rompe completamente la armonía del rostro, enfatizó la dermatóloga de la Clínica Internacional.
¿A partir de qué edad se recomiendan los fillers faciales?
De acuerdo con la doctora, depende del estado de envejecimiento y profundidad de las arrugas, por lo que se suele recomendar después de los 40 años. Sin embargo, Martina Gómez señaló que, en casos muy particulares pueden aplicarse incluso antes. Por ejemplo, si una persona joven ha sufrido una parálisis facial, los fillers pueden ayudarla a mejorar su apariencia. Igualmente, en rostros de jóvenes de 26 años, también son muy beneficiosos, pues con una densidad baja, se puede realizar una hidratación profunda de la piel.
¿En qué casos no se recomienda el uso de los fillers faciales?
Según Elba Naccha, las contraindicaciones o situaciones en las que no se recomienda el uso de fillers son:
- Personas con sistemas inmunitarios suprimidos (pacientes con cáncer o alguna otra enfermedad crónica).
- Personas que toman medicamentos anticoagulantes.
- Pacientes con antecedente de queloides.
- Mujeres embarazadas o lactantes.
¿Cómo es la aplicación de los fillers faciales?
Si bien no todos los profesionales de la salud estética lo manejan de la misma manera, Gómez comentó que, es muy beneficioso para este tipo de procedimientos el uso del Visia, un software que mediante una fotografía, evalúa la armonía de la semi cara e indica la edad biológica de ambos lados del rostro y las distintas zonas. En otras palabras, permite saber qué es lo que verdaderamente necesita cada paciente, evitando así caer en excesos innecesarios.
“Tras la primera fase, que consta en tomar la foto y trazar el plan de trabajo, en una segunda sesión, se procede a la aplicación de los fillers, para la cual, es necesario aplicar previamente una crema anestésica. Posteriormente, una vez colocado el relleno, se puede usar una máquina de alta frecuencia que ayuda a acelerar el cierre de esas micropunturas. Luego, se unta una pomada de bioregeneración en el área tratada para fomentar la estimulación de los tejidos. Finalmente, se le coloca al paciente el protector solar”.
¿Qué tipo de cuidados post fillers se recomiendan?
Después de la aplicación, es recomendable evitar la exposición solar, la playa, el alcohol, el ejercicio físico intenso y los tratamientos con calor, como saunas o baños a vapor. De igual modo, es fundamental no frotar, masajear o dormir sobre la zona tratada, así como no realizarse otros procedimientos estéticos hasta por dos semanas. Además, se debe mantener una limpieza diaria y no maquillarse durante las primeras 24 horas, indicó la especialista en cosmética médica y laser.
“Es importante mantener los cuidados, pero también que el experto realice un adecuado control y seguimiento, puesto que existen una serie de riesgos asociados con fillers, tales como una reacción alérgica en el sitio de aplicación o en el cuerpo, hinchazón, inflamación, cambios en el color de la piel, sangrado, hematomas, infección, cicatrices, irregularidades en la superficie de la piel (pápulas o nódulos), necrosis, entre otros”, recalcó la profesional de la Clínica Internacional.
¿Cuál es la diferencia entre el botox y los fillers faciales?
Aunque el botox y los fillers faciales son tratamientos estéticos que se utilizan para mejorar la apariencia facial, tienen diferencias significativas en cuanto a su composición, mecanismo de acción y áreas de aplicación.
“Básicamente, los fillers son rellenos que alisan las arrugas, mientras que la toxina botulínica actúa bloqueando temporalmente la señal nerviosa que va hacia los músculos, lo que evita que estos se contraigan. Por ejemplo, si las arrugas alrededor de los ojos son evidentes aun cuando la persona no sonríe, al rellenarlas pueden mejorar. No obstante, si el paciente sonríe teniendo ya los fillers, igual se formarán arrugas, ya que la única manera de evitarlas es mediante el botox. Por consiguiente, en ciertas áreas de la cara pueden combinarse ambas técnicas”, precisó Elba Naccha.
La importancia de abordar el aspecto psicológico de los procedimientos estéticos
Los procedimientos estéticos mejoran la autoestima, ayudan a tener mayor confianza y seguridad en uno mismo, así como brinda bienestar emocional. Sin embargo, debemos tomar en cuenta, cuál es la real motivación de la persona, pues si la decisión tomada es por mejorar la apariencia, más no por falta de autoestima o dificultades con la imagen corporal, no hay problema. En cambio, si se convierte en la única alternativa para aumentar la autoestima, puede generar una vulnerabilidad emocional si los resultados no cumplen con las expectativas, destacó la licenciada Liliana Tuñoque, psicóloga de Clínica Internacional.
“En muchos casos, cuando la persona no está satisfecha con los resultados, puede sentirse mal consigo misma, provocando cuadros de depresión, aislamiento y trastornos mentales severos. Por ello, es vital tener una expectativa real y escuchar al especialista para ver cuál es la mejor opción. Además, es recomendable buscar soporte psicológico antes y después de estos procedimientos para prevenir complicaciones emocionales”.
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