El verano nos genera una sensación de alegría y vitalidad, gracias a que podemos disfrutar de días soleados, actividades recreativas al aire libre y una buena dosis de vitamina D. Sin embargo, esta temporada también trae consigo una serie de desafíos relevantes en cuanto al cuidado de la piel, especialmente, para aquellos que sufren de rosácea, pues las temperaturas elevadas y la sobreexposición solar pueden desencadenar brotes significativos de esta afección cutánea.
“La radiación UV y el calor extremo durante el verano pueden detonar episodios de rosácea, empeorar los síntomas y/o agravar el eritema o rubicundez, causando incluso que el paciente presente pústulas. Estos dos factores pueden dilatar los vasos sanguíneos, lo que aumenta el enrojecimiento y la sensibilidad facial. No obstante, con una atención cuidadosa y ajustes en la rutina de cuidado de la piel, es posible disfrutar de esta época sin comprometer la salud de la dermis”, expresó la doctora Diana Mestanza, especialista en dermatología de Zaza Med Láser Center a Bienestar.
¿Qué es la rosácea?
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente a la cara. Se caracteriza por una serie de síntomas, tales como el enrojecimiento facial persistente, vasos sanguíneos visibles y dilatados, sensación de ardor o picazón, pápulas y pústulas similares al acné y una sensibilidad extrema a productos tópicos, explicó Melissa Montesinos, dermatóloga y subgerente de Salud y Bienestar de Pacífico Salud.
“Lamentablemente, la rosácea es una condición crónica, es decir, persiste a lo largo de la vida del paciente. Sin embargo, con un buen tratamiento se puede mantener inactiva mediante el control de los síntomas y la prevención de los brotes, más no se puede eliminar por completo”, precisó la profesional de Zaza Med Láser Center.
¿Cuáles son las causas de la rosácea?
Aunque la causa exacta de la rosácea no se comprende completamente, de acuerdo con Mestanza, se han identificado varios factores que pueden desencadenar o agravar los síntomas. Entre ellos se encuentran:
- La predisposición genética.
- Las temperaturas extremas, tanto el frío intenso como el calor en exceso.
- La exposición solar o el uso de lámparas de rayos UVA.
- La hiperactividad vascular.
- La inflamación cutánea.
- Los ácaros demodex en la piel.
- Las alteraciones hormonales que se producen durante el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia.
- La alta emotividad y el estrés.
- Los hábitos tóxicos como el consumo de alcohol y/o tabaco.
- Las bebidas o comidas calientes, picantes o con muchas especias.
“Sin duda, existen otros factores que aumentan el riesgo de sufrir de esta condición. Por ejemplo, son más propensas las personas que tienen entre 30 y 50 años, las mujeres, aquellas con un fototipo de piel clara y ascendencia europea”, aseguró la especialista en dermatología.
¿Cuáles son los tratamientos disponibles para la rosácea en verano?
Con respecto al tratamiento, Montesinos señaló que en principio este debe ser indicado por un dermatólogo, pero por lo general la rosácea se suele abordar con cremas a base de metronidazol, ivermectina, manzanilla o gel descongestivo que se aplican sobre la piel afectada, con la finalidad de reducir el enrojecimiento y la inflamación.
“En casos más severos, los especialistas pueden recetar medicamentos orales, siendo los más comunes los antibióticos o retinoides, como la isotretinoína. De igual modo, la terapia con láser y la terapia de luz pulsada intensa (IPL) son tratamientos dermatológicos muy efectivos, puesto que ayudan a reducir los vasos sanguíneos dilatados y mejoran el aspecto de la piel. No obstante, es fundamental tener en cuenta que, ciertos fármacos tópicos o procedimientos pueden ser más sensibles a la exposición solar, por lo que se requiere de ciertas precauciones adicionales durante el verano. Por esta razón, es crucial seguir las recomendaciones del médico dermatólogo en cuanto al uso y la interrupción de estos tratamientos”, recalcó la experta.
¿Qué medidas de protección solar son esenciales para las personas con rosácea en verano?
En primer lugar, es esencial que los pacientes empleen un protector solar con un SPF alto, preferible de amplio espectro (50+), resistente al agua y que esté diseñado para pieles sensibles y con rosácea. Como enfatizó la dermatóloga de Pacífico Salud, es importante usarlo 30 minutos antes de la exposición al sol y reaplicarlo cada dos horas, especialmente, después de nadar o sudar.
“Es vital buscar sombra siempre que sea posible y evitar la exposición directa al sol durante las horas pico (entre 11 a.m. y 4 p.m.) Además, se deben usar sombreros de ala ancha y lentes con filtro UV para proteger mejor el rostro”, manifestó Diana Mestanza.
Por su parte, Montesinos recomendó el uso de ropa suelta y de tejidos naturales, como el algodón. Igualmente, es muy beneficioso para estas personas llevar prendas con protección solar UPF (Factor de Protección Ultravioleta) incorporada para reducir el impacto de la radiación.
¿La alimentación puede ayudar a reducir los brotes de rosácea?
En efecto, la alimentación desempeña un papel importante en la gestión de la rosácea, sobre todo, durante el verano. Si bien la relación entre la dieta y esta condición puede variar de una persona a otra, algunos cambios o consideraciones en la alimentación pueden ayudar a reducir los episodios y mejorar la salud de la piel. Como refirió la dermatóloga, es primordial evitar las comidas picantes y calientes, así como moderar el consumo de alimentos ácidos y las bebidas alcohólicas, ya que pueden causar vasodilatación.
“Una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos saludables puede contribuir a la salud general de la piel. Por ello, es importante consumir frutas, verduras, alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 y antioxidantes. De igual manera, mantenerse bien hidratado es sustancial, ya que el agua ayuda a calmar la irritación y reduce la sensibilidad. Por lo tanto, es recomendable beber dos litros como mínimo”.
Otros cuidados
Desde luego, como indicó la subgerente de Salud y Bienestar de Pacífico Salud, mantener una rutina de limpieza es otro punto clave para cuidar la piel con rosácea. Por consiguiente, es sumamente relevante usar productos suaves y no abrasivos, motivo por el cual, debe evitarse los exfoliantes agresivos que puedan irritar o generar una mayor fricción en la dermis. En caso se haga uso de maquillaje, este debe ser hipoalergénico y sin aceites. Además, debe retirarse cuidadosamente al final del día para evitar obstrucciones en los poros.
“También es importante alejarse del calor excesivo, por lo que no se deben realizar baños con agua muy caliente. Definitivamente, si se experimenta un empeoramiento de los síntomas durante el verano, es crucial consultar con un dermatólogo, puesto que puede recomendar tratamientos específicos y ajustar la rutina de cuidado de la piel según las necesidades individuales”.
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