Con ya buen tiempo en el barrio, D’Sala Caffè de Los Libertadores (San Isidro) se ha convertido en un buen espacio para gozar de café de origen peruano de correcta factura. Sus clásicos y métodos revelan diestro manejo y un intento por extraer lo mejor del grano proveniente de un microlote (como afirman ellos mismos) de la finca Timbuyacu (Rodríguez de Mendoza, Amazonas), que además puede adquirirse en bolsa para llevar, según comenta la barista al preguntarle sobre la procedencia. En taza refleja carácter, es abrigador, gustoso, sin acidez impertinente ni sobresaltos. Es un café confortable. Pero la propuesta no cierra ahí, abre posibilidades a acompañamientos que van más allá de postres y galletas. Incursiona, incluso, en una línea baja en calorías y otra keto (dieta cetogénica). Vamos por partes.
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La carta, o pizarrón donde tienen que leer lo que desean ordenar, se extiende en café y se ajusta con pulcritud en los adicionales. Sus sánguches en pan pita o focaccia de masa madre no son contundentes pero sí bien porcionados y de ingredientes sobresalientes. La focaccia con cuatro quesos es una indulgencia: hecha en pan delgado de corteza crocante, abundante queso y bien derretido, como me gusta (me perdonarán el capricho). El mixto con brie y jamón artesanal se anima con trocillos de tomate y genera ligera dependencia y alegría en cada mordida. Sus ensaladas, en cambio, a pesar de estar hechas con insumos superfrescos y tener combinaciones divertidas, se llenan de verdes y dejan poco espacio para el resto de ingredientes. En la de lentejas, literalmente, llegó un tomate cherry partido en dos y en la de milanesa la porción se redujo a la mitad y el pollo (casi congelado) estuvo representado por tres pedacitos tamaño nugget de pechuga.
A ver, la disconformidad apunta no a la calidad, sino (de nuevo con la cantaleta de siempre) a la relación calidad-precio. No creo que sea adecuado, por más “lechuga fresca del campo bañada con agua de rocío cada mañana”, cobrar alrededor de S/20 por una ensalada en la que casi el resto de insumos brilla por su ausencia. La situación se debería corregir. Más allá de eso, el cuidado por la frescura y hasta la buena sazón y ligereza de los aliños se aprecian bastante.
La línea baja en calorías y la keto están en evolución. He podido observar y probar cómo los productos han ido mejorando poco a poco y el empeño que se le pone al tema. Incluso al pan de semillas. Ahí se va forjando una alternativa interesante. Sobre los postres cotidianos, ajustar un poco la acidez del pie de limón y las especias al queque de la casa. Más allá de estos temas puntuales, D’Sala Caffè se perfila como un espacio con oportunidades, que ha sabido crecer en el tiempo y expandirse tratando de mantener el cuidado por los productos que utiliza, dándole realce al café y tejiendo un concepto que apunta a la diversidad mas no al alboroto.
MÁS DATOS
Puntaje: 14/20. Tipo de restaurante: café. Dirección: calle Los Libertadores 143, San Isidro. Horario: de lunes a sábado, de 7 a.m. a 9:30 p.m., y domingo de 9 a.m. a 4 p.m. No hay estacionamiento. Carta de bebidas: café y métodos, infusiones, refrescos. Precios promedio por persona (sin bebidas): S/25.