Las pizzas de Al Tavolo son delgadas y crujientes, no de esas contundencias de bordes esponjosos e infinitos a los que solemos estar (mal) acostumbrados en el Perú. (Foto: Paola Miglio)
Pizzería Al Tavolo
Paola Miglio

Con la pizza personal de Al Tavolo, probablemente se queden con ganas de más si llegan con hambre, así que van a tener que compartir una extra o hacerse de otra entera si es que son de buen diente. Y es que las de este espacio miraflorino creado con el ánimo delivery son delgadas y crujientes, no de esas contundencias de bordes esponjosos e infinitos a los que solemos estar (mal) acostumbrados en el Perú. Esto, para mí, le suma puntos, ya que en pizzas siempre tiendo ir hacia lo crocante y ligero, donde el producto es lo que cobra protagonismo y la masa se integra, orgánicamente, creando un bocado único y sabroso. Un estilo romano, al que le puedo dejar pasar algunas imperfecciones siempre y cuando el insumo sea de buena calidad.

Siempre y cuando el insumo sea de buena calidad, pues en Al Tavolo eso no pasa. Si bien es un formato que nace para llevar y se apunta a lo fácil y práctico, eso no tiene por qué mellar en la relación calidad-precio. Una pizza pequeña personal vale S/24,90, la más simple, la hawaiana o la margarita. Luego se va incrementando el precio según los adicionales, que tampoco son las mejores elecciones del mercado (está, por ejemplo, la del maestro, con pepperoni, champiñones, pimiento, tocino y jamón). Otras sí muestran creatividad, sobre todo con vegetales difíciles como la berenjena (zapallito italiano, tomates cherry) y con sazones lejanas, como la tandoori masala, de pollo al curry con champiñones y pimientos; sin embargo, los finales no llegan a buen puerto y podría regularse mejor la condimentada. A algunos les falta y a otros les sobra.

La visita fue al local de Enrique Palacios: ordenado, la atención muy amable y rápida, y el espacio prolijo. Además, hay algunas banquitas y dos barras para comer al paso, donde se pueden acomodar si no quieren la pizza para llevar. La experiencia, eso sí, mejora cuando se come in situ que cuando se pide por delivery. Ahora, me pregunto, siendo un concepto que nace con esa esencia, ¿no debería llegar la pizza a casa en excelentes condiciones?

Para completar, la lasaña: demasiada pasta (el agua no se ha escurrido bien), pasada de cocción, muy poco queso, aunque correcta ejecución y cantidad de boloñesa. Es una porción personal tirando a pequeña que se sirve en envase de aluminio. Si ya se esforzaron por trabajar con diseños divertidos la caja de la pizza, ¿por qué no optar por una opción más amigable con el ambiente para la pasta? Queda el pendiente.

Conceptos como Al Tavolo son necesarios en Lima. Cartas puntuales, con pocas opciones que no mareen, pero con las necesarias para encontrar una diversidad que no aburra. Lugares especializados que buscan satisfacer antojos de manera rápida y sabrosa. Pero no solo basta imaginación y empeño, el precio debe enlazarse con el nivel del insumo. Hay que pensar también en la calidad que se ofrece. Las posibilidades están servidas, el propósito de enmienda queda en su cancha.

Puntaje: 12/20. Tipo de restaurante: pizza y lasaña. Dirección: Enrique Palacios 598, Miraflores (mayormente delivery). Contacto: . Horario: todos los días de 12 m. a 11 p.m. Estacionamiento: puerta calle. Carta de bebidas: refrescos. Precios: pizzas personales desde S/24,90, lasaña S/18,90.


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