Lo que sorprende, además, es que, si bien el recorrido dulce no cumple completamente, es el mundo salado el que engríe con descaro. (Foto: El Comercio)
Paola Miglio | María Almenara
Paola Miglio

En una esquina de la Av. La Mar se levanta un imponente establecimiento dedicado al dulce goce y al disfrute. Ahí están los cuarteles de lo que hasta hace algunos años fuera un emprendimiento pequeño, que llevaba tortas a domicilio, que crecía con esfuerzo y dedicación. A María Almenara la conocí por las redes sociales. Su torta de chocolate de estilo cumpleañero se encontraba entre una de las favoritas de los aficionados, y su legión de seguidores apoyaba sus iniciativas con entusiasmo. Cuando abrió en La Mar, la propuesta había crecido. La carta incluyó también salados y se planteó como una cafetería con bastante gancho local, así como le gusta al , con muchas opciones, como para no saber qué elegir, pero siempre teniendo todo a la mano, por si acaso.

Me pregunto, entonces, si eso es lo que ha hecho que el local tropiece un poco. Si el crecimiento no ha sido controlado (el año pasado abrieron otro), si la expansión los agarró de sorpresa y si la apuesta por un menú más reducido no sería una mejor solución. Y me lo pregunto porque de los varios postres que pido (en realidad pedimos, porque fui varias veces y con compañía), solo algunos cumplen las expectativas. Por ejemplo: la tartaleta de frutas se ve apetitosa, pero la masa se muestra hasta dura y seca; el pastel de zanahoria carece de humedad; los cheesecakes no terminan de consolidarse en consistencia; el rollo de canela no se anima ni metiéndolo en el horno; y el croissant, poco crujiente, no consigue su objetivo ni siquiera para darle vida a un mixto. Debo señalar, eso sí, que la torta de chocolate sigue manteniendo su carisma y la abundancia de salsas; la bruselina es un bocado fresco y crocante, en el que se entreveran cremas y fresa. Y su alfajor es tierno y de buen manjar. Acompáñenlo con un correcto café.

Lo que sorprende, además, es que, si bien el recorrido dulce no cumple completamente, es el mundo salado el que engríe con descaro: ensaladas y un sánguche cubano contundente bien hecho, caliente y de gusto justo; una tostada simple con la palta bien escogida; un omelette de buena humedad acompañado de tostadas. Imagino que el apuro del día a día puede hacer que algunos detalles se pasen por alto, pero siendo lo dulce el atractivo principal del negocio, debería retrocederse un par de pasos para ver en dónde se perdió el hilo.

María Almenara es un espacio agradable, de muy amable trato y estética entretenida, construido con pasión y con ganas de llegar al máximo de sus posibilidades, pero no hay que olvidar que el avance no puede enturbiar la calidad y factura de los productos, y que a veces es bueno reflexionar para continuar, con pausa, sin prisa. Con el mismo empeño y usando el conocimiento y el cariño con el que comenzó el proyecto. Recordar siempre: no se crece solo en tamaño.

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Puntaje: 14/20. Tipo de restaurante: pastelería y panadería artesanal. Dirección: Av. La Mar 698, Miraflores. Horario: todos los días de 7 a.m. a 10 p.m. Estacionamiento: puerta calle. Carta de bebidas: café, refresco, infusiones. Precio promedio por persona (sin bebidas): S/30.


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