¿Recuerdas de pequeño cómo se sentía cuando alguien celebraba tus logros? Esa sensación de alegría que iluminaba tu mundo, como si fueras capaz de cualquier cosa o quizás también esos momentos en los que, al ser ignorado o criticado, algo dentro de ti se apagaba. Sin duda, detrás de cada sonrisa, inseguridad y duda, se esconde una red de experiencias y relaciones que lentamente ha ido construyendo la esencia de nuestra autoestima. Y en este proceso, nuestros padres han sido los principales arquitectos de ese cimiento que sostiene nuestra confianza y que guía nuestras decisiones, ya que con cada palabra, gesto y mirada se convierten en un espejo emocional donde aprendemos a vernos reflejados y a valorar quiénes somos, moldeado así nuestra identidad.
Pero ¿qué significa realmente construir una autoestima saludable en un niño? Desde luego, no se trata solo de llenarlo de elogios vacíos o de suavizar cada desafío, sino de alcanzar un delicado equilibrio entre el amor incondicional y una guía firme. En definitiva, en cada interacción los padres tienen la oportunidad de enseñarles a reconocerse con respeto, a ser resilientes y a valorarse por quienes son, por lo que cada abrazo, corrección y palabra se convierte en un ladrillo en los cimientos de su confianza, preparándolos para enfrentar el mundo con seguridad y autocompasión.
“Definitivamente, los padres desempeñan un rol fundamental en el desarrollo de la autoestima de sus hijos, ya que son sus primeros modelos a seguir y la fuente principal de afecto y seguridad. A través de sus interacciones, les enseñan sobre su valor, sus capacidades y cómo manejar sus emociones, estableciendo así las bases para un autoconcepto saludable y una confianza duradera. Por ello, una crianza respetuosa y amorosa fomenta en los niños un sentido de pertenencia y seguridad, lo cual contribuye a una autoestima saludable, esencial para el bienestar emocional. Asimismo, esto les brinda una mayor resiliencia ante los fracasos y una visión más positiva sobre sí mismos, por lo que se sienten más motivados a probar cosas nuevas asumir riesgos, superar obstáculos y perseguir sus sueños. Además, esta base emocional contribuye a mejorar sus relaciones interpersonales, su desempeño académico y puede ayudar a prevenir problemas de salud mental en el futuro”, explicó la licenciada Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de la Clínica Internacional a Hogar y Familia.
¿Cuáles son los aspectos claves para fomentar una autoestima saludable en los niños?
De acuerdo a la doctora Tatiana Mogollón, psicóloga y docente de Continental University of Florida existen cuatro pilares cruciales para promover el desarrollo de una autoestima saludable en los niños:
- Validación emocional: Es importante que los padres validen las emociones de sus hijos, ya sean positivas o negativas, en lugar de ignorarlas o minimizarlas. Al enseñarles que está bien sentirse frustrados, tristes o enojados, los niños aprenden que sus sentimientos son válidos y que no deben avergonzarse de ellos.
- Apoyo incondicional: Cuando los niños sienten que cuentan con el amor y el apoyo incondicional de sus padres, desarrollan un mayor sentido de seguridad. Ciertamente, esta base emocional les permite explorar el mundo y enfrentar nuevos desafíos sin temor a fracasar o ser rechazados. De igual manera, aprenden a aceptarse a sí mismos, más allá de sus errores o logros, lo cual es vital para construir una imagen positiva y valorarse por quienes son.
- Fomentar la autonomía: A medida que los niños crecen, es importante que los padres promuevan su autonomía, dándoles la oportunidad de tomar decisiones adecuadas para su edad y asumir pequeñas responsabilidades. Esto los ayuda a confiar en sus capacidades y a desarrollar una sensación de competencia, lo que se traduce en mayor seguridad y convicción para enfrentar nuevos desafíos.
- Reconocimiento de esfuerzos: Es crucial que los padres enfaticen la importancia del esfuerzo, la perseverancia y el aprendizaje en lugar de enfocarse únicamente en los logros o resultados. Por ejemplo, pueden elogiar el tiempo y el esfuerzo dedicados a una tarea, lo que fomenta una mentalidad de crecimiento. Así, los niños aprenden que sus capacidades pueden mejorar con esfuerzo y dedicación, fortaleciendo su autoestima y resiliencia ante fracasos o decepciones.
¿Cómo influye el ambiente familiar en la autopercepción y autovaloración de los niños?
El ambiente familiar es clave, ya que crea un espacio donde los niños aprenden a percibirse a sí mismos y a los demás. Por lo tanto, como destacó el psicólogo y docente, José Soza, un entorno seguro, donde se fomenta la comunicación abierta y se valoran los logros sin comparaciones, permite que los niños crezcan sintiéndose valorados y capaces. En cambio, un ambiente conflictivo o crítico puede hacer que se sientan inseguros y duden de su propio valor.
“Sin lugar a duda, esto guarda una estrecha relación con los estilos de crianza, pues cada uno de ellos puede tener un impacto distinto en la autoestima. Por ejemplo, una crianza autoritaria, con reglas rígidas, castigos y poca comunicación, puede generar miedo y dependencia en los niños, lo que, a su vez, repercute negativamente en la autoestima. Por otro lado, una crianza permisiva, que carece de límites y exigencia, puede causar inseguridad y baja autoestima. Mientras que, la crianza democrática o autoritativa, la cual se basa en la comunicación abierta, el respeto mutuo, la flexibilidad y el establecimiento de límites claros, fomenta una mayor autonomía, responsabilidad y seguridad, generando así una autoestima más positiva y saludable”, aseguró Tuñoque.
¿Cuáles son los errores más comunes que afectan la autoestima de los niños?
La crianza de los hijos es una de las tareas más complejas y significativas que enfrentan los padres. Sin embargo, en ocasiones, por la falta de conciencia sobre el impacto de sus palabras o acciones en el desarrollo emocional de los niños, los adultos pueden cometer una serie de errores que afectan negativamente la autoestima de los más pequeños.
Según la especialista de Continental University of Florida, uno de los más comunes suele ser las comparaciones constantes con otros niños o incluso entre hermanos, lo cual puede llegar a ser bastante dañino y provocar sentimientos de insuficiencia, resentimiento e inseguridad, puesto que los niños desarrollan una imagen negativa de sí mismos al sentir que no cumplen con las expectativas en comparación con los demás.
“Otro gran error que uno suele cometer como padre es sobrecargar al niño con una serie de expectativas. Muchas veces se le imponen metas irrealistas que pueden generar ansiedad y frustración, lo que progresivamente va minando su autoconfianza y, por ende, su autoestima”.
De igual manera, las críticas destructivas constantes, especialmente sobre su persona y no sobre sus acciones, pueden erosionar severamente su confianza y autoimagen. La psicoterapeuta señaló que, si el niño se equivoca, se saca una mala nota o si de repente moja la cama, es fundamental tomarlo como parte de su proceso de aprendizaje y expresarlo de manera respetuosa, usando palabras que no dañen su autoestima.
No validar sus logros también es una falla muy frecuente que, a menudo, pasa desapercibida para los padres. Cuando los niños muestran una buena conducta, obtienen buenas calificaciones o logran realizar tareas en casa por sí solos, es fácil que los padres ignoren estos avances, como si no tuvieran importancia. No obstante, este descuido puede tener consecuencias negativas en su autoestima. Por consiguiente, es fundamental reconocer y celebrar cada pequeño logro, independientemente de cuán insignificante pueda parecer. Por ejemplo, si lavaron su plato u ordenaron su cuarto, estas son oportunidades valiosas para reforzar su autoestima, pues un simple comentario positivo o una felicitación en esos momentos puede marcar una gran diferencia en la manera en que se perciben a sí mismos y en su desarrollo emocional.
“La sobreprotección es otro punto a tomar en cuenta, pues al proteger excesivamente a los niños de los desafíos y fracasos, los padres limitan sus oportunidades de aprender a enfrentar y superar dificultades por sí mismos. Esta falta de experiencia en la resolución de problemas puede hacer que los niños se sientan incapaces e inseguros, ya que no desarrollan la confianza necesaria en sus propias habilidades. Además, al no permitirles tomar decisiones o experimentar las consecuencias de sus acciones, los adultos pueden transmitir, sin darse cuenta, un mensaje de que sus hijos no son lo suficientemente competentes. Como resultado, los niños pueden crecer con una percepción distorsionada de sus capacidades, lo que afecta negativamente su autoestima y su capacidad para afrontar la vida de manera autónoma”, sostuvo el doctor Soza.
¿Cuáles son las señales de alerta que indican que un niño está desarrollando una baja autoestima?
Como recalcó la experta de la Clínica Internacional, es importante que los padres estén atentos a las siguientes señales que podría evidenciar una baja autoestima en el niño:
- Inseguridad: Vemos que el niño o adolescente duda de sus capacidades, no se siente capaces de lograr algo, está desmotivado, presenta falta de iniciativa, miedo al fracaso y evita nuevos desafíos.
- Excesiva autocrítica: Se culpa constantemente por sus errores, tiene una percepción negativa de sí mismo y se compara negativamente con otros.
- Sentimientos de inferioridad: Tiende a enfocarse en los problemas y a resaltar los aspectos negativos de cada situación. Frente a las dificultades, se siente derrotado incluso antes de intentarlo, convencido de que el resultado será desfavorable. Esto lo vuelve más susceptible a las críticas, le hace sentir que no cuenta con apoyo y que sus esfuerzos no son valorados.
- Aislamiento social: Evita el contacto con otros niños por miedo al rechazo y se muestra inseguro al relacionarse, por lo que tiene cierta dificultad para hacer amigos.
“Si no se trabaja en la autoestima durante la infancia, esto puede traer consigo una serie de consecuencias negativas en la adolescencia y la adultez. Por ejemplo, pueden tener problemas para conectar con los demás, para expresar sus necesidades, confiar en otros o para mantener relaciones estables. Asimismo, la baja autoestima aumenta la vulnerabilidad a problemas, como la ansiedad, la depresión, el aislamiento, la falta de motivación y la baja capacidad para afrontar el estrés. Del mismo modo, pueden tener dificultades para alcanzar sus metas, tomar decisiones, seguir sus sueños o crecer profesionalmente, así como también son más propensos a ceder ante la presión social, lo que les impide defender sus valores e ignorar su propia identidad”.
¿Qué estrategias pueden emplear los padres para fomentar una autoestima saludable en sus hijos?
Los niños con una autoestima saludable tienden a ser adultos seguros de sí mismos, con habilidades para enfrentar problemas y construir relaciones sanas. Como afirmó el psicólogo, una buena autoestima contribuye al bienestar emocional, al éxito profesional y a una vida más satisfactoria.
Por esta razón, es fundamental que los padres pongan en práctica algunas estrategias y actividades que pueden ayudarlos a fortalecer la autoestima de sus hijos.
- Practicar la gratitud y aceptación: Enseñar a los niños a reconocer lo que les gusta de sí mismos y las formas saludables de cómo mejorar aquellos aspectos que no les agrada de sí mismos.
- Establecer metas alcanzables: Ayudar a los niños a establecer y alcanzar metas realistas, reconociendo sus recursos, necesidades, pero, sobre todo, el propósito por el cual se plantea dicha meta.
- Fomentar los hobbies: Incentivar la exploración de intereses y pasatiempos, cuantas más experiencias significativas tenga, mayor es la posibilidad de descubrir la vocación.
- Trazar límites claros y consistentes: Cuando los padres establecen normas y expectativas de forma coherente, crean un ambiente seguro y estable que les brinda a los niños confianza y estructura. Esta consistencia les ayuda a desarrollar la autodisciplina y una autoestima positiva, pues aprenden a valorarse y respetarse dentro de un marco de respeto mutuo y claridad.
- Fomentar el autocuidado: Esto les enseña a los niños a valorarse y atender sus propias necesidades, lo cual fortalece su autoestima y les ayuda a reconocer su propio bienestar como una prioridad.
- Ser modelos positivos: Los padres actúan como modelos a seguir. Por ello, si cuidan su propia autoestima y bienestar, les están enseñando a sus hijos la importancia del autocuidado y el amor propio, lo que a su vez crea un ambiente donde los niños pueden aprender a valorarse a sí mismos.
- Llevar un diario de logros: Hacer que los niños lleven un diario donde registren sus logros diarios, a fin de que reconozcan el valor del proceso a modo de esfuerzo, antes que el resultado. Además, pueden colocar afirmaciones positivas como, por ejemplo, “soy inteligente”, “puedo lograr lo que me proponga”, “soy valiente”, etc.
- Compartir tiempo de calidad: Dedicar tiempo para actividades que disfruten juntos, fortaleciendo la conexión emocional, le brindará mayores recursos, confianza y seguridad para enfrentarse a las demandas del entorno.
- Realizar juegos de rol: Practicar situaciones sociales que les ayuden a ganar confianza y desarrollar estrategias para responder de manera adecuada, sin sentirse abrumados o sobrepasados.
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