La llegada de un hijo es, sin duda, uno de los momentos más significativos y transformadores en la vida de una pareja. Si bien este hecho representa una inmensa felicidad, también trae consigo una serie de desafíos. Tras una espera llena de ilusión, la pareja debe adaptarse a su nuevo rol como padres y a una etapa que pone a prueba la solidez de la relación. Las noches sin dormir, las nuevas responsabilidades y el cuidado constante de un recién nacido transforman por completo las rutinas, lo que facilita caer en el agotamiento y centrar la atención únicamente en el bebé. Esto suele afectar la dinámica de la pareja, relegando la intimidad y la conexión emocional a un segundo plano.
Aunque los seis primeros meses después del nacimiento suelen ser los más desafiantes, es precisamente en esos momentos de cambio cuando más importante resulta fortalecer el vínculo de pareja. Por ello, es crucial crear una base sólida que les permita no solo atravesar esta nueva etapa de forma positiva, sino también disfrutarla como una oportunidad única de crecimiento individual y, sobre todo, conjunto, facilitando así la consolidación de la relación como compañeros de vida.
Mantener una relación de pareja saludable no solo es fundamental para el bienestar de la pareja, sino también para el desarrollo integral del bebé, quien se beneficia de un hogar donde los padres se apoyan mutuamente. Por esta razón, Hogar y familia conversó con especialistas para conocer estrategias que ayudan a seguir fortaleciendo el lazo afectivo en la pareja cuando las exigencias diarias parecen dejar poco espacio para el romanticismo, la conversación o incluso un momento de tranquilidad compartida.
¿Cuáles son los principales cambios en la pareja tras la llegada de un hijo?
De acuerdo al doctor Alberto Alegre Bravo, psicólogo y coordinador académico de la carrera de Psicología de Continental University of Florida, la llegada de un bebé, aunque llena de alegría, también implica un cambio radical y transformador para la pareja, que enfrenta variaciones en la dinámica diaria y el tiempo disponible para compartir, lo cual puede generar una sensación de desconexión, incluso en las parejas más enamoradas, si no se maneja adecuadamente.
Esto se debe a que las prioridades se reconfiguran, afectando el tiempo y la energía disponibles para la relación. Por ejemplo, aquellos momentos dedicados a salir, conversar o simplemente disfrutar de la compañía de la pareja, se ven reducidos. Por consiguiente, como señaló la psicóloga clínica, Ana Ramírez, las parejas pueden enfrentar desafíos emocionales y psicológicos que impactan tanto a su vínculo de pareja como su bienestar individual.
“Uno de los principales retos es el manejo del estrés que puede surgir de las demandas constantes del cuidado del bebé, la falta de sueño y la presión de adaptarse a los nuevos roles. La fatiga acumulada puede intensificar la irritabilidad y disminuir la paciencia, los que puede generar tensiones entre ambos. Asimismo, es posible la disminución de la intimidad emocional y física. La rutina diaria puede hacer que la pareja se sienta más como compañeros de crianza que como una pareja romántica, generando así una sensación de distancia emocional”.
Por su parte, Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de la Clínica Internacional destacó que otro de los cambios que las parejas pueden experimentar es el ajuste a los nuevos roles, pues cada miembro debe adaptarse a su rol de madre o padre. Esto puede provocar inseguridades o conflictos si las expectativas no están alineadas, lo que puede derivar en tensiones al abordar la crianza.
¿Cómo mantener la conexión emocional después del nacimiento de un hijo?
Comunicación abierta y honesta
Una comunicación abierta y efectiva es vital para la salud de la relación, ya que permite que ambos miembros de la pareja expresen sus sentimientos y preocupaciones. El doctor Alegre señaló que hablar abiertamente ayuda a prevenir malentendidos y resentimientos, fomentando una conexión emocional más fuerte y facilitando la colaboración en las tareas de crianza.
“Practicar la escucha activa, que implica prestar atención plena y validar las emociones del otro, es clave. Establecer un momento diario para conversar sin distracciones puede fortalecer la conexión. La pareja puede ser capaz de expresar el uno al otro cómo se siente, qué preocupaciones tiene y qué necesita en un diálogo basado en el respeto y libre de prejuicios”, expresó la psicóloga clínica.
Tiempo en pareja
Reservar tiempo para compartir en pareja es esencial para mantener la conexión emocional y la complicidad. Incluso con una agenda ocupada, es fundamental encontrar momentos para disfrutar de actividades juntos. Como mencionó el experto de Continental University of Florida, esto les ayuda a recordar que, además de ser padres, siguen siendo una pareja con necesidades afectivas. Planificar escapadas cortas o citas fuera de casa puede revitalizar la relación, ya que priorizar estos espacios fortalece el vínculo y reduce la posibilidad de distanciamiento emocional.
Este tiempo compartido permite reforzar la comunicación y la intimidad, pues al desconectarse de las tareas parentales, las parejas pueden redescubrirse mutuamente, hablar sobre sus sentimientos y experiencias, así como disfrutar de momentos de diversión y relajación. Esto no solo fortalece al vínculo, sino que también reduce el estrés y la tensión acumulada, promoviendo un ambiente más positivo en el hogar, explicó la psicóloga clínica.
“Equilibrar el tiempo dedicado al bebé y a la pareja requiere de una planificación consciente. Es útil establecer horarios y rutinas que incluyan momentos solo para la pareja, por lo que la ayuda de familiares o cuidadores puede proporcionar tiempo libre para reconectar. También es importante ser flexibles y adaptarse a las necesidades cambiantes, al igual que aceptar que no todo será perfecto y disfrutar de los momentos simples. Un ejemplo podría ser disfrutar de una cena juntos mientras el bebé duerme”, sostuvo Alberto Alegre.
Definir y negociar los roles
Definir y negociar los roles parentales es fundamental para evitar conflictos y garantizar una crianza equilibrada. Las conversaciones honestas sobre las expectativas y capacidades de cada miembro permiten establecer acuerdos claros y flexibles que facilitan la adaptación a las circunstancias sin tensiones innecesarias.
“Revisar y ajustar estos roles con regularidad es clave para mantener el equilibrio. Por ejemplo, la pareja puede repartir las tareas del hogar y la crianza de manera equitativa para que ambos se sientan valorados y apoyados”, aseguró el psicólogo.
Apoyo mutuo
Cuando ambos se involucran en las responsabilidades parentales, se sienten comprometidos, fomentando un ambiente de trabajo en equipo. Esta colaboración alivia el estrés y la fatiga, reforzando la conexión emocional. La especialista recalcó que reconocer y valorar los esfuerzos del otro es crucial, ya que este simple acto mejora el clima familiar y fortalece el vínculo afectivo.
“Implementar un sistema para turnarse en tareas nocturnas o en actividades cotidianas, como el cambio de pañales o la preparación de comidas, puede hacer que ambos se sientan más apoyados y menos abrumados. De esta manera, cada pequeño gesto de ayuda se convierte en un ladrillo que fortalece la base de la relación”.
Reconectar a nivel emocional y físico
La llegada de un hijo suele alternar la vida sexual de la pareja, pues las demandadas físicas y emocionales pueden disminuir la intimidad, así como también desencadenar una serie de sentimientos de agotamiento y cambios hormonales que afectan el deseo sexual. Por esta razón, como precisó Tuñoque, es importante entender que esta es una etapa que va a pasar, por lo que es necesario conversarlo de manera anticipada para que ambos asuman con paciencia este proceso.
Por consiguiente, para mantener o reavivar la intimidad y el deseo sexual después del nacimiento de un hijo, Ramírez recomendó las siguientes estrategias:
- Crear espacios exclusivos: Buscar momentos en los que puedan estar a solas, ya sea planificando citas nocturnas en casa o escapadas breves. Estos momentos les permiten reconectar emocionalmente y disfrutar de su relación como pareja.
- Establecer rutinas de intimidad: Aunque la frecuencia de la actividad sexual puede cambiar, establecer momentos dedicados a la intimidad, como caricias o masajes, puede ayudar a mantener la conexión física y emocional.
- Ser pacientes y comprensivos: Reconocer que los cambios en el deseo sexual son normales y que ambos están en un proceso de adaptación. Practicar la paciencia y el apoyo mutuo durante esta fase puede fortalecer la relación.
- Incorporar afecto diario: Pequeños gestos de afecto, como abrazos, besos o incluso palabras de aliento, son cruciales para mantener viva la chispa. Estos gestos ayudan a cultivar la cercanía y el vínculo emocional.
- Buscar alternativas creativas: Explorar nuevas formas de intimidad, ya sea a través de juegos, bailes o simplemente disfrutando de un momento de relajación juntos, puede reavivar la conexión.
- Priorizar el autocuidado: Fomentar el autocuidado para ambos padres puede mejorar el estado de ánimo y la energía, lo que a su vez contribuye a una vida sexual más satisfactoria. Estar emocionalmente equilibrados permite disfrutar más de los momentos juntos.
- Estar abiertos a la experimentación: La intimidad puede adoptar muchas formas. Estar abiertos a explorar nuevas dinámicas y descubrir lo que funciona mejor para ambos puede enriquecer la vida sexual.
Resolución de conflictos
Las parejas deben estar atentas a señales de alerta que puedan indicar que algunos pequeños conflictos están empezando a escalar. De acuerdo a Alegre Bravo los más comunes suelen ser: la falta de comunicación, la acumulación de resentimiento y la falta de tiempo de calidad en pareja. Además, reconocer los signos de estrés y cansancio extremo puede ayudar a abordar los problemas antes de que se intensifiquen. Igualmente, la evitación de discusiones importantes o el uso de silencios como forma de castigo también son alertas que deben tratarse a tiempo.
“La comunicación abierta y honesta es clave. Por supuesto, un lenguaje que empiece con “yo” en lugar de “tú” puede ayudar a evitar discusiones y a expresar sentimientos sin que la otra persona se sienta atacada. Asimismo, es útil establecer un espacio y tiempo designado para discutir conflictos sin interrupciones, lo que permite abordar problemas de manera más efectiva. De igual forma, practicar la empatía y reconocer el esfuerzo del otro también son aspectos cruciales para mantener la armonía y fortalecer el vínculo emocional”, afirmó Ana Ramírez.
Cuidado personal
El autocuidado desempeña un papel importante en el bienestar emocional de ambos padres y su relación, por lo que dedicarse tiempo para actividades que les brinden satisfacción personal ayuda a reducir el estrés y a mejorar el estado de ánimo. En concreto, como mencionó el experto, los padres emocionalmente saludables pueden ofrecer un mejor apoyo a sus hijos y mantener una relación de pareja más armoniosa.
“Por ejemplo, los miembros pueden establecer rutinas para cada uno que incluyan el tiempo necesario para el autocuidado, como salir a caminar, practicar meditación o disfrutar de un baño relajante. Desde luego, esto les permite retomar su rol en la pareja con una energía renovada y una mayor conexión emocional”, indicó la psicóloga clínica.
En caso una pareja sienta que su relación está sufriendo tras la llegada de un hijo, es decir, existe una falta de comunicación, conflictos constantes o sentimientos persistentes de desconexión, lo más recomendable es buscar apoyo profesional, ya que un terapeuta puede ofrecer una serie de herramientas y estrategias para mejorar la comunicación y resolver las diferencias. Definitivamente, este tipo de apoyo no solo ayudará a mejorar la relación, sino que también puede proporcionar un espacio seguro para expresar emociones y manejar el estrés que conlleva la crianza.
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