La infancia es un período lleno de descubrimientos, emociones intensas y aprendizajes constantes, pero también está marcado por una serie de desafíos, tanto para los padres como los niños, quienes deben enfrentarse a experiencias que pueden ser tan desgarradoras como inevitables. Sin duda, uno de los más comunes es la ansiedad por separación, donde cada despedida, incluso la más breve, se convierte en un reto significativo para los infantes, ya que estar lejos de sus padres no solo les resulta incómodo, sino que desencadena una montaña rusa de emociones. Por esta razón, este fenómeno, que surge con frecuencia cuando los pequeños comienzan a explorar el mundo más allá de la seguridad de sus progenitores, representa una de las primeras pruebas emocionales que deben afrontar y superar.
“La ansiedad por separación en la infancia es un trastorno del desarrollo caracterizado por una angustia intensa y persistente que un niño experimenta cuando se enfrenta a la separación de las figuras de apego principales, como los padres y cuidadores. Si bien este tipo de ansiedad es una repuesta emocional natural en la primera infancia, especialmente entre los 6 meses y 3 años de edad, cuando los niños están desarrollando un sentido de seguridad y apego; sin embargo, se considera un trastorno cuando es desproporcionado para la edad del niño, dura al menos cuatro semanas y causa un deterioro significativo en el área social, académico o en otras funciones diarias del infante”, explicó Madeli Santos, psicóloga clínica y neuropsicóloga educativa especializada en crianza consciente a Hogar y Familia.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos de ansiedad- entre los que se incluye el trastorno de ansiedad por separación- son los problemas de salud mental más comunes del mundo. Solo en el 2019, se estima que 301 millones de persona padecieron alguno de estos trastornos, cuyos síntomas suelen aparecer durante la infancia o la adolescencia.
¿Cuáles son los principales síntomas de la ansiedad por separación en los niños?
Los niños que sufren de ansiedad por separación pueden mostrar una variedad de síntomas, tanto emocionales como físicos. Por un lado, como aseguró Tatiana Mogollón, psicóloga y docente de Continental University of Florida, pueden manifestar miedo extremo de que algo malo les suceda a sus padres, preocupación constante de que se perderán o serán abandonados, así como también una resistencia intensa a quedarse solos o separarse de ellos, incluso por períodos cortos, lo que refleja una dependencia excesiva a los progenitores. Asimismo, pueden experimentar dolores de cabeza, náuseas, dolores de estómago y otros síntomas somáticos en situaciones de separación.
También pueden tener pesadillas recurrentes sobre la separación y, en algunos casos, incluso pueden llegar a experimentar terrores nocturnos. De igual manera, como señaló Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de la Clínica Internacional, en ocasiones los niños pueden tener comportamientos regresivos, como volver a tener accidentes referentes al control de esfínteres.
“Aunque es natural que los niños pequeños muestren ansiedad cuando se separan de sus padres, sobre todo, en situaciones nuevas o desconocidas, los adultos pueden distinguir un comportamiento normal de la ansiedad por separación por la intensidad y duración de los síntomas. Básicamente, en un niño con un desarrollo típico, la ansiedad tiende a disminuir a medida que se acostumbra a nuevas experiencias y aprende que los padres o cuidadores regresan después de la separación. No obstante, si el menor presenta una angustia extrema, evita situaciones por miedo a la separación o síntomas físicos recurrentes sin una causa médica aparente, podría tratarse de un trastorno de ansiedad por separación”, indicó Mogollón.
¿Cuáles son los principales factores que pueden desencadenar la ansiedad por separación en los niños?
Según la neuropsicóloga educativa hay varios factores que pueden desencadenar o agravar la ansiedad por separación, incluidos cambios significativos en la vida del niño, como mudanzas, cambio de colegio o la llegada de un nuevo hermano. Igualmente, situaciones estresantes, como la enfermedad o muerte de un ser querido y problemas en la familia, ya sea el divorcio o los conflictos entre los padres, pueden aumentar la vulnerabilidad del niño a desarrollar esta respuesta emocional.
Asimismo, el tipo de apego que un niño desarrolla en la infancia tiene un impacto significativo en su propensión a experimentar ansiedad por separación. Como afirmó la especialista de Continental University of Florida, los menores con apego seguro, es decir, aquellos que se sienten cómodos en la presencia de sus cuidadores y confían en que estos estarán disponibles cuando los necesiten, suelen manejar mejor las separaciones. En cambio, los niños con un apego inseguro (evitativo, ambivalente o desorganizado) pueden experimentar una mayor ansiedad ante la separación, ya que su relación con sus progenitores es menos predecible o consistente.
“Las experiencias tempranas, especialmente las relacionadas con la consistencia y calidad del cuidado que recibe un niño, son fundamentales en el desarrollo de la ansiedad por separación. Por ejemplo, niños que han experimentado situaciones de abandono, negligencia o que han sido separados repetidamente de sus cuidadores primarios en los primeros años de vida, son más propensos a desarrollar ansiedad por separación. Por ello, la manera en que los padres responden a las necesidades emocionales del niño, como brindar consuelo y apoyo en momentos de estrés, también influye en cómo el menor aprenderá a manejar la ansiedad en general”.
Además, los padres que son excesivamente protectores o que transmiten sus propias ansiedades al pequeño pueden sin querer fomentar una dependencia emocional que dificulta la adaptación del niño a situaciones de separación. De igual manera, los factores genéticos como el temperamento pueden predisponer a un infante a desarrollar ansiedad por separación. De acuerdo con la psicóloga clínica, diversos estudios sugieren que, los niños con un temperamento inhibido, es decir, que tienden a ser más tímidos, cautelosos y que reaccionan de manera exagerada ante nuevas situaciones, tienen un mayor riesgo de padecer algún tipo de ansiedad.
“Hay niños que pueden heredar una tendencia biológica a ser ansiosos; no obstante, la ansiedad y el temor también se pueden aprender de los miembros de la familia o pueden ser desencadenados por algún trauma en la infancia”, precisó Tuñoque.
¿Qué impacto puede tener la ansiedad por separación en el desarrollo emocional y social de un niño?
La ansiedad por separación puede tener un impacto significativo en el desarrollo del niño, por lo que, si no se maneja adecuadamente, puede limitar su capacidad para explorar y aprender de nuevas experiencias. De acuerdo Tatiana Mogollón, un niño que experimenta ansiedad por separación puede evitar situaciones sociales, como ir a la escuela o participar en actividades extracurriculares, afectando así sus habilidades sociales y su capacidad para desarrollar relaciones con sus compañeros. Además, la ansiedad prolongada puede llevar a un desarrollo emocional más lento, con dificultades para regular las emociones y una mayor propensión a la inseguridad y la baja autoestima.
“Las personas que no superaron la ansiedad por separación en la infancia pueden desarrollar trastornos de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobia social, trastorno de estrés postraumático, especialmente si la ansiedad por separación estuvo relacionada con eventos traumáticos, al igual que el trastorno de personalidad dependiente. Además, pueden tener una mayor vulnerabilidad a la depresión y problemas de apego en las relaciones interpersonales, sobre todo, en términos de independencia emocional, confianza en los demás, y en el manejo de situaciones de separación o pérdida. Desde luego, la inseguridad y la baja autoestima también son problemas comunes que pueden desencadenarse por la falta de intervención temprana”, destacó la especialista en crianza consciente.
¿Qué estrategias pueden utilizar los padres para ayudar a sus hijos a prevenir o manejar la ansiedad por separación durante la infancia?
Los padres pueden implementar diversas estrategias para ayudar a sus hijos a prevenir o manejar la ansiedad por separación. Por ello, la psicoterapeuta recomendó las siguientes:
- Establecer una rutina: Crear rutinas predecibles para despedidas y llegadas puede ayudar a los niños a sentirse más seguros. La consistencia en los horarios proporciona un marco que les permite anticipar lo que va a suceder. Básicamente, cuando un niño sabe qué esperar y cuándo ocurrirá, es menos probable que experimente ansiedad ante la separación, por ello, las rutinas diarias, como horarios para las comidas, el sueño y las actividades familiares, ayudan a crear un entorno más estable, por ende, a mitigar este problema.
- Practicar salidas cortas: Comenzar con separaciones breves y, de forma gradual ir aumentando la duración puede ayudar a los niños a acostumbrarse a estar separados de sus padres, ya que les permite desarrollar confianza en que volverán. Por ejemplo, juegos como “desaparecer y reaparecer” puede favorecer a que el niño entienda que, aunque sus padres se vayan, siempre regresan. Además, es importante que antes de la separación, los padres hablen con su hijo sobre lo que sucederá, quién estará con él, cuando regresarán, etc.
- Proporcionar una transición suave: Usar objetos reconfortantes, como una manta o un juguete favorito, puede ayudar al niño a sentirse más seguro y conectado mientras está lejos de casa. Asimismo, es útil crear rituales de despedida, como una frase o un abrazo especial, dado que pueden proporcionar una mayor seguridad.
- Hablar sobre los sentimientos: La educación emocional ayuda a los niños a identificar y expresar sus emociones de manera saludable, pues al enseñarles a los menores sobre sus emociones y cómo gestionarlas, los padres y cuidadores pueden empoderarlos para que enfrenten situaciones de separación con mayor resiliencia. Por ejemplo, pueden emplear diversas herramientas, tales como el uso del lenguaje emocional y la validación de sentimientos.
- Mostrar confianza y calma: Los padres deben mantener una actitud tranquila y confiada durante las despedidas, pues si ellos transmiten seguridad y confianza, el niño también lo va percibir, minimizando así el riesgo de que desarrolle una ansiedad por separación. Por este motivo, es indispensable que los adultos puedan trabajar en identificar y abordar sus propias ansiedades y emociones, de manera que puedan promover una mayor seguridad emocional a sus hijos.
- Utilizar historias y libros: Leer libros que traten sobre la ansiedad por separación puede ayudar a normalizar y abordar el tema de manera creativa y comprensible.
- Mantener la comunicación: En el caso de separaciones prolongadas, como dejar al niño en un campamento o en la escuela, es importante establecer un sistema de comunicación (como una nota o un mensaje), con la finalidad de proporcionar tranquilidad.
- Emplear técnicas de afrontamiento: Los padres pueden enseñarles a sus hijos técnicas, como la respiración profunda o la visualización de un lugar seguro para ir disminuyendo la ansiedad de forma progresiva.
- Fomentar la independencia: Promover pequeñas responsabilidades y experiencias independientes, como jugar con otros niños o participar en actividades extracurriculares, puede ayudar a reducir la ansiedad al aumentar la confianza del menor en sí mismo. Igualmente, se le debe proporcionar al infante un entorno en donde se sienta seguro para explorar y aprender, en otras palabras, tener un área de juegos donde pueda experimentar y resolver problemas por sí mismo. También es fundamental que los padres reconozcan y celebren los pequeños logros de independencia del niño, ya que de esta manera se refuerza su autoestima y se le muestra que está progresando y manejando mejor la separación.
“Es importante tener en cuenta que la ansiedad por separación no es simplemente una fase que todos los niños superan por sí mismos. Si bien una cierta cantidad de ansiedad es normal durante la infancia, en algunos casos puede persistir y requerir de intervención profesional. De igual forma, es primordial dejar atrás la creencia de que los infantes con ansiedad por separación son malcriados o que los padres son demasiado indulgentes, ya que en realidad, este es un trastorno legítimo que puede afectar gravemente el bienestar del niño y la dinámica familiar, razón por la cual, no debería ser catalogado como una mala crianza”, recalcó Madeli Santos.
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