La preocupante situación en la que estamos respecto a la anemia requiere la participación de todos para ser superada. No es suficiente, aunque sí indispensable, que el Estado destine recursos a la atención de los casos registrados. Necesitamos evitar que se sigan produciendo las condiciones que nos han llevado a esta situación. La clave es que las familias adopten prácticas de alimentación e higiene adecuadas.
El Programa de Incentivos a la Mejora de la Gestión Municipal 2019 ha previsto S/50 millones para que más de 800 municipalidades contribuyan en los esfuerzos por combatir la anemia. Estas son la cara del Estado más cercana a los ciudadanos. Deben visitar a cada niño menor de 1 año que el centro de salud haya registrado en el programa, tres veces por mes, para verificar que recibe el suplemento de gotas, jarabe de hierro o micronutrientes entregados en el servicio de salud.
Suena bien pero, como siempre, el diablo está en los detalles. Los padrones para saber qué niño visitar y dónde dependen de la dirección registrada en el Reniec, y según reportan las mismas municipalidades, hay un porcentaje muy importante de estos que no está actualizado. Miembros de la comunidad visitan a 15 niños cada uno y se les retribuye por eso. Cuando no encuentran a todos en las direcciones registradas, no reciben el pago completo. Por ello, muchos de ellos abandonan el programa, lo que obliga a volver a capacitar a nuevo personal o enviarlo sin la debida formación.
Si los actores no están bien preparados para guiar a las familias en las prácticas de cuidado que deben adoptar, no se puede garantizar que la anemia no regresará. La comunidad es la clave para sostener el cambio.