Evidentemente, la disciplina, la exigencia y el esfuerzo son factores necesarios para alcanzar logros deportivos: el deporte de alto rendimiento exige, además de determinadas condiciones físicas y mentales, un inmenso sacrificio. Las competencias son sin duda los momentos de mayor alegría para nosotros, los espectadores, pero de mayor estrés tanto para el cuerpo como para la mente de los deportistas.
Ellos, aparte de un entrenamiento estructurado, necesitan orientación nutricional para alcanzar su máximo potencial y evitar deficiencias que afecten su rendimiento. Es importante reconocer que la correcta alimentación juega un rol primordial en su desempeño. Si como país queremos tener grandes deportistas, debemos involucrarnos 100% con la alimentación de nuestros niños y nuestras niñas.
La anemia en los deportistas es frecuente, y afecta tremendamente el rendimiento físico, la concentración, la eficacia energética y la importante actividad de las enzimas oxidativas, sobre todo en deportistas de resistencia (maratonistas) y de alto impacto (vóley, baloncesto, gimnasia rítmica). Por ello, analicemos la importancia del hierro: nuestro organismo contiene de 4 a 5 gramos de hierro, el 65% de este forma parte de la hemoglobina, una proteína transportadora dentro de los glóbulos rojos de nuestra sangre. La hemoglobina se encarga de trasladar el oxígeno a todos los tejidos de nuestro cuerpo para que se pueda producir energía, y regresa el dióxido de carbono a los pulmones para que se pueda eliminar.
El hierro es esencial para producir hemoglobina. Cuando es insuficiente, los glóbulos rojos salen chiquitos o deformes, lo que ocasiona que menos oxígeno llegue a los tejidos. Si bien son importantes otros nutrientes, como el cobre, el cobalto, el ácido fólico y la vitamina B12, el hierro lo es más. Hay dos tipos de hierro: el hemo, que está en los productos cárnicos; y el no hemo, en los alimentos de origen vegetal. Cuidado que las dietas vegetarianas: tienen mayor probabilidad de ocasionar anemia.